Varias veces el cine de animación europeo ha demostrado tener una mirada de autor excepcional, alejada del afán comercial más propio de la industria de Hollywood. Aunque en Estados Unidos existan realizadores como Bill Plympton o los hermanos Quay, cineastas como Michel Ocelot, René Laloux, Anca Damian, Jan Svankmajer, Georges Schwizgebel o Jean-François Laguionie han demostrado tener una mirada contemporánea y propia, que ha sido y es ejemplo para nuevos realizadores de animación, como Jérémy Clapin.
Clapin debuta con su primer largometraje, '¿Dónde está mi cuerpo?', adaptación de la novela 'Happy Hand', escrita por Guillaume Laurant, guionista habitual de Jean-Pierre Jeunet (ha estado detrás de filmes como 'La ciudad de los niños perdidos', 'Amélie' o 'Largo domingo de noviazgo'), que firma el guion junto con el propio Clapin. El primer largo de Clapin no podía con mejor pie, puesto que obtuvo el Gran Premio de la Semana Internacional de la Crítica del 72º Festival de Cannes. Y a ese galardón siguieron otros como el prestigioso premio Cristal al mejor largometraje del Festival de Cine de Animación de Annecy y aspira a convertirse en uno de los principales protagonistas de la temporada de premios.
Tanto reconocimiento no es extraño, puesto que Clapin ha sabido crear un filme existencialista dentro de un ámbito fantástico inusual, en el que una mano seccionada va en busca de su dueño, una premisa en la que el cineasta expone la vida de un joven cuya ilusión por vivir le fue arrebatada desde muy niño y que, pese a la desdicha y las continuas desgracias que ha sufrido, consigue escapar del destino fatalista del que parecía no podía huir.
Un viaje catártico y sensorial
Clapin divide el filme en tres líneas de tiempo, perfectamente fragmentadas y unidas para narrar que esa odisea que vive esa mano por las calles de París es un camino catártico. No es extraño que el realizador utilice la relación del cuerpo con la mente como metáfora sobre la vida. En su cortometraje más aplaudido, 'Skhizein' (2008), en el que un oficinista, tras el impacto de un meteorito, ve cómo su cuerpo se separa 91 centímetros de su mente, lo que provoca que acabe cuestionándose su propia existencia, llegando a la conclusión de que tiene derecho a existir y a vivir.
Algo similar sucede con '¿Dónde está mi cuerpo?', con un protagonista taciturno, huérfano desde niño, arrancado de sus raíces, llevado con un tío que, parece evidente, se aprovecha de la manutención que le da el Estado por cuidar al pequeño, al que le hace la vida un infierno. Sin perspectivas de futuro, el joven se convierte en repartidor de pizzas y es la voz de Gabrielle, una bibliotecaria a la que debe llevarle un pedido, la que hace que se reactive su ilusión por la vida.
Pese que el destino parece escéptico a concederle una oportunidad a Naoufel, cuya metáfora en el filme es esa mosca que nunca atrapa y que aparece constantemente, es esa búsqueda incesante de la mano en reencontrarse con su dueño lo que hace que la esperanza, el deseo de vivir, sigan presente, pese a la adversidad. Todo ello se envuelve en una reflexión con tintes sobrenaturales, que convierten al filme en una experiencia de inmersión, en la que la animación juega un papel esencial, con espléndidos primeros planos y, así como otras secuencias surrealistas hechas para el deleite de la retina, como aquella en la que la mano, con un paraguas, atraviesa una carretera, que acaba transformada en la soledad en medio del silente universo.
Una de las joyas cinematográficas del año
Su animación va a caballo entre lo real, los diseños de sus personajes son muy fehacientes, recuerdan a los diseños de los cómics de Joann Sfar, con lo surrealista, esa visión que permite verse a través de la aventura de la mano amputada, cuya comparación más reciente podría ser la fascinante 'Las vidas de Marona' (2019). A ello se añade un guion magistral, obra del propio Clapin y de Guillaume Laurant, al cual se ve que no ha perdido el toque de aquellos libretos que encumbraron al cine de Jean-Pierre Jeunet.
Calificada como un "canto a la vida", '¿Dónde está mi cuerpo?' es una experiencia metafísica hecha para el cine. Una espléndida reflexión sobre la propia existencia y el derecho de romper con el determinismo que marca el destino impuesto por la sociedad. Una maravillosa ensoñación en la que cuerpo y mente tienen una fascinante partida de ajedrez. Una sólida ópera prima que convierte a Clapin en una de las figuras imprescindibles del cine de animación europeo. Una obra maestra que demuestra que esa mirada autoral sigue muy viva.