Otra serie de Atresmedia resucita gracias a una plataforma de streaming, aunque esta vez no es la suya propia. Atresmedia Studios y Mediapro se han asociado con Amazon Prime Video para meternos de nuevo en un centro escolar lleno de misterios y bastantes hormonas. 'El Internado: Laguna Negra' les llegó a durar siete temporadas y supuso una auténtica cantera de jóvenes promesas. Las expectativas con 'El Internado: Las Cumbres' no son bajas, precisamente.
En principio, todo debería estar a su favor para funcionar. Ha pasado algo de tiempo de la primera serie, suficiente para que las nuevas generaciones puedan enfrentarse a 'Las cumbres' sin saber nada de qué esperar, y para que los que ya vimos la primera la tengamos guardada en la carpeta de la nostalgia. Su rodaje, que se trasladó al norte de la península, aparentaba ambicioso, y habían reunido a un reparto de caras bastante desconocidas con las que, con suerte, poder encontrar a los nuevos Blanca Suárez, Ana de Armas o Yon González. Además, el no ir específicamente a una cadena en abierto y familiar como Antena 3 les permitiría probar con un tono más adulto, irse por caminos más oscuros. En esta primera temporada se notan esas buenas intenciones de querer aunar el espíritu de la serie original con un aire más serio. Pero el resultado final no es todo lo satisfactorio que cabría esperar.
'El Internado: Las cumbres' empieza con dos de sus alumnos encerrados en lo que parecen celdas de una cárcel medieval. Son las "neveras", uno de los particulares castigos a los que se somete a los niños malos del internado. 'Las cumbres' no es un centro elitista, es un lugar al que mandan a los chavales de los que se ha perdido toda esperanza y se asegura un trato estricto y casi militar para enderezarlos. Si intentan escapar solo se encontrarán con un denso bosque en el que, dicen, ocurren cosas extrañas. Uno de esos intentos de huída pone en marcha todo el misterio de esta nueva entrega.
La serie quiere presentar desde el principio esa ambición que he mencionado antes, fardando del escenario principal que es ese internado anexo a un monasterio con imágenes aéreas y planos de los exteriores que, sin duda, son una preciosidad. Pero la magia se pierde en cuanto entramos en el edificio. A pesar de sus ciertas reminiscencias al 'Laguna Negra', este no sabe lucir sus estancias y acaban resultando bastante de cartón piedra. No ayuda que en muchas ocasiones estén llenos de extras que parecen no saber qué hacer o de errores de raccord. Lo único que funciona es conseguir que parezca un enorme y laberíntico edificio en el que podemos creer que haya pasadizos y muchos secretos ocultos. Pero el 'Laguna Negra' era mucho más un personaje de la serie y 'Las cumbres' no llega a eso, ni de lejos. No, al menos, en esta primera temporada que tarda muchísimo en ponerse en marcha.
Uno de los principales problemas que tiene este reboot es que la introducción se alarga en demasía y el misterio, que es lo que nos va a enganchar, no coge carrerilla casi hasta la segunda mitad de la temporada. Siempre es un reto muy difícil el presentar a una cantidad tan grande de personajes, alumnos y profesores, pero cuando muchos sabemos ya a lo que venimos porque conocemos la serie anterior, poner en pausa el suceso del primer capítulo para volverse más una serie de instituto no ayuda nada a captar la atención. El ritmo se resiente en un buen número de ocasiones, enfangado por subtramas que no aportan nada a la principal y no llevan a ninguna parte y que tampoco ayudan a que conozcamos más de unos personajes que, al menos en los primeros capítulos, parecen hasta intercambiables. Al menos el misterio sí que llega a funcionar, recuerda mucho al del 'Laguna Negra' pero sabe aprovechar la presencia de la orden eclesiástica del monasterio o la naturaleza que rodea al edificio para buscar su propia esencia. Y se guarda interesantes sorpresas en los capítulos siguientes. Ojalá no sea un calco del anterior, porque todas mis esperanzas para la continuidad de la serie están puestas en eso. Ambas series ocurren en el mismo universo, pero 'Las cumbres' no se pierde en colar guiños de la original en cada escena.
Los nuevos alumnos
El peso de la trama de 'El Internado: Las cumbres' lo llevan Asia Ortega (Amaia) y Albert Salazar (Paul). Ella es la alumna más chunga de todo el internado (lo que es de agradecer, porque para ser un centro para cuasi delincuentes son todos bastante modositos) y a pesar de las contradicciones que suele presentar su personaje, es puro carisma. Salazar tiene un personaje un poco más cortado, pero acaba funcionando a la larga como protagonista. Igualmente, me quedo con mucho con los personajes femeninos, con muchos más matices que los masculinos. Inés, el personaje de Claudia Riera, es quien más me ha cautivado y de la que quiero conocer más. Y pido más escenas para Paula Del Río. A todos cuesta conocerles porque al principio están presentados a brocha gorda, pero al final sí parece que tengan, al menos con ellas seguro, un plantel de principales capaz de llevar el peso de la historia.
Porque lo van a necesitar. Cuánto se echa de menos en 'Las cumbres' a una Natalia Millán, un Luis Merlo o una Amparo Baró, por muy infantil que fuera el personaje de esta última. Los profesores y demás reparto adulto del reboot son muy planos y poco interesantes. Algunos tardan demasiado en desvelar sus cartas y cuando lo hacen ya me han perdido. Otros, simplemente, pasan desapercibidos. Esta vez no tenemos un reparto infantil porque, como ya he dicho, 'Las cumbres' quiere ser una serie más madura, que no tiene problemas con los desnudos o con tirar más hacia el terror. Eso sí, se toma demasiado en serio a sí misma y es muy probable que fuera mucho más entretenida si supiera desmelenarse un poco más, si supiera aprender de la anterior y darle un poquito más de alma a sus personajes, a los que cuesta coger cariño.
También debería, en un tiempo en el que el catálogo de series que tenemos disponibles es inmenso, evitar todo lo posible los tópicos más manidos. Un trío dejó de ser sorprendente allá por los tiempos de 'Física o química', por ejemplo. Tienen elementos de sobra para contar su propia historia. Me alegra que no tengan miedo de intentar dar, precisamente, algo de miedo, o que la muerte esté muy presente en toda la trama. Y sí que llegan a tener varias buenas ideas en los guiones, pero también están llenos de situaciones bastante inverosímiles (como que vendan tabaco a una niña de doce años en el pueblo), anticlimáticas o directamente absurdas. El camino del misterio es lo que nos enganchó en 'Laguna Negra', y es el que deberían seguir en 'Las cumbres', al menos hasta que hayamos cogido cariño a los protagonistas como para interesarnos por sus vidas personales. Sobre todo si se lo van a tomar todo con tanta calma como en esta primera temporada, que debería haber sido lo contrario dado que no dependen de las excesivas duraciones de los episodios en la televisión en abierto.
En definitiva, 'El Internado: Las cumbres' tiene mucho que mejorar si quiere intentar acercarse a lo que fue la serie original y si pretende un hueco en el cada vez más concurrido escenario de las streaming wars. Necesita más ritmo, dar a los personajes más... personalidad y quitar los obstáculos para centrarse en el verdadero motor de la serie, que es lo que esconde ese edificio. Y es probable que le viniera muy bien un estreno de capítulo semanal para, al menos, intentar que todos a una comentáramos y fuéramos metiéndonos poco a poco en sus pasillos con más ganas de investigar. Un maratón se hace cuesta arriba. Ingredientes tiene, pero cuando quiere utilizarlos quizás ya es demasiado tarde para atraparnos.
'El Internado: Las cumbres' se estrena en Amazon Prime Video el 19 de febrero.
Nota: 5
Lo mejor: El misterio, cuando arranca, atrapa. Los jóvenes, cuando han conseguido mostrarnos su personalidad, funcionan.
Lo peor: Lo poco que aprovechan los escenarios. Lo planos que son los personajes adultos. El ritmo a pesar de la menor duración de los capítulos.