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CRÍTICA

'El Color Púrpura': Homenaje musical a la cultura africana y al clásico de Spielberg

La adaptación del musical de Broadway no consigue renovar la magia de la película de Whoopi Goldberg, pero sí la imita muy vistosamente con un trabajazo de producción y dirección que brilla en los números musicales.

Por Rafa Jiménez Más 9 de Febrero 2024 | 09:32
Redactor de cine y series, especializado en los estrenos actuales y Marvel. Muchas críticas y entrevistas

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Taraji P. Henson es la nueva Shug Avery en esta versión musical de 'El Color Púrpura'
Taraji P. Henson es la nueva Shug Avery en esta versión musical de 'El Color Púrpura' (Warner Bros España)

¿Cómo puedes estar a la altura de una novela ganadora del Pulitzer en 1983, un clásico de Steven Spielberg nominado a 11 Oscars y un espectáculo de Broadway? En todo ello a la vez se basa esta nueva versión de 'El color púrpura', estrenada en cines españoles el 9 de febrero. Esta nueva versión ofrece todo lo que ya había en la película de 1985 y el musical de 2005, con la misma historia de Alice Walker sobre la liberación de una mujer afroamericana durante varios años a comienzos del siglo XX. Pero aunque todo ello reluce en pantalla grande, realmente casi nada tiene esa luz genuina de sus precedentes; porque aunque todo está, nada se queda contigo.

El color de la película

Entre esos precedentes, esta nueva 'El color púrpura' parece decantarse por el musical de Broadway ya que, antes que todo (incluso que ser una película), es un espectáculo visual: recrea el color, pero no la emoción. Todo es llamativo en esta estética de videoclip: desde la paleta de colores en vestuario y decoración hasta el movimiento extremadamente acompasado de la cámara y el montaje. Cada aspecto de la película grita epicidad y profundidad, siendo (quizá demasiado) consciente de la importancia que cada una de esas escenas ha tenido en la cultura.

El gran culpable de este lucimiento es el director de la película musical de Beyoncé 'Black is king'. Blitz Bawule ha impregnado cada plano con su "forma de ver el mundo" y sus referentes culturales y sociales, tal y como nos contó en esta entrevista con el equipo. Sobre la superficie, 'El Color Púrpura' está planificada como una catarsis africana y espiritual mucho más explícita que las otras versiones. De entre todas las escenas, frases y licencias tan acertadamente añadidas para ganar identidad propia, destaca esa secuencia final donde por fin entendemos el corazón que quería tener esta película. Pero ya es demasiado tarde para trascender.

Fantasia Barrino protagoniza 'El Color Púrpura'

Una gala televisiva

El contexto y las intenciones están, pero luego sobre la práctica se trata de una recopilación de tópicos lujosos. Por ello, la sensación constante es la de estar viendo una gala de fin de año muy cara o un programa de variedades con esteroides como 'Tu cara me suena': Warner es la productora que despliega una recreación al milímetro pero vacía, sustentada por el discurso facilón del "yas, queen". En la trama, todo es bueno y bonito, todo el rato está arriba, las mujeres están todo el rato empoderadas. En consecuencia, no hay una evolución creíble; aunque están todas las escenas icónicas sobre el racismo y la sexualidad, su drama no es real y se tratan muy por encima.

Lo bueno de ser un espectáculo caro es que, cuando tocan números musicales, sirve al máximo. Ellos son el centro de la película, que está organizada como en una recopilación de pequeños videoclips con su propia estructura interna de inicio-desarrollo-conclusión; y entre medias, toca ir corriendo por encima hasta el siguiente número. Este ritmo frenético hace que se pasen muy rápidos (quizás demasiado) los 140 minutos de metraje. Pero es que son muchos momentos musicales, y muy largos, y muy bien rodados. Qué pena que ese pulso musical no esté también para lo social.

Danielle Brooks en 'El Color Púrpura'

Vuestras caras me suenan

Los actores son las principales víctimas de este enfoque de gala homenaje al clásico, ya que ninguno consigue aportar nada nuevo a su personaje o salirse de la imitación. De hecho, a pesar de esa extensa duración, el montaje apenas les deja tiempo para respirar entre número y número, por lo que sólo nos quedamos con las icónicas frases que tanto se han repetido. Ese discurso de empoderamiento exprés hace que todos ellos sean blanco o negro, o muy buenos o muy malos. Y aunque sea muy lineal, a Colman Domingo y Halle Bailey se les da extremadamente bien que les odiemos o que les amemos, respectivamente.

Taraji P. Henson es la que más pone de sí misma al icono musical Shug Avery (una vez más, quizás demasiado), el personaje más beneficiado de la expansión. Aun sin ver la película original, se nota que el personaje de Danielle Brooks fue interpretado anteriormente por alguien legendario (Oprah Winfrey), ya que es la clásica secundaria de película de Oscar que pide a gritos una nominación (y ahí la tiene).

Estas dos fuertes presencias evitan que puedan brillar otras secundarias prometedoras como H.E.R. o Ciara. Pero la peor parada es la protagonista completamente carente de trayecto o identidad. A pesar de haberla interpretado previamente en Broadway, Fantasia Barrino no dispone ni del espacio ni de los matices que pedía su Celie; es tan solo una luz de fondo.

Fantasia Barrino y Taraji P. Henson en 'El Color Purpura'

Esta versión es esa recopilación de grandes éxitos y momentos clave como una gala homenaje a 'El Color Púrpura' como concepto: un clímax constante con todos los hits que recordamos, con mucho presupuesto, mucho remarcar pero poco profundizar. Todo se esfuerza por transmitir, se nota en pantalla, y así es cómo el director sí que ha conseguido darle el empaque de superproducción africana a un clásico del cine americano: a través de la música que sonará en las salas de cine españolas a partir del 9 de febrero.

5
Lo mejor: Los números musicales. La representación africana. La emocionante secuencia final.
Lo peor: La protagonista no destaca casi nada. No es una película necesaria.