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CRÍTICA

'Día de lluvia en Nueva York': Woody Allen, en lo bueno y en lo malo

Pese a reincidir en muchas de sus peores costumbres y toda la polémica que la ha rodeado, Woody Allen entrega su película más disfrutable en años. Estreno el 11 de octubre.

Por Francisco Medina Padilla 11 de Octubre 2019 | 09:44

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Tras la polémica que provocó el retraso indefinido del estreno del último trabajo de Woody Allen, con una demanda por parte del director a Amazon con valor de 68 millones de dólares por incumplimiento de contrato incluida, 'Día de lluvia en Nueva York' por fin llega a los cines (al menos en nuestro país y buena parte de Europa, ya que en Estados Unidos sigue sin haber rastro de un posible estreno).

Elle Fanning y Timothée Chalamet en 'Día de lluvia en Nueva York'

En su último trabajo, Allen nos lleva una vez más a esa ciudad que tantas veces nos ha hecho recorrer por la gran pantalla, Nueva York, esta vez bajo la luz de Vittorio Storaro, con quién ya había trabajado previamente en 'Café Society' y 'Wonder Wheel'. El resultado es, al igual que pasaba en sus dos cintas anteriores, uno de los aspectos más destacables del film. Storaro dota a cada plano de una belleza y sensibilidad inconmensurables que harán que disfrutemos del viaje independientemente de si nos interesa más o menos la historia que nos están contando.

Esta historia tiene como protagonistas a dos de las estrellas en alza más interesantes del Hollywood reciente: Timothée Chalamet y Elle Fanning. Chamalet es el encargado de encarnar a Gatsby Welles, el neurótico alter ego de Allen en la cinta (un clásico ya dentro de su cine), mientras que Fanning se mete en la piel de su excéntrica novia, Ashleigh Enright. No os dejéis engañar. A pesar de que en un principio se nos intente vender a Gatsby como protagonista absoluto de la cinta, no tardemos en darnos cuenta de que el personaje de Fanning es la verdadera estrella función.

Mismos errores, la ciudad de siempre

De hecho, el elemento catalizador de las principales idas y venidas de la trama vendrá dado por la entrevista que esta simpática aspirante a periodista nativa de Tucson, Arizona, va a realizarle a un reputado director de cine (Liev Schreiber). Este ansiado encuentro dará lugar a una sucesión de divertidos imprevistos que importunarán los planes que el personaje de Chalamet había preparado para pasar un fin de semana idílico junto a su novia en la ciudad.

Elle Fanning en 'Día de lluvia en Nueva York'

A partir de entonces se inician dos tramas paralelas en las que cada personaje afronta sus respectivas desventuras, y es aquí donde comienzan a notarse algunos de los peores vicios a los que nos tiene acostumbrados el cineasta (y que, por suerte, le permitimos cada vez menos). Uno de ellos, probablemente el más arraigado en su obra, es la comparativa entre géneros: Ashleigh acaba reducida a la típica "manic pixie dream girl", lastrada a satisfacer las necesidades de diferentes personajes masculinos, deprimidos y melancólicos, como los interpretados por Jude Law, Diego Luna o el propio Schreiber; mientras que Gatsby personifica diversos tópicos de la masculinidad tóxica, como el victimismo o los celos.

Por suerte, una efectiva y encantadora Selena Gomez, que se apunta con este un nuevo tanto en su carrera tras trabajar con Harmony Korine en 'Spring Breakers' o Jim Jarmusch en 'Los muertos no mueren', entra en juego para hacernos más llevaderas las escenas que comparte con el problemático personaje de Chalamet.

Selena Gomez en 'Día de lluvia en Nueva York'

No obstante, pese a no aportar nada nuevo a la extensa filmografía de Allen, nos encontramos fácilmente ante la mejor película del neoyorquino en años gracias a su trío de protagonistas en estado de gracia, la modestia y tenuidad de la propuesta y unos diálogos la mar de ingeniosos, con alguna que otra referencia al Hollywood clásico, que hacen de 'Día de lluvia en Nueva York' un ejercicio muy disfrutable pese a sus ineludibles fallos.

Nota: 6

Lo mejor: La fotografía de Storaro y las actuaciones de su impecable trío protagonista.

Lo peor: Que peque de ser "más de lo mismo" junto a los reincidentes (y problemáticos) temas del cine de Allen.