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CRÍTICA

'Mamífera': ¿Bebé a bordo? No, gracias

Lola no quiere ser madre y siempre lo ha tenido claro, pero tras enterarse de que está embarazada empezará a sentir la presión social.

Por Luisa Nicolás Más 26 de Abril 2024 | 14:30
Estoy a dos entrevistas de convertirme en mejor amiga de Shyamalan.

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Maria Rodríguez Soto y Enric Auquer en 'Mamífera'
Maria Rodríguez Soto y Enric Auquer en 'Mamífera' (Filmax)

Hace 2 años Rigoberta Bandini nos tuvo todo un verano cantando eso de "Por tantas ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma. Vivan las ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma-ma, mamá", ¿pero qué pasa con esas mujeres que, no es solo que no tengan hijos, es que no quieren tenerlos? ¿Con qué palabra las describimos? En inglés se han inventado eso de NoMo (no madres), pero no deja de ser una negación, implicando una oposición a un término dominante, el de madre. Ser madre (o desear serlo, no hablaremos de cuestiones médicas ni infertilidad, ese es otro asunto) es lo normal, elegir no ser madre la aberración, la lucha contracorriente, una declaración de intenciones, si no ponemos nuestro cuerpo al servicio de la sociedad, tenemos que justificarlo bien.

Se llega a entender en mujeres de cierto estatus, como una estrella de Hollywood por ejemplo, que podría perder papeles importantes; o una ejecutiva entregada al trabajo que no tiene tiempo ni para encontrar al hombre ideal, pero y tú, que trabajas en la ventanilla de un banco, dando clases en la universidad o vendiendo cerámica, tú que tienes pareja estable hace 10 años y el útero de una chavala de 20, ¿qué excusa tienes tú? ¿Odias a los niños? ¿Eres tan egoísta? Contra todos esos estereotipos y presiones capitalistas y patriarcales pelea 'Mamífera', tercer largometraje de Liliana Torres en la dirección, una comedia agridulce, reposada y rompedora solo por poner en el centro de su historia a Lola, una mujer que no va a ser madre simple y llanamente porque no le da la gana.

'Mamífera'

'Mamífera' está protagonizada por María Rodríguez Soto y Enric Auquer, Lola y Bruno, una pareja en sus 40 que se encuentran con un embarazo no buscado. Lola tiene clarísimo que no quiere seguir adelante con la gestación, pero la clínica le obliga a esperar 3 días para abortar, 3 días en los que estudiará a las mujeres con hijos que la rodean para intentar entender por qué ella no siente ese impulso y revisará las consecuencias que la sociedad le impondrá si decide que lo de ser madre no va con ella.

La hipótesis de la película es simple e inexplicablemente revolucionaria: la maternidad no es ni un instinto, ni una necesidad, ni debería ser un deber, ni mucho menos un derecho: es un deseo, y curiosamente llega a la pantalla grande con total naturalidad mientras en la pequeña Ana Obregón proclama que un bebé se puede heredar y en Estados Unidos el aborto se ha convertido en delito. Cada vez hay más mujeres que deciden no ser madres mientras otras generaciones no podían siquiera plantearse que eso fuese una cuestión, por lo que estas carecen de referentes positivos que no hayan sido estigmatizados. Un vacío que Torres busca rellenar hablándonos en paralelo de otras formas de cuidados y relaciones: la amistad, los animales de compañía y el amor romántico y sano.

'Mamífera'

El tono es fundamental para no caer en los clichés de los embarazos no deseados que el cine (de Hollywood) tanto ha explotado ya. No es una comedia (a lo 'Lío embarazoso'), pero tampoco un drama (pensamos en 'Revolutionary Road), Lola tiene estabilidad sentimental y económica, una buena red de apoyo y acceso al aborto (en Cataluña se lleva menos eso de que todo el personal médico de una provincia sea objetor de conciencia). 'Mamífera' abarca todo el espectro de emociones entre ambos extremos en un equilibrio que reside en los matices. Una tragicomedia que le debe mucho a una narración serena acompañada de la dinámica banda sonora de Joan Pons Villaró, pero sobre todo al gran trabajo de Rodríguez Soto.

Vemos todos los conflictos internos que atraviesa Lola gracias a su interpretación sutil y real, la entendemos también quienes siempre hemos querido ser madres y adoramos la maternidad. Porque 'Mamífera' no es una película sobre esa duda, pero sí hace el sano ejercicio de hacerse preguntas y mirar alrededor. Su protagonista se debate entre su completa seguridad de no querer tener hijos y el peso de llevar la contraria a una sociedad que te amenaza con la mayor soledad si no traes niños/as a este mundo para que después cuiden de ti como tú de ellos, obligándoles a comprometerse a un quid pro quo por su vida.

Para entenderla mejor, Torres hace uso de unas secuencias animadas oníricas obra de María José Garcés Larrain que ponen en collage toda la inseguridad que Lola atraviesa y sus pensamientos sobre la maternidad que no se atreve a compartir ni con sus amigas ni con su madre y ni siquiera con su pareja. Bruno realiza en paralelo a ella su propio viaje personal, aunque él puede hacerlo sin la misma presión que ella y sin que su decisión, cambie o no, sea constantemente cuestionada. Él puede, desde la calma, preguntarse si le gustaría ser padre, mientras a nosotras no se nos permite tenerlo claro, porque serlo también implica en las mujeres una renuncia de autonomía y aspiraciones que nos relega a un segundo plano. 'Mamífera' es, también, una película política, más incluso en la complicidad e intimidad de la pareja que en las estupendas escenas en la clínica.

La propaganda de las amigas

Como una cruel ironía, Lola se queda embarazada sin planearlo mientras su amiga Judit (Ruth Llopis) atraviesa un proceso de fecundación in vitro y lucha contra sus problemas de fertilidad. Torres plantea con esto varias cuestiones, pero la más interesante sería su mirada sobre cómo se construye la amistad femenina cuando unas son madres y otras no. Es cierto que requiere por ambas partes un ejercicio de empatía para entender al otro lado porque se rompen muchas de las dinámicas ya establecidas, pero no nos separa ningún abismo. Todas las relaciones evolucionan y crecen en nuevas direcciones y es maravilloso ver como ahora que hay cada vez más mujeres contando historias, directoras y guionistas, la sororidad está ocupando el espacio que el patriarcado había reservado para la rivalidad. Como dijo hace unos meses Nerea Pérez de las Heras: "Hay una grandísima propaganda alrededor de la pareja, mucha propaganda sobre la familia, y muy poca propaganda sobre lo importantes que son las redes de amigas, y la responsabilidad que hay que tener sobre su salud física y sobre su salud mental".

Hablábamos al principio de este texto de una hipótesis, la maternidad como deseo, y tras aplicar durante una hora y media el método científico a la subjetividad de la vida (y de nuestro contexto actual), llega la conclusión. Lola no tiene que cambiar de idea porque Lola no se está perdiendo nada, ni una familia, ni siquiera un bebé, no está perdiendo un futuro que nunca ha entrado en sus planes, Lola está reafirmando su identidad, sin revelaciones ni grandes giros. Nosotras parimos, nosotras decidimos y por favor, soltadnos ya el brazo.

7
Lo mejor: la relación sana de sus protagonistas. Hablar de elección libre. El tono.
Lo peor: Todas las maternidades que refleja la película tienen un velo de negatividad.