El día que Steven Soderbergh cumpla su amenaza y se retire para siempre del mundo del celuloide, ese día se habrá perdido a uno de los capos del suspense de los últimos años. El cineasta consigue crear unas historias que, de una manera u otra, nunca son lo que parecían en un principio. 'Efectos secundarios' tiene una base lo suficientemente interesante como para captar la atención, pero además está ese toque Soderbergh que nos dejará, como se suele decir, a cuadros.
La película está protagonizada por una joven que comienza a sentir ansiedad por la próxima salida de su marido de la cárcel. Tras un intento de suicidio, comenzará a ir a un psiquiatra que le recetará un nuevo medicamento. Pero, un día, ocurre algo que cambiará su vida, y la de su psiquiatra para siempre.
Todo parece apuntar a que nos encontramos ante una nueva película crítica con las industrias farmacéuticas o la dependencia que tienen los norteamericanos a los medicamentos para tratar la depresión o el insomnio. Pero no, nada más lejos. Mientras que los primeros salen relativamente neutrales del campo de batalla, lo segundo es sólo una excusa para presentarnos algo mucho más retorcido.
Obviamente, no desvelaré ningún detalle de giros de guión, y simplemente me remito a señalar que consigue dejarnos con la boca abierta, pillándonos totalmente desprevenidos. La tensión está asegurada, gracias en gran parte al trabajo de Rooney Mara. Su interpretación como mujer al borde del abismo, junto con sus lagunas mentales, son el perfecto conductor de la historia. Sus psiquiatras son otras dos piezas clave de este puzzle.
Y es que, mientras que Channing Tatum pasa bastante desapercibido, la historia del personaje de Jude Law y la complejidad del de Catherine Zeta-Jones ponen la guinda a toda este culebrón empastillado. El británico, de hecho, es capaz de acabar pareciendo el verdadero protagonista de la historia, compitiendo con Rooney Mara por el puesto.¿Se siente perdido?
Soderbergh echa el resto para construir esa atmósfera de confusión, oscura y desconcertante, una neblina por la que parecerá que nosotros mismos hemos entrado drogados a la película. Y, aunque se vayan desvelando las respuestas a las incógnitas llegado el momento, es posible que sigamos un buen rato desorientados gracias al tono conseguido para la cinta.
Aun con el potencial que se le puede sacar a un tema como el de los fármacos, hay que señalar que el comienzo puede parecer un poco típico, incluso de película de sábado por la tarde. De hecho, las escenas de romance entre Mara y Tatum son algo prescindibles. Y por eso hay que destacar mucho más todo lo que consigue para, de pronto, cambiar las tornas al más puro estilo Hitchcock. Nos deja una trama cautivadora y ágil, inesperada al fin y al cabo. Lo que se pide a un buen film de suspense. Scott Z. Burns ha firmado un fantástico guión. Buen tandem el del escritor y el cineasta.
Por eso la jubilación de Steven Soderbergh es una lástima. Que al hacer unas cuantas películas al año encontremos de todo en su filmografía, eso es algo innegable. Pero que pocos pueden transformar un thriller normalillo, o temas archiconocidos, en toda una montaña rusa llena de curvas vertiginosas, eso no lo puede hacer cualquiera. Si 'Efectos secundarios' es su punto y final, puede marcharse con la cabeza alta.