A pesar de ser el artífice de uno de los emblemas de la villa de París, la Torre Eiffel, lo cierto es que la figura de su creador, el afamado ingeniero civil Gustave Eiffel, ha sido poco explorada cinematográficamente hablando. Diseñador también de la estructura interna de la Estatua de la Libertad que el gobierno francés regaló a la ciudad de Nueva York -y considerada uno de sus principales símbolos-, su vida era la ideal para ver plasmada en una película como 'Eiffel', en la que Martin Bourboulon narra la construcción de la afamada estructura de hierro y la leyenda pasional que hay tras su creación.
'Eiffel' es un gran salto sin red para su realizador, cuyos trabajos predecesores fueron las dos entregas de la saga cómica 'Papá o mamá' -cuyo remake español será uno de los estrenos de estas Navidades-. En cierta forma, el biopic del ingeniero civil, creador también del viaducto de Garabit, es un calentamiento de lo que mostrará el cineasta con su próximo proyecto, mucho más ambicioso si cabe, un díptico de 'Los tres mosqueteros' desde la perspectiva de D'Artagnan y Milady.
El resultado es más que óptimo, pues se está ante un alarde visual espléndido, que muestra que el cine francés, en cuestión de producciones de época, no tiene nada que envidiar a industrias de otras nacionalidades. Su diseño de producción -obra de Stéphane Taillasson-, su dirección artística -firmada por Gilles Boillot y Dominique Moisan, sus decorados -creados por Frédéric Delrue, Antoine Doré y Jessy Kupperman-, como también su diseño de vestuario, confeccionado por Thierry Delettre, son magistrales, recordando a otras maravillosas cintas de época galas recientes como 'Nos vemos allá arriba', 'El oficial y el espía' o 'Frantz'. Lo mismo de su cuidada fotografía, obra de Matias Boucard.
Un filme con aroma a cine clásico, con un fascinante romance imposible
Pero 'Eiffel' no es solo un derroche técnico deslumbrante, pues se está ante una notable historia de amor, lo que hace que se salga de lo convencional del biopic. Según la leyenda, la forma de A de la torre está inspirada en un amor imposible, la señora Adrienne Bourgès, una pasión de juventud con la que se reencontró en su madurez. No hay datos que avalen esta historia, pero esa mirada romántica sirve para crear un relato cinematográfico épico, con aroma a cine clásico.
A ello hay unirle un protagonista completamente entregado a su papel. Con el paso de los años, Romain Duris ha demostrado tener planta de galán, como pudo verse en 'Alto el fuego' o 'La espuma de los días'. El actor transmite muy bien ese afán innovador de Eiffel, junto con la amargura por esa pasión prohibida que sintió por madame Bourgès. El intérprete tiene mucha química con Emma Mackey, la cual se mimetiza en un papel que evoca a Eva Green o Léa Seydoux, y la cual vive un cara a cara artístico con Pierre Delandonchamps, el tercero en discordia, el cual sorprende con un papel alejado de los afables que suele interpretar.
'Eiffel', como sucedió el año pasado con 'De Gaulle', es un biopic que cumple con sus propias ambiciones, ofreciendo un auténtico espectáculo visual, con una historia épica por la creación de uno los grandes iconos no solo de París, sino de toda Francia, junto con un apasionado romance imposible. Una delicia visual que se degusta con sofisticación y fascinación.
Nota: 7
Lo mejor: Su cuidado aspecto técnico y Romain Duris convertido en un galán atormentado.
Lo peor: Al ser un relato sobre el afamado ingeniero civil, se hubiera agradecido una historia más ceñida a su biografía real.