Desde que en 2006 debutase en la dirección con la hipnótica 'Madeinusa', la cineasta peruana Claudia Llosa se ha convertido en una de las figuras cinematográficas más interesantes del cine iberoamericano, ofreciendo una mirada sensible, mística e intimista que también supo plasmar en 'La teta asustada', ganadora del Oso de Oro del Festival de Berlín y nominada al Oscar a la mejor película internacional. Tras su incursión en el cine inglés con 'No llores, vuela', la realizadora vuelve con 'Distancia de rescate', presentado en la Sección Oficial del 69 Festival de San Sebastián.
Para su cuarto largometraje, Llosa adapta la novela corta homónima de la autora argentina Samanta Schweblin, la cual firma el guion de la versión cinematográfica junto con la propia Llosa. Se trata de una misión titánica, pues el libro original es una conversación a dos y su traslación al cine requería reimaginar completamente el relato. Ahí reside una de las primeras virtudes del filme, el cual convierte esos diálogos en una narración en off que envuelve de misterio a un largometraje con el que Llosa explora los temores más profundos de la maternidad.
Para ello, Llosa crea un relato que bien podría ser un thriller o una cinta de terror, pero la cineasta huye de los códigos de ambos géneros para realizar un filme misterioso a la par que experimental, pues Llosa crea un filme contemplativo, aletargado, lleno de simbolismo, con el que busca ahondar en los temores más viscerales de la maternidad, como también muestra que hay elementos de esos miedos que se escapan de las voluntades de los progenitores.
Un filme hipnótico y lleno de simbolismo sobre los miedos más irracionales de la maternidad
Todo ello, la cineasta lo realiza con suma delicadeza, creando un relato intimista con dos protagonistas que muestran dos caras distintas de la maternidad -a su vez que hace una crítica velada a la ausencia de responsabilidad de la figura paterna y cómo esta solo hace irrupción cuando no le queda más remedio-. Por un lado, Amanda, interpretada por María Valverde, representa esa necesidad de la 'distancia de rescate'; por el otro, está Carola, encarnada por Dolores Fonzi, que es la que trae esa otra mirada, la de la madre que piensa que su hijo, tras haber sufrido una terrible intoxicación, ya no es el mismo tras lo sucedido, sino que tiene la mitad de su alma.
En esa dualidad, Llosa sabe narrar un terror muy humano, muy concreto, en el que también la cineasta aprovecha para plasmar cierta crítica medioambiental, en el que se cuenta también otro relato maternal, el del ser humano con la madre naturaleza y de cómo este no ha sabido cuidarla.
'Distancia de rescate' supera con creces el neblinoso relato que fue 'No llores, vuelva'. Más allá de plasmar el lado más simbólico de los temores de la maternidad, Llosa crea un largometraje que se deleita detenidamente, cuya languidez logra convertirlo en una propuesta cercana al realismo mágico, con el que Llosa ya demostró habilidad con sus dos primeros filmes como directora. Una experiencia casi espiritual con el que también se rinde tributo a los sentimientos más irracional, una delicia.
Nota: 8
Lo mejor: La habilidad de Llosa para traer el realismo mágico al cine. Su apuesta metafórica sobre los temores más profundos de la maternidad.
Lo peor: Quizás es demasiado críptica, su languidez no ayudará a aquellos espectadores que busquen un relato de terror arquetípico.