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CRÍTICA

'El contable': Tranquilidad explosiva

Ben Affleck interpreta a un genio de los números (y de las armas) en este contenido thriller del prominente director Gavin O'Connor.

Por Alejandro Rodera Herrero 20 de Octubre 2016 | 18:31

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Cada vez que el Sol se esconde tras la colina que exhibe las pretenciosas letras de Hollywood, una nueva película de acción ha sido concebida o engendrada durante esa jornada. Con mayor o menor presupuesto. Con un reparto más o menos atractivo. Con un director que se limita a agitar la cámara para que parezca que sucede algo o con otro que se atreve a explorar sus personajes sabiendo en qué terreno se está moviendo. En definitiva, películas que ya hemos visto antes de verlas o propuestas que buscan romper algún molde, o al menos tratar de quebrarlo ligeramente para abrir el camino a aquellas historias que merecen la pena ser contadas. Ese es el panorama de la industria. Y ahí se tropiezan o sobreviven multitud de directores antes de que vuelva a salir el Sol. En esa fina línea entre lo manido y lo sorprendente se ha movido Gavin O'Connor con el thriller de acción 'El contable', su película con mayor presupuesto hasta la fecha y en la que todavía resuenan ecos de su obra maestra.

Anna Kendrick y Ben Affleck en 'El contable'

Hace cinco años, llegaba a los cines 'Warrior', que relataba el reencuentro entre dos hermanos cuyas vidas fueron por diferentes senderos tras la separación de sus padres. Ambos entrenados en artes marciales mixtas, se terminaron enfrentando sobre un ring, cada uno por necesidades distintas. En ese escenario se produjo una colisión emocional teñida de redención y lágrimas que llevó a la épica a este maravilloso drama protagonizado por Tom Hardy y Joel Edgerton, que nunca llegó a estrenarse en España, por supuesto. En cuanto a la labor de O'Connor en aquella película destaca su habilidad para explotar una intensidad desgarradora en los actores en cada secuencia, transformando lo que podría haber sido un edulcorado melodrama familiar en una magistral reflexión acerca de la compleja cicatrización de las heridas del pasado, siendo la familia el epicentro de su cine. Tras ese trabajo aceptó el precipitado encargo de sustituir a Lynne Ramsay al frente de 'La venganza de Jane' tras una desastrosa preproducción. Por lo que 'El contable' es realmente la continuación natural de su filmografía tras 'Warrior', un thriller sin aceleraciones innecesarias, con un punto de partida poco convencional y posteriores convencionalismos hollywoodienses y que mantiene a la familia en primer plano.

Un contable autista se dedica a revisar las finanzas de algunas de las personas más peligrosas del planeta. Su nuevo encargo le lleva a una empresa de robótica, que ha estado perdiendo dinero a lo largo de los años y se sospecha que haya sido sustraído por uno de sus altos cargos, lo cual llevará al contable a introducirse en una red de intereses económicos que pondrá en riesgo su vida. Al mismo tiempo, el Departamento del Tesoro trata de identificarle a partir de una serie de desperdigadas pruebas, conscientes de que también es un letal asesino. Así a primera vista, el argumento puede parecer algo ridículo, pero la acertada presentación de O'Connor de las diversas características de la complicada personalidad del protagonista resulta suficiente para que no genere un irreparable rechazo desde el comienzo. Vemos sus habilidades con las armas, el combate cuerpo a cuerpo, una introducción conceptual al autismo y nos adentramos en la vida del contable, con reducidas habilidades sociales y marcada por comportamientos maniáticos. Rápidamente aparecen los clichés del policía que está a punto de jubilarse y del genio que escribe en las paredes para demostrarnos lo maravilloso que encierra su mente. Afortunadamente la película evita los derroteros habituales e, intercalando diversos tiempos con el montaje, va desgranando al misterioso antihéroe.

Jon Bernthal y John Lithgow en 'El contable'

Ben Affleck interpreta al contable con un restringido repertorio de expresiones, debido a la naturaleza del personaje. Esa limitación recuerda al trabajo de Ryan Gosling en 'Drive', pero sin alcanzar la brillantez del protagonista de la película de Nicolas Winding Refn, sobre todo debido a que el aura de misterio del personaje se va disipando con una cantidad desmesurada de flashbacks. Esas analepsis componen gran parte de la cinta, aportando información acerca de los traumas de la infancia del asesino, principalmente relacionados con su estricto padre. Por un lado, se nos permite tener acceso a la inescrutable mente del protagonista, al ir suministrando dosis de información con esas miradas al pasado, y por el otro, se presta demasiada atención a aquellos eventos, provocando que la trama planteada en el tiempo presente se vea cortada constantemente para justificar el comportamiento de un contradictorio protagonista. Al igual que la investigación policial sirve únicamente para guiar al espectador hacia un juicio positivo del contable/asesino, ya que como elemento de tensión o persecución no tiene apenas valor. Aunque en ese apartado institucional sí que merece la pena hablar del trabajo de J.K. Simmons como ese agente ligado por un instante vital al contable. El veterano actor demuestra su buen hacer y especialmente hay un largo plano en el que se come la pantalla, y supone la transformación de lo mediocre a lo emotivo.

El arte de contener las emociones

Pero es difícil quedarse con un solo nombre del elenco, ya que todos los principales realizan su trabajo con esa intensidad modulada, dependiendo de las necesidades de la secuencia, que tan bien consigue O'Connor. Anna Kendrick aporta un imprescindible toque de vivacidad, que permite respirar un poco a la neutralidad del rostro de Affleck. Jon Bernthal añade a la mezcla el carisma del que tampoco puede disponer el protagonista. Y Jeffrey Tambor vuelve a enfundarse el traje de preso que tanto bien le hizo en 'Arrested Development'. En cuanto a la dirección de Gavin O'Connor, sabe sacar partido a cada uno de esos personajes, con algún otro que está por ahí para que avance la trama sin ocultar su nulo interés para el público. También hay que elogiar que no se evidencien demasiado las revelaciones clave, sin sacarlas de la chistera, ni que con la mezcolanza de tiempos a la que recurre, el ritmo de la película quede minado cada vez que un flashback aparece en escena, mérito que recae en la ingeniería llevada a cabo en la sala de montaje.

Por último, es de vital importancia agradecer al guionista, Bill Dubuque, que el personaje de Kendrick no se convirtiera en una simple muleta amorosa del protagonista, que habría sido lo normal si 'El contable' formara parte de ese 90% de películas de acción de Hollywood en las que el espectáculo va por delante de los personajes. Pero en este caso, O'Connor salva la coherencia, aunque se vea puesta en peligro por ocasionales tiroteos, y firma un thriller que clama por la brillantez que puede esconder lo diferente.

Nota: 7

Lo mejor: O'Connor es coherente con su personaje protagonista hasta el final y logra organizar un puzzle basado en los traumas y relaciones familiares.

Lo peor: Los espectadores más impacientes pueden verse frustrados por el planteamiento desestructurado del relato.

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