Recuerdo cuando, de muy pequeño, descubrí tonto de mi que los dibujos animados no eran de verdad. Yo era de los que creían que todo aquello que ocurría en la pequeña pantalla, aunque fuera dibujado, debía ser real porque se movían, hablaban, lloraban y temblaban: debía ser real. El día que algo en mi hizo 'clic' y me di cuenta de que aquello no era real, fue un día angustioso, y esa revelación me llegó mientras veía 'Dragon Ball Z', una de las series animadas más respetadas, longevas y míticas que existen. Es por ello que el estreno de 'Dragon Ball Z: La batalla de los dioses', no deja de ser un homenaje a los fans de la serie, y un homenaje a si misma también, debido a la gran cantidad de personajes célebres de la serie que se dan cita en ella, y que no deja de tener el concepto de un episodio más de las aventuras de Son Goku y compañía.
La historia del filme nos sitúa varios años después de la batalla con Majin Buu. Bils, el Dios de la destrucción que mantenía el equilibrio del universo, se ha despertado de un largo sueño. Al escuchar rumores sobre un saiyajin que ha vencido a Freezer, Bils parte a la búsqueda de Goku. Emocionado por el hecho de que haya aparecido un oponente tan poderoso tras tanto tiempo, Goku ignora las advertencias de Kaito y decide enfrentarse a él.
A todo ello hay que sumarle la fiesta de cumpleaños de Bulma, que será la escusa perfecta para ver a la gran cantidad de personajes que propone la cinta. En cuanto a el planteamiento de la trama, el largometraje no deja de tener el aroma de un capítulo de la serie, con una organización que hará que aquel que haya visto las aventuras de Goku en la pequeña pantalla ya sepa más o menos por donde van a ir los tiros, lo cual resta algo de interés en el desenlace de la historia que puede pecar de algo previsible y demasiado direccionada, pero que básicamente lo que se disfruta en esta película es el viaje que lleva a ello, el volver a ver a Vegeta, Krilin o Piccolo, y que es aquí donde reside el alma de la historia: todo ello destila nostalgia.
También han sabido crear a un antihéroe que no deja de ser sorprendente por lo manera de enfocarlo que tiene, ya que no se le coloca como a un malo al uso, sino que hay cierta profundización en su carácter y modo de actuar, y poco a poco destilará una carisma particular, lo cual es de agradecer al no tratarse simplemente de un nuevo saco de boxeo en el que ver las habilidades de los protagonistas. Aún con ello, habrá momentos de la cinta que tienen un interés algo menor que el resto, y pese a que la trama propone alguna historias secundarias para paliar el peso de la línea principal, alguna de ellas no están muy a la altura y ya desde un comienzo se sabe como va a acabar, quizás porque nos hacemos mayores y ya no dejamos pasar una.
Unidos para la lucha
En cuanto a la animación en general, los dibujos siguen fieles a los comienzos de la saga, más pulidos claramente, pero que no dejan de tener el mismo aroma que en la serie de televisión, y las batallas entre los guerreros son vistosas y ágiles, aunque por momento demasiado dilatadas y con pocos puntos de verdadera inflexión y tensión, lo cual frustra un poco pero que acaba siendo parte del juego. En algo en lo que si flaquea la forma visual de la película es en algunas escenas hechas por ordenador que rompen completamente con la estética del filme, y que no están bien pulidas gráficamente y se nota un bajón de calidad muy evidente, que más que procurar hacer la acción más impactante, lo que consigue romper la dinámica de todo y dar la impresión de que baja el nivel de calidad visual del largometraje.
Con todo ello, hay que ver a 'Dragon Ball Z: La batalla de los dioses' como un regalo para los fans, quienes en realidad van a disfrutar con esta película y sabrán perdonar sus bajones en el ritmo, lo previsible de su historia y el alargamiento de su fórmula televisiva, ya que nos encontramos con una cinta que no deja de ser un auténtico homenaje a sus personajes, a su saga y a los fans, aunque también añadirá nuevos conceptos a todo el glosario de guerreros y poderes de la saga, lo cual es de agradecer ya que hace de esta producción algo más reseñable si cabe, y en definitiva, si lo volvemos a ver con los ojos de los niños que fuimos, estamos ante una auténtica fiesta de cumpleaños para la franquicia, y que cumpla muchos más.