La figura de Nujood Ali es una clara inspiración para todas esas niñas musulmanas que fueron obligadas a casarse con un hombre mucho mayor que ellas en contra de su voluntad. Su vida no pasó desapercibida para la cineasta yemení Khadija al-Salami, que vivió algo muy similar en su niñez. Por eso decidió filmar la película 'Diez años y divorciada', Premio del Público del Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián.
Nojoom es una niña que acaba de cumplir diez años. Sus padres arreglaron su boda con un hombre de 30 años, con el que le casaron en contra de su voluntad. Tras dos meses soportando todo tipo de malos tratos y violaciones, la niña consigue escapar y llegar al juzgado donde tiene la valentía de pedir el divorcio. En Yemen no hay límite legal para establecer edades en la mujer para el matrimonio. La dote que ofreció el hombre era justa para la familia, quitándose así un peso de encima. Algo legítimo según las leyes del país musulmán, aunque Nojoom hará todo lo posible para escapar del horror en el que vive.
Una historia real desde la propia perspectiva femenina
Al-Salami se atreve con su primera película de ficción contando una historia real y una con la que se siente plenamente identificada: la realizadora con 11 años también fue obligada a contraer matrimonio en contra de su voluntad. La directora ha querido traer al cine el testimonio de Nujood y el suyo propio y lo hace de manera directa, sin concesiones y mostrando la dura realidad de su país.
La cineasta muestra su habilidad dirigiendo documentales para provocar esa sensación de realidad. Lo que narra es una fuerte crítica a las arcaicas costumbres de su país. No hay maniqueísmos ni exageraciones, la realizadora crea un marco en el que plasma una realidad muy concreta, que a día de hoy sigue siendo, tristemente, noticia.
No obstante, pese a que la crítica es dura, pierde algo de fuerza debido a su toque melodramático, del que no huye en ningún momento. Al-Salami subraya constantemente su mensaje, algo que no se puede reprochar dado el origen de dicha crítica. Algo similar se vio recientemente en la cinta india 'La estación de las mujeres'. Sin embargo, en esta ocasión el melodrama, del que huía el filme de Leena Yadav, remarca demasiado el mensaje, provocando que pierda ciertos matices, lo que hará que los espectadores más escépticos no sepan valorar lo necesario de lo que se narra.
Mensaje necesario
Sin embargo, cabe recordar que se trata de un filme del Yemen, creado por la primera mujer que ha sido capaz de producir una película en dicho país, donde la lucha por los derechos de las mujeres es constante. Con lo cual, esto provoca que la película tenga un mensaje directo y muy claro. Un ejercicio loable y alejado de lo panfletario y superficial.
'Diez años y divorciada' está hecha para crear inquietud y mostrar la realidad de las niñas en estos países. Un claro ejercicio cinematográfico de compromiso social, esencial para acercar esas realidades el resto de la humanidad. Su heroína tiene un espíritu inquebrantable, como el que tuvo en su momento la joven Malala, una niña que sólo quería jugar con su muñeca y que se vio obligada a madurar rápidamente para sobrevivir del horror en el que su propia familia la metió. Llena de voluntad y carisma, Nujood a día de hoy debe seguir luchando por ser libre, algo que este filme recordará constantemente gracias a un mensaje muy difícil de olvidar.
Nota: 7/10
Lo mejor: Su mensaje en defensa de la libertad de las niñas y las mujeres.
Lo peor: Su tono melodramático hace que su mensaje pierda algo de fuerza.