å

CRÍTICA

'El cuervo': El renacer ultraviolento de un mito gótico

Bill Skarsgård y FKA Twigs se convierten en amantes trágicos en la nueva adaptación del cómic de James O'Barr, dirigida por Rupert Sanders, que no escatima en sangre y romance.

Por Pedro J. García Más 30 de Agosto 2024 | 09:30
Redactor y crítico pop. Me apasiona la animación y veo series por encima de mis posibilidades.

Comparte:

¡Comenta!
Bill Skarsgård es el nuevo Eric Draven
Bill Skarsgård es el nuevo Eric Draven (DeAPlaneta)

En torno a 'El cuervo' existe una leyenda oscura que ha intensificado aun más si cabe su ya de por sí intrínseca aura de clásico gótico a lo largo del tiempo. El creador de la novela gráfica, James O'Barr, se inspiró en su propia tragedia personal, la muerte de su prometida en un accidente provocado por un conductor ebrio, para dar forma a la icónica historia de Eric Draven. Más tarde, la célebre adaptación del cómic al cine en 1994 de la mano de Alex Proyas, quedó marcada para siempre por el fatídico desenlace de su protagonista, Brandon Lee, que murió de un disparo en el rodaje.

Exactamente dos décadas después de que 'El Cuervo' se convirtiera en uno de los exponentes más destacados del cine basado en cómics, mucho antes de que el género superheroico dominara la industria, llega a nuestras pantallas la nueva adaptación de las viñetas de O'Barr. Una relectura actualizada a manos del director Rupert Sanders ('Blancanieves y la leyenda del cazador', 'Ghost in the Shell: El alma de la máquina'), que se aleja considerablemente del enfoque de Proyas (y del cómic original) para reinventar a Eric Draven como antihéroe moderno.

'El cuervo' trata sobre el trauma, el amor incondicional y la venganza
'El cuervo' trata sobre el trauma, el amor incondicional y la venganza (Tripictures)

El actor sueco Bill Skarsgård continúa especializándose en personajes oscuros tras interpretar a Pennywise en 'It', hacer de villano en 'John Wick 4' y aparecer en películas como 'Barbarian' o 'Kill Boy'. Aquí da vida (y muerte) a Eric Draven, un joven atormentado y problemático cuyo comportamiento errático, condicionado por su pasado, lo lleva a ser ingresado en un centro de rehabilitación. Allí conoce a su alma gemela, Shelly Webster (encarnada por la cantante FKA Twigs, 'Honey Boy'), con la que se da a la fuga para vivir la historia de amor emo más intensa jamás contada. Una que se reescribe con cambios significativos, pero se mantiene fiel a la premisa original.

Lo que se mantiene es el catalizador del conflicto: Eric y Shelly son brutalmente asesinados, tras lo cual Eric despierta rodeado de cuervos en un limbo industrial, donde se le ofrece la oportunidad de volver al reino de los vivos para vengarse de sus asesinos y devolver a la vida a su amada, valiéndose para ello de nuevo poder e invulnerabilidad sobrenatural. El precio es alto, pero este no duda en embarcarse en un sangriento viaje de venganza para salvar a Shelly, llevándolo cara a cara con Vincent Roeg (Danny Huston en la piel de un personaje creado específicamente para el film), el demoníaco señor del crimen que está detrás de todo.

El amor será siempre más fuerte que la muerte

Apoyándose en una estética muy marcada y una puesta en escena bastante cuidada, Sanders reubica a Eric Draven como inadaptado post-punk en un entorno de fantasía urbana más estilizado, donde el personaje, en el cuerpo fibrado y cubierto de tatuajes de Skarsgård, se convierte en una suerte de primo deprimido del Joker de Jared Leto, y Twigs en su Harley Quinn darks. Suena mal, ya, pero el look de Skarsgård como Eric Draven lo parte, y ese estilo particular resulta totalmente coherente con los personajes y el universo al que pertenecen.

Un romance trágico
Un romance trágico (Tripictures)

El trasfondo, sin embargo, es el mismo: una historia sobre el trauma, el dolor, el difícil proceso de aceptar la pérdida, y por encima de todo, un retorcido cuento de amor trágico. Y ahí es donde encontramos una de las mayores virtudes de 'El cuervo', en el compromiso de Sanders a la hora de otorgar al romance un peso capital en la trama, sin el cual, la historia no tendría razón de ser.

La base de 'El cuervo' es ese amor más grande que la vida y la muerte que caracteriza a Eric y Shelly. Y Sanders no solo no le tiene miedo (como últimamente ocurre mucho en el cine de Hollywood y las grandes sagas), sino que se toma su tiempo para desarrollarlo, con vistas a justificar lo que viene después, recreándose en la relación como si el movimiento emo no se hubiera pasado de moda hace más de una década. Claro que, por buena que sea la intención y loable el esfuerzo, esto acaba arrastrando el ritmo de una primera hora que se hace pesada y en la que los acontecimientos suceden de forma inconexa y deslavazada.

En cuanto a Skarsgård y Twigs, los dos se esfuerzan en convencernos de que se aman y harían cualquier cosa el uno por el otro. Retozan semidesnudos, saltan en la cama, reivindican el sexo antes de ducharse, conectan musicalmente y se besan a través de una cortina, como si vivieran en un videoclip de Placebo. Pero nada de eso consigue compensar los superficial de la relación, las limitaciones interpretativas de la pareja (sobre todo de ella) y una química más bien justa. Al final, es inevitable sentir que ambos han sido elegidos casi exclusivamente por su físico, estilo y aura de bichos raros, lo que, eso sí, encaja con la propuesta de maravilla.

Eric+Shelly 4Ever
Eric+Shelly 4Ever (Tripictures)

Y de repente... ¿'John Wick' gore?

Lo más impactante (y comentado) de 'El cuervo' llega en su tramo final, un delirante clímax en el que la fantasía noir da paso a un desenfrenado festival de acción ultraviolenta donde no se escatima en sangre y muertes, a cada cual más macabra y explícita. Resulta chocante, porque es como si fuera completamente otra película. Como si lo anterior no hubiera convencido en pases de prueba y hubieran tenido que johnwickficar la película para arreglarlo. Pero paradójicamente, acaba siendo lo mejor de esta relectura.

Sanders salpica (nunca mejor dicho) la película de momentos de violencia brutal y body horror bastante interesantes, especialmente en todo lo que tiene que ver con la relación de Eric con su cuerpo tras resucitar. Huesos rotos, órganos que se salen de su sitio y se tienen que meter a la fuerza... Pero lo más fuerte llega, como decíamos, en ese tercer acto en la ópera, una traca final llena de gore, que además de remitir a 'John Wick' por su frenética puesta en escena a lo 'uno contra todos', lleva la película hacia el terreno de la serie B y el cine de medianoche, del que desata aplausos en los festivales de cine fantástico.

'El cuervo' es una película evidentemente fallida, aunque no es el desastre que muchos se han empeñado en vender. Si bien es cierto que falla en su estructura narrativa y sus protagonistas no dan la talla (aunque luzcan muy bien en pantalla), se agradece que un reboot así no abuse de la nostalgia fácil y elija su propio camino en lugar de ajustarse a la fórmula testada del cine de superhéroes, aunque no esté del todo claro a quién quiere dirigirse.

Con ella, Sanders intenta salirse del molde para (re)abrir otro camino para el cine de basado en cómics. Esto puede alejarla del público mainstream (la taquilla estadounidense así lo refleja), pero a la vez, su voluntad arriesgada y radical la hace más susceptible de ser abrazada por los fanáticos del terror y la fantasía alternativa, los únicos que pueden darle la inmortalidad.

6
Lo mejor: El demencial clímax de acción en la ópera. Que Sanders se moleste en construir la relación central. Que no se rija por la fórmula superheroica.
Lo peor: La primera mitad es casi incoherente. Skarsgård y Twigs tienen poca química y carisma. Parecen dos películas en una.
Películas