"¿Qué hace tu mascota cuando no estás en casa?" Esta es una pregunta que ya se hizo Pixar hace años pero con tus muñecos en 'Toy Story'; sin embargo, en 'El asesinato de un gato', la mascota del protagonista, o mejor dicho su asesinato, es capaz de meter a su dueño en muchos y muy serios problemas.
En 'El asesinato de un gato', Clinton es un joven retraído que vive con su madre y con su único amigo: Mouser, un gato que, según su dueño, se encuentra algo extraño últimamente. Pero una tragedia ocurre: Mouser es asesinado por una flecha. De este modo, la película adquiere tintes de cine negro, sin despegarse del humor absurdo, personificando de forma increíble al gato, quien con su muerte, consigue hacer cambiar de una vez por todas la forma de ser de su dueño.
Acompañando a Clinton en esta atípica aventura detectivesca, se encuentran Greta (Nikki Reed), una chica que, sorprendentemente, también era dueña del mismo gato; el Sheriff Hoyle (J.K. Simmons), que hace todo lo posible por ayudar a Clinton pese a darse cuenta de lo absurdo de la situación; y Ford (Greg Kinnear), el dueño de unos grandes almacenes y principal víctima de todo el embrollo que destapará la muerte del gato.
Clinton está interpretado por Fran Kranz de forma bastante notable pues consigue que le odies de principio a fin. Da vida al perfecto imbécil: irresponsable, sin filtro a la hora de hablar, despreocupado en cuanto a sus actos... Lo tiene todo. No cae bien a nadie en la cinta, salvo a su madre, Blythe Danner en la ficción, que le aguanta porque es lo que las madres hacen. ¿Desearás que hubiera muerto Clinton en lugar del gato? Sí, no te lo negamos, pero también es uno de esos personajes que te generan una sensación de amor-odio y conseguirá despertar algo de empatía en ti (aunque sea una poca).
Detective de andar por casa
Sorprende que los veinte primeros minutos de este "viaje del héroe" en clave de humor, tengan a su protagonista en pijama, bata y zapatillas de andar por casa, algo que nos prepara para todo lo que vendrá a continuación: un enredo algo casposo, una conspiración real que quiere dejar en evidencia a una sociedad que sólo busca hacer dinero y más dinero y lo hace utilizando a personajes de lo más surrealistas en escenas de lo más absurdas. ¿A dónde queremos llegar?
En 'El asesinato de un gato', se ha querido contar algo muy grande trasladándolo a algo muy pequeño, como si de una especie de metáfora del mundo corrupto se tratara: el gato no es el gato sino una víctima más de cómo los multimillonarios harán todo lo que sea posible para agrandar aún más su riqueza. El principal problema es que la idea no termina de cuajar ni de divertir ni tiene toda la gracia que debería: sus personajes están bien escritos y bien interpretados pero todo es tan absurdo que no conseguimos meternos nunca en la película y nos quedamos fuera, viendo todo como si de un circo sin mucho sentido se tratara.
'El asesinato de un gato' ha apostado pero algo muy difícil y arriesgado: un thriller con humor absurdo que ejemplificara un problema mayor de la sociedad; sin embargo, el tono no convence y los personajes, aunque bien escritos, irritan al espectador. Termina siendo una comedia sin gracia, un thriller sin sentido, una película sin alma.