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CRÍTICA

'Earwig y la bruja': Saltando sin red

Crítica de 'Earwig y la bruja', dirigida por Gorô Miyazaki y escrita por Keiko Niwa y Emi Gunji. Basada en la novela de Diana Wynne Jones. Primer filme de Studio Ghibli en animación 3D. Selección Oficial de Cannes.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 30 de Abril 2021 | 09:05
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Imagen de 'Earwig y la bruja'
Imagen de 'Earwig y la bruja' (Vértigo Films)

Seis años han pasado desde que Studio Ghibli estrenase su último largometraje, 'El recuerdo de Marnie'. En ese lapso de tiempo han sucedido demasiadas cosas relacionadas con la factoría, como la salida de Hiromasa Yonebayashi y Yoshiaki Nishimura, que fundaron su propia compañía, Studio Ponoc, y debutaron con 'Mary y la flor de la bruja' en 2017. Mientras que Hayao Miyazaki continúa con su esperado regreso a los cines -su película está prevista para 2024-, llega ahora un primer aperitivo del nuevo giro en la carrera de su hijo, el cineasta Goro Miyazaki, con 'Earwig y la bruja', que obtuvo el sello Selección Oficial del Festival de Cannes 2020 y fue nominada a dos Premios Annie.

Earwig y la bruja

Basada en la novela homónima de Diana Wynne Jones, la cual fue publicada en 2011 de manera póstuma, pues la autora falleció ese mismo año; 'Earwig y la bruja' tiene varios aspectos que recuerdas a otros clásicos de Studio Ghibli, especialmente 'Nicky, la aprendiz de bruja', 'Ponyo en el acantilado' o 'Arrietty y el mundo de los diminutos'. No obstante, hay varios elementos que deben tomarse en cuenta a la hora de valorar el tercer largometraje de Miyazaki hijo. Y es que, ante todo, está hablándose de una experiencia piloto.

Es el salto de la factoría a la animación CGI su valor fundamental. Uno de los principales problemas que tiene la factoría es la ausencia de relevo generacional, la muerte de Isao Takahata, uno de los maestros fundadores de Ghibli, y la marcha de Hiromasa Yonebayashi han ahondado en un dilema que viene ya de hace mucho tiempo atrás. De ahí, que la figura de Goro Miyazaki sea un mezcla entre esperanza e incógnita sobre el devenir de la factoría. Tras obtener el reconocimiento del público y la crítica en 2011 con 'La colina de las amapolas' -el que su progenitor participó activamente como guionista-, el hijo del afamado cineasta opta por saltar sin red en su tercer filme.

Earwig y la bruja

A diferencia de su cinta predecesora, 'Earwig y la bruja' está basada en una novela relativamente reciente -salió publicada este siglo- y sirve de oportunidad para experimentar en una animación tan ajena a la factoría como el CGI. De hecho, Miyazaki hijo es el único de los directores en activo de la compañía que conoce de primera mano la creación de este estilo de animación. Con lo cual, más que de un giro, debería hablarse de una nueva etapa de ensayo en la que el cineasta busca su propia identidad como autor.

Una prometedora reinvención del director de 'Cuentos de Terramar' y 'La colina de las amapolas'

Para ello, es mejor probar con un relato sencillo, escrito por Keiko Niwa y Emi Gunji- en el que Miyazaki padre colaboró a la hora de desarrollar el libreto-, sin el que entrar en reflexiones profundas, como lo fue la delicada 'La colina de las amapolas'. Con lo cual, se está ante un filme más cercano a lo que fueron en su momento 'Puedo escuchar el mar' y 'Haru en el reino de los gatos', en el sentido de narrar una historia atractiva, amena e ideal para disfrutar en familia. Puede parecer un movimiento conservador, pero el experimentar con una animación tan distinta demandaba una historia así.

Earwig y la bruja

Y sí, su animación cumple, lleva a Ghibli a otra dimensión. Lejos del estilo de producciones de Pixar o DreamWorks, 'Earwig y la bruja' consigue tener su propia esencia, alejada también de otras cintas japonesas en CGI como 'Stand By Me Doraemon' o 'Pokémon. Mewtwo contraataca: Evolución'. De hecho, sus fondos, cuidados al detalle, muestran el mimo de Miyazaki hijo por cada elemento. Ya el cineasta ha apuntado que piensa seguir explorando este estilo de animación, en un movimiento con el que busca encontrar su propia identidad como cineasta.

Haciendo paralelismos, 'Earwig y la bruja' puede evocar a lo que fue 'Cuentos de Terramar', la ópera prima de Miyazaki hijo. No obstante, este reinicio es mucho más prometedor de lo que fue la adaptación cinematográfica de la saga literaria de Ursula K. Le Guin. Una experiencia piloto deliciosa que invita a querer conocer el siguiente paso del director: ¿el 3D será capaz de encandilar en un relato delicado y costumbrista como el que fue 'La colina de las amapolas'? Ojalá que sí.

7
Lo mejor: Su animación, su tono musical y atrevido y una heroína digna de codearse con Arrietty, Marnie o Haru.
Lo peor: Habrá quienes la infravaloren por ser animación en 3D o por una historia que busca ser más un experimento entretenido que algo más épico.
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