Desde que estrenara 'La bruja' hace ya cinco años, Robert Eggers se ha convertido en una de las grandes promesas del cine norteamericano y uno de los grandes baluartes de lo que se ha llamado "elevated horror" junto a Ari Aster ('Hereditary', 'Midsommar') o Jordan Peele ('Déjame salir, 'Nosotros'). Es por ello que su última película, que fue presentada por todo lo alto en Cannes, fuera esperada con grandes expectativas. Y de la mano del dúo formado por Robert Pattinson y Willem Dafoe, 'El Faro' por fin ha llegado a los cines para presentar un nuevo y terrorífico relato.
Una solitaria isla únicamente poblada por un faro y dos marineros condenados a entenderse durante las cuatro semanas que pasarán juntos. Pero el veterano (Dafoe) pronto dejará claro que está al mando y que el novato (Pattinson) no sólo está allí para ser el mozo que lo limpie todo, sino también para no acercarse al que se supone es su cometido, mantener la luz del faro encendida.
El punto de partida de 'El faro' podría recordar mucho a una película como 'Shutter Island' (dos hombres que llegan a una isla misteriosa, alucinaciones por doquier y un complot secreto al acecho), pero aquí Eggers juega sus cartas de otra forma comenzando por una estética muy marcada que imita el formato 4:3 y el blanco y negro, que tiene relación directa con el cine expresionista. Y, aunque pueda parecer otra referencia más, este aspecto bien junto a los repetidos travellings de abajo a arriba, podrían interpretarse como una declaración de intenciones del auténtico tema del film: la lucha de poder entre dos hombres que quieren estar por encima del otro.
De esta manera, la relación entre ambos va de lo más contenido hasta desatarse por completo en un juego de sumisión que recuerda en gran medida al de 'El sirviente' de Joseph Losey. Y, sobre todo, un vaivén de golpes en el que tanto Robert Pattinson como Willem Dafoe alcanzan cotas interpretativas inimaginables.
Mitología marina
'El faro' está plagada de referencias, tanto las cinematográficas (ese momento 'El resplandor' / 'La carreta fantasma') como las literarias (Poe y la narrativa gótica inglesa) como del propio lore marino sobre el que discurre el film: las leyendas de sirenas, pulpos y almas de marineros encerradas en gaviotas. No obstante, Eggers también echa mano de dos mitos clásicos con un rasgo común: el castigo eterno. El primero tiene que ver con Sísifo y el constante trabajo del personaje de Pattinson por arrastrar tanto las piedras que recoge como el aceite de la lámpara que sube hasta lo alto del faro para luego volver a bajar. El segundo, mucho más sutil, tiene que ver con Prometeo, siendo la codicia y la obsesión del joven protagonista por alcanzar la luz del faro lo que le llevará a perder el juicio.
Como cualquiera de estos mitos, 'El faro' contiene elementos tan misteriosos y fascinantes como crudos y desagradables. Se trata de un terror que se acerca más a lo psicológico que al susto fácil, a la paranoia de un Robert Pattinson y un Willem Dafoe a los que el alcohol y la envidia los convierten en dos auténticos monstruos. En resumen, un cuento de terror sobre la codicia humana y de cómo esta es la luz que guía a la locura y la miseria humana.
Nota: 8
Lo mejor: Por si tener dos de las interpretaciones del año fuera poco, es toda una experiencia digna de ver por su propuesta estética y por las distintas capas que ofrece la historia.
Lo peor: Sus violentas imágenes y ensordecedores sonidos en búsqueda de esa atmósfera de terror pueden dejar fuera al público más sensibles.