Serge Bozon, en su filmografía, ha tendido a reinterpretar varios arquetipos o personajes característicos de la cultura, especialmente de la literatura. Lo hizo con 'La bella durmiente' de Charles Perrault en 'Bella durmiente' o con 'El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde' en 'Madame Hyde', transformando a Niels Schneider o Isabelle Huppert en un príncipe atípico o una profesora convertida en puro fuego tras ser alcanzada por un rayo.
Ahora se atreve a revisar el mito de Don Juan, el seductor nacido de la pluma de Tirso de Molina en el siglo XVII y que ha servido de inspiración para otras obras con el personaje que encandila a jóvenes doncellas escritas por José Zorrilla, Molière, Alexander Pushkin, Lord Byron o la famosa ópera de Mozart 'Don Giovanni'. Bozon opta por escoger la versión de Molière, lógica dada su procedencia, y lo sienta ante el incómodo espejo de la actualidad.
Para empezar, el Don Juan de la tragicomedia de Molière, cuyo título original era 'Dom Juan ou le Festin de Pierre', muestra a un libertino cuyo cinismo e hipocresía están concebidas para desagradar al público. Partiendo de esa premisa, a Bozon, quien firma el guion junto con Axelle Ropert, esa versión moderna no buscará tampoco la empatía o asertividad con el público, quien verá con desaprobación sus vanos intentos de conquista, los cuales llegan a incomodar mucho.
Se ha comentado que este Don Juan está pasando el filtro de lo que queda de la oleada del Me Too, en el que las mujeres han tomado mayor dominio de su rechazo a comportamientos inadecuados del sexo masculino. Puede verse así, por supuesto, pero este Don Juan sorprende al disfrazar su profundidad en un aparente ligereza en la que el cineasta combina drama, con la música del 'Don Giovanni' de Mozart estratégicamente puesta, con unos momentos minutos musicales que juegan a sacar al público del filme.
Tahar Rahim y Virginie Efira derrochan química en esta caída en desgracias del seductor de antaño
En medio, su seductor egocéntrico herido, pues este Don Juan moderno es un actor al que le ofrecen encarnar al personaje de Molière en una obra de teatro en un teatro de Granville, en la Normandía, con la costa de la bahía del Monte Saint-Michel como testigo de la caída en desgracia de este seductor, el cual no puede con la insoportable levedad con la que su exprometida, también actriz, lo dejó tirado en el altar, justo cuando iban a contraer matrimonio en el ayuntamiento de Saint-Ouen, en París.
Bozon juega con el delirio de este Casanova, acertando a la hora de retratar su crisis (pues no está habituado a ser al que rechazan, al que abandonan), provocando que vea a su expareja en casi todas las mujeres por las que se siente atraído. Aquí, el cineasta opta por hacer que Virginie Efira, magnífica y sublime en cada nuevo trabajo que lidera, se mimetice en cada fémina, desde la intelectual a la vulgar, a la rockera, a la tímida, a la choni. Efira se muestra camaleónica y sabe plasmar lo que, finalmente, es un frontal retrato de la toxicidad de cierto tipo de masculinidad. Mención, por cierto, a la explosiva química que derrocha la belga con Tahar Rahim, los cuales deberían revalidarse como tándem en otra propuesta más convencional.
El resultado es una reflexión o ensayo cinematográfico sobre el lugar en el que están esos hombres 'mujeriegos' en la sociedad actual, en la que incluso sus propios semejantes desaprueban ciertas actitudes machistas. Gracias a ese toque musical que endulza esos momentos del Casanova rechazado, en los que deslumbra Tahar Rahim como uno de los grandes referentes del cine galo actual (imparable estrella internacional desde que deslumbrase en 'Un profeta' allá por 2009), es 'Don Juan' consigue ser una interesante mirada al mito que tuvo su origen en el gran Tirso de Molina.