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CRÍTICA

'Doctor Strange en el multiverso de la locura' consolida esa experiencia única que ofrece el UCM, para bien y para mal

Sam Raimi pone su sello a la secuela de 'Doctor Strange', película con un viaje narrativo firme que no pierde intensidad en ningún momento. Quizá le falta un pelin de emoción.

Por Berta F. Del Castillo Más 3 de Mayo 2022 | 19:24
Creadora de contenido digital y periodista especializada en cine y series. Fan de 'Star Wars'.

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Arrancando en un climax único, 'Doctor Strange en el multiverso de la locura' subraya desde sus primeros pasos que lo que ofrece el Universo Cinematográfico Marvel es algo que no se encuentra en ningún otro rincón de la gran pantalla. Con secuencias incomprensibles para un espectador ajeno al viaje, y un punto de intensidad altísimo, esta secuela, no solo de 'Doctor Strange', sino de tantas otras tramas insinuadas a lo largo de las series y películas que ya hemos visto en la Fase 4; da sus primeros pasos hacia un viaje para nada confuso.

Esto ya sorprende en cierta forma, porque por mucho que el espectador quiera dejar "la mochila" en casa, toda esa mezcla de cuestiones preconcebidas o elementos ajenos al propio film que empañan nuestra percepción; en el caso de 'En el multiverso de la locura' es prácticamente imposible. Hay numerosos puntos que nos llevan a sentarnos en la sala de cine desde una posición emocional alejada de la página en blanco.

'Doctor Strange en el multiverso de la locura' consolida esa experiencia única que ofrece el UCM, para bien y para mal

Por un lado, si uno sabe cuál ha sido el recorrido de la producción, tiene en mente que Scott Derrickson abandonó su puesto a la dirección, relevo resultante en la incorporación de Sam Raimi; y que esta cinta ha tenido que rodarse bajo los nuevos protocolos y medidas de seguridad impuestos por la pandemia. A esto hay que añadir una agresiva promoción que tiene el hype por las nubes asegurando que estamos ante algo enorme nunca antes visto en el UCM; y que 'Doctor Strange 2' nos llega después de la maravilla que es 'Spider-Man: No Way Home'.

Dicho caldo de cultivo, presente para los seguidores que acostumbran a seguir lo que pasa en su universo favorito, al final sin querer forma parte del film en si, una película que aguanta muy bien el peso de las expectativas y hace malabares sin que ninguna pelota toque el suelo. Michael Waldron, guionista de 'En el multiverso de la locura' y de 'Loki', lleva ya unos añitos viviendo por y para el multiverso: y se nota. En más de una ocasión ha declarado que tener todo en cuenta resulta en unos dolores de cabeza importantes, dificultad que da sus frutos a lo largo de un arco narrativo más que encomiable.

'Doctor Strange en el multiverso de la locura' consolida esa experiencia única que ofrece el UCM, para bien y para mal

Sí, su libreto tiene algún momento de sobreexplicación que alzará cejas en la sala, pero esto se compensa rápidamente con otros instantes de telequinesia. Waldron se las apaña para contestar a preguntas acerca de las motivaciones de sus personajes, en el mismo instante en el que surgen en la mente del espectador; algo que implica un trabajo importante. Se nota que le ha dado vueltas. Se nota y se agradece. También la sombra de Kevin Feige es alargada, por lo que se sospecha que ciertos giros han venido de arriba, lo mismo que más de una decisión estética para favorecer una continuidad con propuestas previas.

En contraposición, también se percibe que tanto Waldron como Raimi han llevado la batuta. Este director, querido hoy por la visión superheróica que plantease con su Spider-Man, aquel al que encarnase Tobey Maguire; vuelve al género subrayando que su enfoque es muy particular. Terror con toques de gore es lo que aporta este cineasta, que no llega a abusar (pero casi) de sus planos míticos, y que lleva esos tintes tan ajenos al 'para todos los públicos' al mismísimo borde del abismo del PG-13. Lo que sería un no recomendado para menores de 13 se nota especialmente en cierta escena que no enseña su carnicería ante la cámara, pero la insinúa tan bien que se completa en la mente del público.

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Al final los fans asisten a un momento sangriento y brutal que no muestra lo gordo, pero lo sugiere tan bien que el efecto gana impacto, uno que verdaderamente no habíamos visto antes dentro de este universo. Así esos ingredientes incorporados por Raimi le dan un toque bien sabroso al guiso, plato que al final resulta más pintón por lo de siempre: porque Marvel Studios antes de apostarlo todo a ese lienzo entretejido que convierte a sus películas en algo tremendamente singular, lo ha dado más que todo con sus castings y Xochitl Gomez no iba a ser la excepción. Su America Chavez entra por la puerta grande al UCM, trabajando muy duro por transmitir unos sentimientos que casi cuajan tan bien como cuando es Cumberbatch quien se encarga del despliegue.

Por otro lado, como nos transmitiese Robert Downey Jr. con su Iron Man o Chris Evans con su Capitán América, solo Elizabeth Olsen fue, es y será Wanda/ Bruja Escarlara. Ya lo demostró con creces en 'Bruja Escarlata y Visión', primera vez en la que Marvel dejó que brillase su personaje, y ahora nos lo recuerda pasándose toda esta película en un nivel interpretativo tan máximo como prácticamente insoportable.

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De ella no podemos decir nada sin hacer spoilers, solo que su viaje duele como viésemos en la serie que coprotagonizase junto a Paul Bettany (o más). Faltan los piropos para lo que supone Olsen en este 'Multiverso de la locura', pero que no estuviese Benedict Cumberbatch sería como tirar del hilito de una chaqueta contundente: terminas con las costuras hechas un desastre. Su maestría es un regalo para Doctor Strange, especialmente en esta película.

Hay un plano imprescindible, que podría considerarse insustancial, en el que Cumberbatch despliega todo su talento e insiste en su compromiso con el personaje. Un instante, al borde de las lágrimas y con los ojos empañados, en el que este actor se propone tirar del carro emocional él solito. De hecho, se queda al borde de suplir con su habilidad algo muy importante que termina faltando: un ancla emocional potente. Esto afecta a absolutamente todo en el film.

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Quizá si no hubiésemos visto 'No Way Home' la historia sería otra, pero es imposible no recordar la reacción que provocase aquella película en las salas, un film que contaba con un punto emocional potentísimo para todo, cameos incluidos. 'En el multiverso de la locura' no consigue este efecto porque tira de relaciones que no hemos vivido y rescata a personajes cuyo bagaje no es comparable al de los Spideys de Maguire y Andrew Garfield.

Al final la espectacularidad del concepto multiversal y todos los recursos visuales locos que la acompañan, el toque espeluznante y el apoyo de los sentimientos de Wanda, aspiran a suplir esa carencia, y se apañan, pero se quedan lejos de lo que transmitiesen Jon Watts, Chris McKenna y Erik Sommers con lo último del Hombre Araña de Tom Holland. También esa ausencia de empaque emocional se filtra hasta poner el foco (más de lo habitual) sobre un fan service que puede resultar cantoso.

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Pero lo cierto es que, a pesar de ese salto exponencial en lo que se refiere al vínculo con el espectador, no se puede decir que 'En el multiverso de la locura' no salga airosa. Planea sobre una fórmula marvelita que se hace menos evidente que en otras ocasiones, saca partido a sus herramientas visuales, marca la diferencia con algún que otro susto y el mencionado punto aterrador, y da cancha a los favoritos. Ahora bien, veremos cómo el público encaja sus decisiones, alguna de ellas potencialmente controvertida, y en qué desemboca un camino que tan solo estamos empezando a recorrer. Los albores de la Fase 4 siguen manteniendo el nivel, pero la locura se contiene en una película multiversal pero no tanto.

Escenas post-créditos:

Cómo no, 'Doctor Strange en el multiverso de la locura' cuenta con dos escenas post-créditos: la acostumbrada justo después de los primeros créditos animados, y otra más al término del resto de menciones. A este respecto es interesante destacar que la primera escena suelta un bombazo importante (que no vamos a spoilear), pero que por el contrario la segunda es una coña sin chicha. Vaya, que si después de 2h 7min necesitas ir corriendo al baño, ve en paz, si no ves la segunda escena, no te pierdes nada.

Nota: 8

Lo mejor: La dirección de Sam Raimi y la entrega total de Michael Waldron, sin duda.

Lo peor: Que le falte empaque al vínculo emocional, y alguna decisión en cuanto a la trama de la que... no podemos hablar.