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CRÍTICA

'Después de la tormenta': Los restos del naufragio

Hirokazu Kore-eda dirige 'Después de la tormenta', presentada en la sección Una cierta mirada del Festival de Cannes y exhibida en la sección Perlas del Festival de San Sebastián.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 11 de Noviembre 2016 | 12:13
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Un antiguo proverbio oriental reza: "Gobierna tu casa y sabrás cuánto cuesta la leña y el arroz; cría a tus hijos y sabrás cuánto le debes a tus padres". Hirokazu Kore-eda es todo un experto en los dramas familiares, un género en el que ha sabido hilar muy fino en toda su filmografía y con el que vuelve con 'Después de la tormenta', presentada en la sección Una cierta mirada del 69º Festival de Cannes.

Después de la tormenta

Ryota es un escritor fracasado, lleva ya años sin publicar una nueva novela y se gana la vida como puede trabajando como detective privado. En cierta manera, es algo que se ha buscado, tiene problemas con el juego, lo que provocó que su esposa, Kyoko, le abandonase, y malgasta su dinero, lo que hace que no pague la pensión de su hijo, Shingo. Ryota quiere ser responsable, pero se ve incapaz de hacer frente a su vida como padre y marido. La llegada de un tifón provoca que la familia entera, junto con Yoshiko, la madre de Ryota, pase junta la noche.

Magnífico drama familiar

Kore-eda es un experto hablando de problemas familiares, como muestran 'Still Walking (Caminando)', 'Kiseki (Milagro)', 'De tal padre, tal hijo' o la reciente 'Nuestra hermana pequeña'. Lo asombroso y lo que le convierte en un maestro es la capacidad que tiene Kore-eda de ahondar en las relaciones familiares desde diferentes ángulos y siempre con una conclusión distinta, pese a tener la sensación de enfrentarse a situaciones similares. En esto, el cineasta es comparada con el gran Yasujiro Ozu y Mikio Naruse, es plasmar el día a día de la gente en el cine.

Después de la tormenta

'Después de la tormenta' guarda el mismo patrón de 'Still Walking' al tener un ambiente cercano al teatral, en el que la tormenta muestra los conflictos de la expareja. Con la presentación del irresponsable excabeza de familia, la película va llegando a esa incómoda conversación conyugal que se formula durante el tifón. Una interesante reflexión del matrimonio en la sociedad actual japonesa vista desde un punto de vista en el que los personajes responden a sus propios deseos en la vida.

Una tormenta que también es personal, en la que la pareja recuerda a la saga de 'Antes del amanecer' de Richard Linklater o 'Escenas de la vida conyugal' de Ingmar Bergman pero reducido en un solo momento de reencuentro. Hiroshi Abe y Yôko Maki representan un auténtico duelo interpretativo delicioso que en el que se muestra la cordialidad del tormento. En medio está Kirin Kiki, en un papel cordial en el que debe conciliar a dos personas que se aman pero que saben que no funcionan como pareja. La actriz derrocha candor y amabilidad, en la línea de la estupenda 'Una pastelería en Tokio'.

Después de la tormenta

Incómodas conversaciones de pareja

Lo majestuoso de la película es que Kore-eda tiene el detalle de captar la delicadeza de los momentos, en los que se muestran los restos de una familia que, en lugar de echárselos en cara, lo dialogan en una incómoda conversación que llevan a las conclusiones más amargas, pero también a las más reales, de ahí el símil que "tras la tormenta, viene la calma".

Con lo cual, Hirokazu Kore-eda vuelve a demostrar su maravillosa habilidad de captar la propia vida, como mostró Ira Sachs recientemente con la magistral 'Verano en Brooklyn'. Una respuesta traída de Japón del cine de los Hermanos Dardenne, firmada con dedicación y amor al séptimo arte, fascinante.

Nota: 8

Lo mejor: Las conversaciones conyugales de los divorciados en plena tormenta.

Lo peor: Verse como "una película familiar" más de Kore-eda.

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