Tatiana Huezo es una de las voces más importantes del cine con enfoque de denuncia social que hay en la actual industria cinematográfica mexicana. La cineasta salvadoreña-mexicana ha sido una de las figuras que ha mostrado uno de los graves problemas sociales que tiene el país azteca: los feminicidios. Entre 2006 y 2013, ocurrieron más de 3.000 asesinatos a mujeres. En 2023, se produjeron la desaparición de 2.774 mujeres. Se estima que 10 niñas o mujeres son asesinadas diariamente en México.
Una realidad que Huezo ha denunciado públicamente a través del arte. Lo hizo con el aplaudido largometraje documental 'Tempestad' y volvió a adentrarse en ello, al recordar cómo los feminicidios están muy relacionados también con la lucha entre bandas, el narcotráfico y la corrupción policial, militar y política, en 'Noche de fuego'. Tras retratar la lacra más oscura del país azteca, Huezo opta por dar un giro radical con su nueva propuesta: 'El eco'.
Sin olvidar su mirada de denuncia social, 'El eco' busca retratar la infancia y la adolescencia en el ámbito rural mexicano. Galardonada con el premio al mejor documental en el 73 Festival de Berlín y con tres Premios Ariel, entre ellos el de mejor fotografía y mejor largometraje documental, la cinta llega tanto a salas comerciales españolas como a Filmin con el objetivo de mostrar una realidad inhóspita, marcada por la falta de oportunidades y un sistema terriblemente patriarcal.
Con un minucioso y laborioso ejercicio de documentación, Huezo entra de lleno en las vidas de distintas familias de un pueblo que da nombre a la cinta, El Eco. Huezo retrata una realidad particular. Si bien, refleja los problemas que existe en el medio rural mexicano, también se acerca a una de las villas en las que la violencia todavía no ha roto la tranquilidad de una zona en la que sus habitantes subsisten con lo que la propia tierra les da, gracias al cultivo y la ganadería.
La fuerza de la naturalidad y su paradójica fragilidad
Con lo cual, dentro de ese universo singular, Huezo se permite mirar con luz y esperanza a la infancia y a la adolescencia. Esto lo refleja a través de una fotografía espléndida, obra de Ernesto Pardo, con quien ya trabajó en la mencionada 'Tempestad'. La cineasta da esperanza, a la vez que se aleja de cualquier mirada bucólica del medio rural. Es más, refleja una discusión entre los niños que quieren irse a buscar un destino mejor a las grandes urbes, los que quieren seguir trabajando en el campo y los que quieren progresar en el pueblo pero ven que será muy complicado.
A ello se suma que esa mirada luminosa también refleja un carácter femenino en progreso, en cómo las mujeres que se quedan cuidando el campo mientras sus maridos se van a la ciudad a trabajar exigen ese reconocimiento a su doble labor de granjeras, pastoras y madres. Un trabajo que sus contrapartes masculinas no ponen en la misma balanza. Huezo se basa en sutilezas en pequeños detalles que configuran un minucioso retrato de la vida en El Eco.
No faltan momentos en los que el misticismo y la naturaleza se adueñan del relato. Aquí, la documentalista aprovecha para invitar al público a dejarse llevar por lo que los árboles, el campo, los animales, el cielo, la lluvia, las cuevas transmiten. Es fascinante cómo el nombre del pueblo puede servir de metáfora de fuerza y fragilidad y de cómo esas voces penetran con más fuerza gracias, precisamente, a las resonancias y reverberaciones.
'El eco' es una obra espléndida, con la que Huezo sabe manejar la luminosidad y la esperanza desde un enfoque realista y en el que no falta la denuncia social. Asimismo, recuerda que estos pequeños oasis de calma, cuya realidad ya está al límite por las propias condiciones económicas, viven en perpetuo estado de fragilidad por la violencia que va acechando, aunque no se la vea. De la misma forma, sabe plasmar el sentimiento que se experimenta en la infancia y la adolescencia sobre el descubrimiento y la primera vez. Huezo consigue otro logro cinematográfico.