Desde que en 2012 nos trajera 'Dictado', un thriller de terror protagonizado por Bárbara Lennie con el que compitió en el festival de Berlín, Antonio Chavarrías no había vuelto a sentarse en la silla del director, aunque no por ello ha cesado su actividad profesional. Todo lo contrario, el barcelonés ha seguido con su labor de productor, pero al final no ha podido resistirse a la llamada del rodaje y con 'El elegido', coproducción entre España y México, vuelve a las labores de dirección y escritura.
En esta nueva incursión detrás de las cámaras, Chavarrías nos propone un viaje a uno de los episodios definitorios del todavía en construcción régimen stalinista, el complot para asesinar a Leon Trotsky. Un episodio que además nos pilla de cerca, pues el encargado de llevar a cabo tal empresa fue un joven combatiente comunista de origen español llamado Ramón Mercader. Es a través de los ojos de este hombre desde el que el cineasta catalán nos relata este drama / thriller histórico.
La película tiene todos los ingredientes para conquistar al espectador: espionaje, amor, traiciones, suspense... pero en conjunto la propuesta no termina de funcionar. El director toma, quizás, demasiada distancia con sus personajes y con los hechos que narra, de tal forma que el espectador se ve incapaz siquiera de empatizar con ninguno de los protagonistas. Si bien ese distanciamiento puede resultar adecuado para retratar el hecho histórico, para no juzgarlo y dejar que sea cada espectador el que saque sus propias conclusiones, no lo es tanto si se pretende viajemos con sus personajes y entendamos o comprendamos sus motivaciones. La indiferencia hacia el destino de Ramón Mercader y demás protagonistas es la nota dominante de 'El elegido'.
Entrada wikipédica
Uno de los aspectos de más interés de la propuesta de Antonio Chavarrías es la exploración de la relación entre Ramón Mercader (interpretado por el mexicano Alfonso Herrera) y su madre (encarnada por la siempre eficiente Elvira Mínguez), pero tampoco se profundiza excesivamente en ella. El director toma una de las teorías acerca del condicionamiento de Mercader para aceptar convertirse en el verdugo de Trotsky y aporta pocos detalles más de los que podemos encontrar en la entrada de Wikipedia del personaje histórico.
Este aspecto viene a subrayar la dificultad del público por empatizar con cualesquiera de los actores de la historia. Se profundiza poco al respecto. De hecho, se dedica más tiempo a describir las diferentes situaciones y escenarios en los que se va desarrollando la trama que en los personajes. El resultado es una trama poco atractiva, de ritmo lento, que no logra enganchar al espectador.
Supone también una oportunidad perdida la falta de interés mostrada por el director en abordar el contexto político de la época (con la guerra civil española en su recta final y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial). Aunque esta decisión es comprensible por la ya citada intención del autor de intentar ser objetivo, desligándose de discursos y cuestiones políticas.
Elecciones discutibles
Alfonso Herrera, protagonista de la historia y con quien hemos tenido la oportunidad de hablar en esta entrevista, se revela como una elección poco acertada para hacer las veces de Ramón Mercader. Las intenciones están ahí, eso es innegable, pero al intérprete le cuesta desligarse de su acento mexicano, que saca a relucir en algunas ocasiones, restando verosimilitud a la caracterización de su personaje, de origen catalán. Aún así, el actor se esfuerza y una vez que nos acostumbramos a escucharle, deja de resultar tan extraño. Aspecto este que al público internacional -no hay que olvidar que es una coproducción con aspiraciones a venderse en varios mercados-, seguramente le pase desapercibido, por lo que tampoco deberíamos tenerlo tan en cuenta.
Nota: 5/10
Lo mejor: La oportunidad de acercarnos a este episodio histórico.
Lo peor: El excesivo carácter divulgativo que condiciona el resto de la historia.