Corría el año 2003 cuando Peter Jackson y los miembros de la comunidad del anillo decían adiós a sus fans con 'El Señor de los anillos: El retorno del rey', un adiós que se convertía en "hasta luego" cuando en 2012 veíamos en las salas de cine el comienzo de una nueva trilogía. 'El Hobbit' volvía a hacer de diciembre el mes de Peter Jackson, que estas navidades promete volver a ser líder de taquilla con 'El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos'.
Esta vez, el Peter Jackson no ha querido hacer más dura la despedida, y ha decidido que la última entrega de la trilogía sea la más corta de todas, y así, en "escasos" 144 minutos, Jackson finaliza la aventura de Bilbo Baggins. Este acomodado hobbit vuelve a la gran pantalla para terminar la misión que hace tres años comenzaba a regañadientes acompañado por 13 serviciales enanos dispuestos a recuperar su hogar, y lo hace fiel al estilo Tolkien, sin dejarse ningún detalle.
'El Hobbit: la batalla de los cinco ejércitos' se corona como el episodio más dinámico y menos pesado de la trilogía. Un episodio en el que Jackson consigue un logrado equilibrio entre los personajes de manera que ninguno sobresalga por encima del otro, creando una armonía tal, que permite al espectador olvidar que está siendo testigo de una de las batallas más largas de la saga, con 45 minutos de enfrentamiento entre hombres, enanos, elfos y orcos, ejércitos varios que, a los pies de la Montaña Solitaria, competirán por el tesoro de los enanos, y lo harán sin fatigar al público, he aquí uno de los grandes méritos del largometraje.
Como buenos veteranos de la serie que son, Ian McKellen y Orlando Bloom les ceden protagonismo a las incorporaciones más recientes, y muy especialmente a Luke Evans y a Richard Armitage, que dan un giro a sus personajes en esta despedida. Una despedida en la que el toque femenino corre a cargo de una breve Cate Blanchett y una intensaEvangeline Lilly, ambas serán las encargadas de darle el toque romántico a la cinta, con sus intensas relaciones de amor prohibido, siguiendo la línea que marcó su predecesora Arwen en 'El Señor de los Anillos'.
Adiós a la Tierra Media
Un adiós oscuro el de la última entrega de 'El Hobbit' que solo Martin Freeman, y su toque de humor británico al estilo hobbit logra romper en contadas ocasiones. Golpes de gracia a los que ya nos tienen acostumbrados estos pequeños personajes de la Comarca, y que el público agradecerá entre tanto orco desfigurado, del que la única cabeza visible es un irreconocible Manu Bennett en la "piel" del líder Azog.
La Tierra Media y sus habitantes dicen adiós a las órdenes de un Peter Jackson que transmite la satisfacción del trabajo bien hecho con esta tercera entrega, que quizá pueda pecar de acomodada. Satisfacción después de 13 largos años en los que se ha metido en el bolsillo a grandes y pequeños a base de sofisticadas y novedosas técnicas de CGI, que sorprendieron allá por 2001, y que lo siguen haciendo ahora en 2014. Técnicas que unidas a la magnificencia de los impresionantes paisajes neozelandeses que soportan el peso de las películas del director, dan como resultado, una saga que ya ha hecho historia en la taquilla de medio mundo.