No se valora lo suficiente la labor como director de Oriol Paulo, cineasta que desde que desembarcó en la industria con guiones como el de 'Los ojos de Julia' o películas como 'El cuerpo' no ha dejado de sorprender con thrillers inquietantes e impensables giros de guion. Sus trabajos son un éxito en China e incluso han tenido remakes en países como Corea del Sur, pero en España los datos de recaudación de sus películas han ido en progresivo descenso y apenas han tenido presencia en premios. Pero su talento es innegable. Y una nueva muestra de ello lo encontramos en 'El Inocente', su primera serie para Netflix.
'El inocente', que adapta la novela del mismo título de Harlan Coben, nos presenta la historia de Mateo (Mario Casas), un joven que acaba en la cárcel tras convertirse accidentalmente en un asesino durante una pelea. Años después ha rehecho su vida, tiene un buen trabajo, una relación estable con Olivia (Aura Garrido) y está a punto de convertirse en padre. Pero la extraña desaparición de su pareja volverá a poner su mundo patas arriba.
Este es el punto de partida, pero a partir del segundo capítulo descubriremos que es solo una pequeñísima parte de todo lo que pretende abarcar esta historia. Surgen nuevos relatos que aparentemente nada tienen que ver entre ellos, nuevos y desconcertantes personajes principales o continuos giros de guion que cambian por completo el rumbo del argumento. Y todo con un ritmo trepidante que no deja un segundo de respiro al espectador.
Es una historia compleja, pero muy adictiva y accesible gracias a el encomiable trabajo de Oriol Paulo en la dirección y de su equipo de guionistas conformado por Jordi Vallejo y Guillem Clua. Manejar tantos elementos narrativos, presentarlos de forma coherente o unir la enorme cantidad de piezas no era tarea fácil, pero el resultado que se ve en pantalla es sobresaliente. Además, el formato serie le viene como anillo al dedo para presentar sus vueltas de tuercas, generar intriga y dejar la expectación por las nubes de cara a ver el siguiente capítulo. Una pena que se estrene de golpe y no vaya a dar juego a teorizar y a generar conversación semanal.
Solo he tenido acceso a los tres primeros capítulos de los ocho que conforman 'El Inocente', y si que es cierto que tal nivel de ritmo, constantes giros y semejante intensidad narrativa me dejan con la duda de si va a ser capaz de mantener este nivel a lo largo de su desarrollo. También he de reconocer que aunque sus sorpresas no paren de sucederse a veces juega demasiado al despiste con recursos narrativos muy tramposos. Y puede que abusar de ello termine por dejar sus costuras al descubierto.
Un reparto repleto de estrellas
La intensidad y desconcierto de Mario Casas, la formidable actitud y garra de Alexandra Jiménez, el misterio en la mirada de Aura Garrido, la carismática e intrigante presencia de Juana Acosta o la habitual elegancia y formalismo de José Coronado, son otras de las virtudes de 'El Inocente'. Paulo sabe controlar muy bien los matices de cada uno de sus intérpretes de cara a la narración y a ellos se les ve más que sueltos llevando la carga de personajes complejos y repletos de claro-oscuros. Es llamativo que algunos de ellos, como el caso de Coronado, ya es la cuarta vez que trabajan bajo las órdenes del director de 'El inocente', lo que también es indicativo de su buen trabajo en la dirección de actores.
Me gustaría entrar en detalle a analizar a cada uno de los personajes y sus tramas, pero cualquier mínimo detalle que desvele, más allá del punto de partida de la serie, arruinaría la experiencia tan intensa y fascinante que supone ver 'El Inocente' virgen. Y es que es una serie con tal cantidad de giros, con semejante grado de intriga y con un nivel de adicción tan intenso que considero hasta difícil que no se convierta en un nuevo bombazo de Netflix.
Nota: 8
Lo mejor: Su capacidad de seguir sorprendiendo aún cuando parece haber lanzado todas sus cartas sobre el tablero.
Lo peor: Peca de tramposa con muchos de sus giros.