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CRÍTICA ECARTELERA

'El Exorcista: Creyente': La desacralización de una de las mejores películas de terror de la historia

Cincuenta años después del estreno de 'El Exorcista', Blumhouse y David Gordon Green ('La noche de Halloween') intentan ampliar la historia con una secuela con doble posesión. Ya en cines.

Por Rafa Jiménez Más 6 de Octubre 2023 | 09:50
Redactor de cine y series, especializado en los estrenos actuales y Marvel. Muchas críticas y entrevistas

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Las dos nuevas niñas poseídas que le toman el relevo a la icónica Regan
Las dos nuevas niñas poseídas que le toman el relevo a la icónica Regan (Universal Pictures)

Hace 50 años se estrenó una de las mejores películas de terror de la historia. Desde 'El exorcista', ha habido muchas otras historias sobre este tema o incluso sobre este mismo demonio como secuelas cinematográficas y televisivas. Ahora, Blumhouse se ha propuesto intentar repetir la jugada exitosa de 'La noche de Halloween': hacer una secuela directa de la original que pueda abrir camino a una nueva trilogía. Sobre ello tendrá que decidir principalmente la taquilla, ya que la crítica ha machacado (tristemente, con razón) a 'El exorcista: Creyente', una película más de exorcismos tan oscura como ridícula que llega a los cines españoles el viernes 6 de octubre.

Firme en el tono

El mayor (y casi único) acierto de esta secuela tardía es el tono. Todo es oscuridad en 'El Exorcista: Creyente'. Desde el primer minuto, el mal rollo impregna cada escena sin ninguna concesión a la esperanza ni a la comedia. Aunque esto provoque que no haya una evolución en el metraje al estar todo el rato en un ritmo intenso, también garantiza que no falte el entretenimiento a pesar de ser una historia tan simple como la de dos chicas desaparecidas que regresan con una maldición.

David Gordon Green sabe perfectamente cómo crear este ambiente lúgubre constante que te atraiga, te enganche y luego te inquiete sin permitirte relajarte durante ninguna de las dos horas de duración. Todo ello culmina, además, en una de las escenas de exorcismos más largas que se hayan visto en el cine. Realmente esa es la única secuencia puramente de terror en toda la película, pero en el camino hacia ella hay algunos jumpscares y escenas con estilo. El maquillaje también aporta a esta oscuridad omnipresente, a pesar de que se muestre demasiado repentino.

Olivia O'Neill como una de las niñas poseídas por el demonio en 'El Exorcista: Creyente'

Traicionera nostalgia

Los peores temores se confirman, pero no en sentido metafórico. 'El Exorcista: Creyente' es un festival de oscuridad y de todos los clichés más superficiales de las secuelas tardías: nostalgia mal llevada con referencias forzadas a Regan, Ellen Burstyn completamente desperdiciada, un reparto sorprendentemente forzado (Leslie Odom Jr no parece ni el mismo de 'Hamilton' o 'Una noche en Miami'), uso desacompasado del mítico tema escalofriante... Las únicas que se lucen muy sobresalientemente son las pequeñas Lidya Jewett y Olivia O'Neill con una resistencia increíble estando casi toda la película en modo demonio.

Como continuación de la saga, parece un fan fiction que traiciona a la original con excusas como la de recuperar a Chris MacNeil por un libro que ha publicado sobre su hija cuando, al final de la original, decide no contarle nada a ella para protegerla. Además, la trama de este mítico personaje desaparece incomprensiblemente como si fuera un anexo pegado al guion ya hecho esperando a que esta talentosísima actriz confirmara si volvía o no.

Leslie Odom Jr y Ellen Burstyn en 'El Exorcista: Creyente'

La desacralización del mito

Aquella larga escena del exorcismo es la que hace saltar todo por los aires, en todos los sentidos: tras una primera mitad tan intrigante como lenta, el segundo tramo de película derrocha el esperado festival de efectos, blasfemias, ataques... y también de ridiculeces. "Cada religión, cada cultura, tiene su propio rito de exorcismo. Vamos a necesitarlos todos". Esta frase del tráiler marca el comienzo de una parte del guion escrita como si fuera la Vengadores de las religiones, con un mix de creencias como si fueran superpoderes probando a ver cuál funciona. Esa estructura de superhéroes y reboots de estudio no solo no hace grande la película sino que la hunde hasta llegar a pedir la hora.

Lo atractivo de la película original y del fantástico póster de esta secuela era ceñirse a ese duelo entre Dios y el demonio dentro del cristianismo. Sin embargo, aquí abanderan el "Dios o el dios que sea" para quitarle solemnidad a este duelo sobrenatural y a ese demonio que también podría ser el que sea, igual que 'El Exorcista: Creyente' podría ser cualquier película de terror del fondo de Netflix. El final intenta sacar una moraleja de estas religiones para explicar el subtítulo de 'Creyente', pero lo acaba de estropear cuando presentan el tan manido poder del amor y de mirar en tu interior.

Es realmente paradójico que la secuela se llame 'Creyente' cuando su función principal con esta perspectiva es desacralizar el mito de la original para que dejemos de creer en ella y en sus fuerzas. Llega a ser bochornoso ver un exorcismo tan de andar por casa, como quien lo busca en YouTube y sin ningún atisbo de la solemnidad de la original. De ella copia demasiado literalmente parte del estilo y la estructura del caso, pero no consigue dejar ninguna escena para el recuerdo salvo un desenlace muy atrevido y perturbador. Sin embargo, cuando este llega, hace tiempo que desconectamos de la historia y realmente nunca hemos llegado a conectar con ninguno de estos personajes.

Lidya Jewett y Leslie Odom Jr en 'El Exorcista: Creyente'

En 'El Exorcista: Creyente' ocurren muchas cosas y muy oscuras, pero ninguna nos importa. Todo el rato es tenue y solemne, pero no es terrorífica. Al final, el horror era ver cómo una niña que nos importaba se transformaba muy progresiva e irremediablemente en lo peor. Por eso, duele ver cómo los personajes clásicos y los nuevos no generan nada de esa empatía y cómo se ha utilizado el nombre de la película original/franquicia en vano. Cerrando con una nota de esperanza tanto esta crítica como la película, el penúltimo plano genera la única emoción fuerte de la película y es casi la única razón para verla en cines a partir del viernes 6 de octubre.

5
Lo mejor: El constante tono lúgubre, la intensidad y el penúltimo plano.
Lo peor: Los momentos ridículos durante el exorcismo te impiden conectar.