17 años después de lanzar 'Rojo intenso: la obsesión de un asesino', el madrileño Javier Elorrieta regresa a la gran pantalla. Lo hace adaptando la obra de Félix García Hernán 'Delfines de plata', cuya traslación al cine la coescribe también el propio autor junto con el cineasta. Un thriller que busca ser de altura, al narrar una historia de terrorismo, acción y con un trasfondo social y político.
La trama se concentra en un hotel de lujo de Madrid, el cual es objetivo de un grupo terrorista. Justo, en ese hotel se concentran personajes clave, como el ministro del Interior, el cual aprovecha sus habitaciones para tener encuentros sexuales con un veinteañero; y un torero. En medio, un comisario de policía que sigue al político y que, además, tiene que desarticular la célula terrorista durante este proceso.
Realmente, el regreso de Elorrieta se veía con un punto de optimismo. A pesar de que su filmografía no ha sido excesivamente brillante, los años que llevaba fuera de circulación provocaron que, al menos, despertase curiosidad su vuelta. Se añadía también el hecho de que el propio autor de la novela original participaba en la adaptación en calidad de guionista. Sin embargo, el resultado final dista mucho de la curiosidad que despertaba el proyecto.
Uno de los principales problemas de esta propuesta es que busca tocar demasiados palos. Se supone que el atentado terrorista debería ser el eje central de la trama, pero la cinta se pierde en una serie de subtramas que, finalmente, no acaban aportando nada, olvidando justamente que evitar el atentado es lo primordial. La cinta busca también hablar de la violencia policial, de la homofobia en el ámbito de la política y en la tauromaquia, del racismo que existe en la sociedad española, de la corrupción dentro del Estado.
Thriller a medio gas
Son muchos temas y todos requieren atención en su justa medida. Pues bien, Elorrieta se pierde entre todas, no es capaz de aprovechar los elementos de cada crítica para que sean aderezo de una trama central que desaparece en medio del metraje y que reaparece al final. Y es que el tono de thriller le cuesta encontrar su ritmo y su tiempo, con un último acto en el que se concentra buena parte de la acción, con resoluciones precipitadas y forzadas.
El problema es que, si se cuenta ya con una parte final demasiado precipitada, lo que hay antes tampoco logra mantener el interés en el espectador. Y es que, además de temas, lo que le sobra a la película son personajes. Una historia demasiado coral para una trama que no sabe explotar a sus protagonistas. Personajes como el ministro, finalmente, quedan demasiado desaprovechados. Inclusive en lo referente a querer tratar de explicar las intenciones del grupo terrorista o a la hora de perfilar los perfiles de los personajes inmigrantes, llenos de clichés.
Y es que 'Delfines de plata' ofrece la sensación de ser una película propia de otra época, en el peor sentido también de la expresión. Tampoco ayuda mucho que se siente que el concentrar toda la trama principal en el hotel se debe más una cuestión presupuestaria, dado que técnicamente desprende ser una producción de bajo coste, en el más sentido de su significado. Con el hecho también de que ningún personaje logra destacar, se puede decir que el regreso de Elorrieta se une al club de thrillers flojos en el que también están 'La piel del tambor', 'Fatum' u 'Objetos'.