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CRÍTICA

'El gran baño': Las nuevas masculinidades

Crítica de 'El gran baño', dirigida y escrita por Gilles Lellouche. Protagonizada por Mathieu Amalric, Guillaume Canet, Virginie Efira, Benoît Poelvoorde,Leïla Bekthi, Jean-Hughes Anglade, Marina Foïs.

Por Miguel Ángel Pizarro Más 11 de Enero 2019 | 10:42
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Aunque el actor Gilles Lellouche ya tenía experiencia como director, con 'Narco' y 'Los infieles', tuvo la ayuda de otro realizador. Con 'El gran baño', Lellouche salta sin red en solitario, con una historia que aparenta ser una comedia feel-good pero que guarda un trasfondo mucho más interesante sobre la crisis de la masculinidad y el hombre de mediana edad. En ese salto a la piscina le acompañan los actores más reconocidos de su generación.

El gran baño

Bertrand es un hombre cincuentón, padre de familia, que lleva en el paro dos años. Con depresión, un día Bernard encuentra, en el polideportivo al que su hija pequeña va, un anuncio en el que se buscan hombres para el equipo de natación sincronizada masculina y que no hace falta experiencia. Sin ninguna labor que hacer, Bertrand decide probar suerte, encontrando a un grupo de hombres de su edad cuya situación personal es muy similar a la suya.

Mostrando la depresión del hombre cotidiano

Está claro que Lellouche, que también escribe en solitario el guion, ha querido para su salto al agua reunir a sus amigos. Por ello, Lellouche ha conseguido un auténtico dream team actoral: Mathieu Amalric, Guillaume Canet, Benoît Poelvoorde, Jean-Hugues Anglade, Virginie Efira, Leïla Bekhti, Marina Foïs, Philippe Katerine y Félix Moati. Todo el reparto es sublime y eso se percibe desde el inicio, logrando mostrar unos personajes tremendamente reales y humanos, alejados de cualquier cliché que se pueda esperar de ellos.

El gran baño

Porque 'El gran baño' es una película de ruptura de clichés, de mostrar, sin tapujos, la crisis de la masculinidad, de la fragilidad del hombre. Lellouche habla a su generación, aquella en la que los hombres tendrían que ser triunfadores consagrados pero que no lo han sido. Son hombres deprimidos, enfadados, desesperados. Lejos de crear un retrato satírico o paródico, Lellouche toma a esos hombres y los enfrenta a su realidad, logrando que acepten su propia debilidad, sus fracasos, consiguiendo que canalicen y asuman su presente a través de la natación.

Ahí entran en escena Virginie Efira y Leïla Bekhti. Ambas son las mentoras de esos hombres heridos, las dos mujeres sirven de inspiración y esperanza. Efectivamente, es muy interesante que ellas sean las que guíen y enseñen a ellos. Pero, por otro lado, Lellouche acierta al crear dos protagonistas femeninas que también tienen sus fantasmas del pasado, que han sufrido, pero que se han levantado y siguen adelante.

Natación sincronizada para romper los prejuicios sobre el género

Lellouche habla de depresión, de frustración, lo hace con conciencia. En su película, se puede ver cómo el equipo funciona gracias al sentimiento colectivo, cómo se escuchan y se apoyan los unos a los otros. El director también muestra cómo romper prejuicios, barreras, hace que esos hombres se liberen, siendo la natación sincronizada esa metáfora, mostrando sin complejos a esos varones danzando sobre el agua y luciendo unos cuerpos reales. Lellouche introduce el concepto de nueva masculinidad, lo hace de forma sutil y espontánea, logrando que sus protagonistas guarden un carisma entrañable.

El gran baño

Y ahí radica el éxito de 'El gran baño'. Sí, es una historia de superación, con cierto tono feel-good. Pero, realmente, se trata de un drama que muestra esperanza y una mirada amable a esos hombres que, sí, no han sido unos triunfadores, pero tienen derecho a ser felices, a evolucionar y a convivir. De ahí, que se esté ante una propuesta notable, elegante e inspiradora. A Guillaume Canet, magnífico en la película, le ha salido un rival como director y actor, Gilles Lellouche ha hecho un certero salto olímpico.

Nota: 8

Lo mejor: Su equipo de actores y su trasfondo reivindicativo de las nuevas masculinidades.

Lo peor: Al final, la película se alarga innecesariamente.