Sorprende la precocidad de Kantemir Balagov, que a sus 26 años fue seleccionado con su ópera prima en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes. 'Tesnota', o 'Demasiado cerca' en la traducción española de su título, se convirtió rápidamente en uno de los fenómenos críticos del certamen. Motivos no le faltan, aunque, como comprobaremos, tampoco nos encontramos ante un acontecimiento de la magnitud que se anunciaba. Pero de serlo, una de las principales razones se encontraría en el talento de su director, cuya aproximación a esta historia inspirada en hechos reales, ambientada a finales de los noventa en el norte del Cáucaso, logra cobrar la forma de una cinta de VHS perdida que llega por error a nuestros manos.
Para trasladar al espectador a ese espacio sostenido en el espacio y el tiempo, Balagov está preocupado por dotar de extremo verismo a todos los elementos de la película, que aborda el secuestro del hijo mayor de una modesta familia judía y de su prometida la noche de su compromiso nupcial. Desde el reparto, compuesto por actores no-profesionales y jóvenes intérpretes de la región, que reflejan las diferentes etnias locales y las barreras del idioma, con una fuerte presencia de la lengua cabardiana como elemento de conflicto; a las localizaciones, espacios deshabitados y en descomposición con los que muestra la fractura de Rusia tras el fin de la Unión Soviética.
Pero sobre todo, lo alcanza desde la dirección, siempre en movimiento y cámara en mano, desprendiendo un estilo personal en cada decisión. El trabajo con las lentes y la profundidad de campo infieren a la puesta en escena de su director, en un ratio de pantalla de 1.37:1, próximo a las 4/3, las prestaciones del formato estándar de una cinta de vídeo. Limitaciones formales que expande con la composición de los rostros, casi siempre en primer plano, y de los cuerpos en el encuadre, que emergen de las sombras en una lograda iluminación nocturna, que brilla en las secuencias musicales de una discoteca entre bailes, dolor, cigarrillos y el fragmento de una snuff movie, un vídeo real de asesinatos por parte de soldados chechenos que se está emitiendo en una televisión. Imagen sobre la que la cámara se detiene fascinada por su horror y con la que interpela al espectador para recordarle la crudeza y el realismo de lo que está contando.
Una dirección fascinante no salva un guion convencional
Si mediante metáforas cada vez más explícitas el cine de Andrey Zvyagintsev apela a la estructura gubernamental de Rusia como culpable de la profunda grieta de la sociedad, en 'Demasiado cerca' la apuesta no es muy distinta, con los poderes civiles y religiosos dando la espalda o incluso amenazando a esta familia abocada a perderlo todo. En esa circunstancia el protagonismo recae sobre su hija, una espléndida Darya Zhovner, que se encuentra entre dos mundos y a la que acompañamos continuamente en su infructuosa búsqueda de una posible solución. Hay una dignidad y emoción en la forma de filmar su resistencia que dota de sentido a la narración, a la que por otro lado se le ven las costuras.
Apadrinado por Alexsandr Sokurov, el descubrimiento de un director con la fuerza expresiva de Balagov es indiscutible, pero nos tememos que bajo sus imágenes persiste una estructura demasiado convencional, al gusto del espectador, tan ajustada a los mecanismos clásicos del guion que solo nos permite destellos de este oscuro viaje a lo más profundo de la civilización.
Nota: 6
Lo mejor: Su actriz protagonista, Darya Zhovner.
Lo peor: Un guion al que se le ven las costuras.