Con una fuerte protagonista femenina y un sólido misterio sobrenatural que mezcla magia y ciencia, 'El descubrimiento de las brujas' se convirtió en un best seller al que no tardaron en seguir dos entregas más, dando lugar a una trilogía con tanta sustancia que es muy sorprendente que no se haya adaptado ni a la pequeña ni a la gran pantalla hasta el momento. Y es que no solo es carne de cañon por ese peligroso romance que pretende acabar con las fatídicas consecuencias de una forzada segregación entre especies, sino que su mundo, plagado de seres impresionantes o bien por su poderío físico u otra clase de atributos, encierra tantas posibilidades como para seducir al espectador con las temporadas que haga falta. Eso sí, conociendo y respetando el material original.
Matthew Goode y Teresa Palmer son los protagonistas de esta ficción que parece renegar de las peculiaridades de la obra de Deborah Harkness para abrazar una mezcla de ingredientes que recuerda a otras historias sobrenaturales cuyo éxito se pretende emular mediante una inestable replica de su estructura.
Sobra decir que esto no convence, ya no por la idea, más adecuada para la campaña de marketing que para vertebrar una propuesta televisiva, sino porque el batiburrillo de clichés inexistentes en la obra original entorpece bastante el ritmo. La novela, que tiene sus propios tópicos, se esfuerza por profundizar en la psique de ambos protagonistas, bruja y vampiro, para desentrañar el misterio de un amor inesperado que esconde elementos bastante más interesantes que los que se perciben de estos nuevos Edward y Bella.
Sin embargo en la pequeña pantalla se apuesta por dar más cancha a otros personajes para al final no terminar de apostar por ellos, algo que podría haber sido muy positivo pero que dificulta la construcción de unos cimientos cuyos pilares fundamentales terminan ciertamente esmirriados.
No diría que la casa se viene abajo, más que nada porque Goode, en la piel de Matthew Clairmont, vampiro ancestral con un intenso interés por desentrañar el origen de los suyos; se esfuerza todo lo que la ficción merece. Lo mismo se puede decir de Palmer y, ya que nos ponemos, de Alex Kingston y Valarie Pettiford, actrices que interpretan a las tias de Diana, la bruja que no puede escapar a sus poderes hasta el punto de atraer al por siglos desaparecido libro de la vida, y terminar enamorándose del misterioso Clairmont.
Y es que así es como empieza todo, con Diana, una bruja que no quiere serlo, encontrando un libro por el que se pelean todas las especies sobrenaturales: brujas, vampiros y daimones. Ante la atención que esto atrae, el profesor Clairmont, que en un principio buscaba hacerse con el ancestral tomo como todo hijo de vecino; termina sintiendo la necesidad de proteger a Diana, lo que les convierte en un equipo frente a las incógnitas que encierra el origen de las especies. Y de ahí al amor, uno que fluye de manera natural en la novela (todo lo natural que es posible con cierta mezcla imposible de elementos) pero que en la serie se ve gravemente afectado por un cambio que afecta de manera radical a la esencia de Matthew y por consecuencia a lo que hace que Diana se enamore de él.
Un pequeño cambio...
... puede convertirse en un gran error. Eso es exactamente lo que pasa con el monumental cambio en la esencia de Matthew, que pasa de ser un vampiro especialmente rabioso que ha tenido siglos para apostar por su lado más "civilizado", a un depredador que saca su lado menos amable de manera deliberada; algo que encima enamora a su bruja. No digo que no pudiese ser, de hecho hay otras modificaciones que funcionan algo mejor y se justifican pensando que el lenguaje televisivo no es el literario; pero esta apuesta por un carácter radicalmente distinto aleja tantísimo al vampiro de Goode del personaje que conocimos en la novela, acercándolo a su vez a otras historias que ya nos hemos tragado con más o menos placer que... Pone un poquito de los nervios si te has leído el libro. ¿Y si no?
Dejando a un lado la novela, la ficción es disfrutable para los amantes del mundo sobrenatural que además gustan de recorrer Oxford con la excusa que sea, una ciudad que hechiza siempre en sus propios términos. Además Goode y Palmer se esfuerzan como para dar esperanzas sobre un futuro más mágico y menos "crepusculero".
Nota: 5
Lo mejor: El lado vampírico de Matthew Goode.
Lo peor: Que se aleje de la novela para acercarse a otras propuestas de dudoso atractivo.
'El descubrimiento de las brujas' se estrena en Sky España este martes 6 de noviembre.