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CRÍTICA

'Detective Conan: La bala escarlata': Misterio en los Juegos Olímpicos

Crítica de 'Detective Conan: La bala escarlata', vigésimo cuarto largometraje de la saga creada por Gôshô Aoyama. Dirigida por Tomoka Nagaoka y escrita por Takeharu Sakurai.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 16 de Abril 2021 | 09:20
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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La saga cinematográfica de 'Detective Conan' se ha convertido en una cita casi periódico en salas españolas. Tras llegar a la gran pantalla 'El caso Zero', un año después se estrenó 'El puño de zafiro azul'. Ahora es el turno de 'La bala escarlata', título que se lanza a la gran pantalla de manera simultánea con Japón -algo completamente inusual-, pues llega con un año de retraso debido a la pandemia del coronavirus. Una vuelta que, pese al cambio de 2020 a 2021, no afecta a su guiño a los Juegos Olímpicos de Tokio, los cuales se celebrarán en el mismo curso.

El homenaje a los Juegos Olímpicos convierte al vigésimo cuarto filme de la franquicia en uno de los más ambiciosos a la hora de retratar la importancia internacional de 'Detective Conan'. La película comienza 15 años antes, en Chicago, donde se supone que transcurrieron los llamados WSG (World Sports Games). A diferencia de anteriores casos para la gran pantalla, el prólogo se toma su tiempo para crear la ambientación adecuada, llevando el ritmo frenético propio de las cintas del anime basado en el manga de Gôshô Aoyama al inicio.

Detective Conan: La bala escarlata

Este cambio de modus operandi sorprenderá a los fans más veteranos, lo que demuestra que la saga aún tiene cartas sobre la mesa a pesar de su longevidad. Por otro lado, sí tiene los elementos clásicos que el público seguidor sí reconocerá, sin que eso signifique perder vista a aquellos espectadores más profanos -de hecho, las presentaciones clásicas de los créditos iniciales otorgan ese contexto necesario-, lo que vuelve a demostrar que el carácter procedimental de la ficción que comenzó su emisión en 1996 continúa siendo atemporal.

Estreno simultáneo solo con doblaje al catalán

'La bala escarlata' es el segundo título que dirige Tomoka Nagaoka, realizadora de la anterior entrega también. La cineasta; que lidera una producción cuyo guion ha sido escrito por Takeharu Sakurai, guionista que debuta en la franquicia y que ya tenía experiencia en el misterio al escribir el libreto de la cinta en imagen real de 'Phoenix Wright: Ace Attorney', demuestra tener buen pulso para la acción, sabiendo situar los detalles para resolver el caso en el momento adecuado y creando la tensión suficiente para mantener la intriga en el público.

Detective Conan: La bala escarlata

Eso logra que 'La bala escarlata' mantenga el nivel notable de sus predecesoras, pues convierte un caso habitual de la serie de animación en un auténtico espectáculo visual digno de verse en la gran pantalla. No obstante, a pesar de que la calidad sea constante, su estreno español viene empañado por su ausencia completa de doblaje al castellano -solo vendrá subtitulado-. De hecho, la distribuidora no asegura que tenga traducción audiovisual al español en su lanzamiento doméstico, quedando así como un producto casi exclusivo de un público autonómico, el catalán, el cual sí gozará de un doblaje para la gran pantalla.

Esa falta de inversión en un lanzamiento con visos de ser enteramente nacional provoca que 'Detective Conan' corra el riesgo de convertirse en 'Dr. Slump', mítico anime que queda casi en exclusiva para el público de canales autonómicos. Una auténtica lástima, dado que el regreso de la saga había sido completo con sus dos anteriores largometrajes. No puede servir de excusa que la franquicia tenga más repercusión en una región, impidiendo así que el anime pueda disfrutarse en todo el territorio español. Un estreno a medio gas no ayudará, tristemente.

Nota: 7

Lo mejor: Ver que la saga sigue funcionando con ya 24 películas a sus espaldas, que su homenaje a los Juegos Olímpicos se mantenga intacto dado que se celebrarán el mismo año.

Lo peor: Como le sucede a todos los casos cinematográficos, su resolución no está a la altura de su espectacularidad.

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