Ser el actor mejor pagado del mundo gracias a las franquicias de Marvel, hace que sea muy difícil quitarse el traje de superhéroe a Robert Downey Jr., un intérprete que ha visto como desde los últimos años, sus papeles puramente dramáticos se han visto reducidos. En mi caso, aún recuerdo su memorable creación en 'Zodiac', a la que tenemos que trasladarnos a 2007, y salvando distancias, ahora en 2014 protagoniza 'El juez', junto a ese dinosaurio (en el buen sentido) de la interpretación llamado Robert Duvall, siendo esta incursión en el drama familiar y de juicios un cuadrilátero donde ambos talentosos actores intentan hacer lo que pueden a merced de un guión que abre demasiados caminos sin cerrar ninguno, y donde no se justifican sus dos horas y veinte minutos de metraje.
La sinopsis que presenta el filme nos conduce a la vida de un abogado que regresa a su ciudad natal para asistir al funeral de su madre. Pero una vez allí tendrá que enfrentarse a viejos fantasmas de su pasado, más aún cuando su padre, un prestigioso juez, se ve envuelto en un problema del que solo su hijo le puede sacar. Una vez dentro de la historia nos encontraremos con una serie de personajes secundarios con más o menos interés que harán que el protagonista dude entre volver a sus raíces o regresar a su vida en la gran ciudad.
El mayor atractivo de esta producción es ver el duelo interpretativo entre Downey Jr. Y Duvall, siendo las escenas que ambos comparten lo más interesante de su dilatado metraje. La cinta propone alguna que otra escena especialmente dura tanto visual como interpretativamente, en cuanto a drama familiar se refiere, y es en estos casos donde 'El juez' expone todo su potencial, logrando oscilar entre escenas cálidas e incluso patéticas, con otras plagadas de reproches y rabia contenida, estando en ellas ella la verdadera alma del filme, que además ofrece una buena curva de evolución de personajes, con un hijo que poco a poco descubre lo bueno que hubo y un padre que aún tiene mucho por lo que sentirse orgulloso de su vástago.
Ambos actores se encuentran durante la mayoría del metraje bien situados, concentrados y directos, y aunque en un principio el papel de Downey Jr. puede resultar similar al punto arrogante de Tony Stark, el actor logra dar más humildad y calidez a su personaje, alejándole de lo que nos tiene acostumbrados. Aún siendo este el punto fuerte del filme, también encontraremos unas secuencias de juicios con bastante interés en cuanto a su contenido, pero que salta al ojo del espectador más crítico cierta pereza técnica, siendo estas escenas demasiado calcadas las unas de las otras en su realización, lo cual quita interés estético y principalmente salvable por lo ocurrido en la sala de juicio, más que por cómo está grabado.
Uno de los puntos que más dañan la experiencia que propone el largometraje es su excesiva ambición de abrir subtramas con más o menos interés, pero que no llega a profundizar en ninguna en particular y algunos de los giros que propone no llegan a ningún puerto ni encuentran una solución ni creíble ni veraz. Es más, algunos de los giros a los que se enfrenta el protagonista podrían desencadenar en un drama de igual magnitud que la historia principal, pero de escena a escena, y más cuando aumenta el interés por el caso principal, desaparece sin dejar pista y uno se queda preguntando qué pasó con ello y porqué no ha habido repercusiones.
Demasiados casos abiertos
Con estos insatisfactorios giros el metraje sigue engordando, y habrá momentos verdaderamente soporíferos en la cinta si no hemos enganchado muy bien con ella desde un principio, siendo algo frustrante que en algún tramo del filme uno tenga que prestar más atención de la debida porque el metraje de por si no ha logrado enganchar. Se siente la certeza de que toda película podría haberse sentenciado de un modo más ágil y liviano, y en lugar de ello, se le ha puesto encima más peso del que puede sostener, acabando por ser más dilatada de lo que merece, lo cual juega en su contra al no mantener en un gran nivel de tensión su drama principal, que en más de una ocasión va de bronca en bronca y alguna escena de relleno más.
Pese a ello, algunos tramos del filme cuentan con especial interés, y la evolución de sus personajes resulta atractiva al ver a ambos protagonistas a un nivel muy similar interpretativamente. Eso sí, no es una producción con un guión especialmente cuidado, y su ambición por querer llegar a todo hace que este todo se deje a medias, y con ello nacen dudas sobre su trama que alejan al espectador más crítico de la esencia de este drama familiar con toques judiciales que podría haber sido mucho más interesante con un metraje más ágil y concreto, y cuyo veredicto final me deja más indiferente que sorprendido.