Todos independientemente de cómo somos, tenemos un placer culpable. Esa película que aún a sabiendas de lo previsible de su premisa y de lo superflua que sea su alma (eso si la tiene) reconocemos que nos entretiene para, como se suele decir, "pasar el rato". Pero no hay que menospreciar esa habilidad, pues el hecho de que una película sea perfectamente consciente de lo "mala" que es y que aún así logre que el espectador esté atento a ella en sus casi dos horas de metraje, es un hito se mire por donde se mire.
Este es el caso de 'El justiciero', el sorprendente cambio de registro de Eli Roth al cine de acción puramente noventero, es pese a todo, y probablemente, su mayor acierto desde la sensacional y muy morbosa 'Hostel' (2005). El director que ha dejado ver su mala baba a la hora de sumergirse en los más profundos bajos instintos del ser humano, se pasa a un género en el que ya se había visto prácticamente todo, para trolearlo y reinventarlo desde dentro. Algo que solo los más curiosos y avispados de los espectadores alcanzaran a vislumbrar escondido debajo de ese descalabro ejercicio de cine acción que es esta película.
'El justiciero' es otro ejemplo de película que sufre los crímenes perpetrados por las traducciones adaptadas al castellano, su título original en inglés 'Death Wish', resulta mucho más acertado para una historia que ahonda en la necesidad vital del ser humano de vengar una muerte con otra muerte. Haciendo uso de aquel pasaje del Antiguo Testamento que decía aquello de "ojo por ojo y diente por diente", Roth escoge a Bruce Willis, héroe de acción por excelencia de los 90, para hacer precisamente aquello que sabemos que él saber hacer: hacer de Bruce Willis. Lo cual a priori puede parecer un despropósito, pero como (quiero pensar) la película no se toma en serio en ningún momento, funciona sorprendentemente bien.
Todo aquel que piense que Bruce Willis es un mal actor le invito a revisionar 'El sexto sentido' (1999), porque Willis es un actor muy limitado, sí, pero lo que sabe hacer, lo hace muy bien. Aquí interpreta a Paul, un rudo y famoso cirujano (esa es la nota de cine fantástico de la película, porque nadie se cree que alguien como él haya pasado más de 10 minutos en una universidad) que vive con su familia en un barrio residencial de Nueva York hasta que un trágico evento lo cambia todo.
Un día, su esposa (Elisabeth Shue, porque hay que dejar claro que esta película es muy noventera) y su hija (Camila Morrone) son asaltadas y brutalmente atacadas en su casa mientras él está trabajando. Ahora Paul, que hasta el momento ha sido un tipo tranquilo, siente la necesidad de venganza y gracias a unos recursos de la era moderna, como son Youtube y la publicidad, se convertirá en un aplicado vengador en la sombra que se entretiene matando a atracadores y narcotraficantes en lo que da con el paradero de los criminales que acabaron con su esposa y dejaron a su hija en coma.
Desde el primer momento en el que la película deja entrever sus créditos iniciales, vemos como Roth solo tiene un objetivo con este trabajo: que nos lo pasemos bien y en honor a la verdad lo consigue. 'El justiciero' se disfruta más cuanto menos esperas de ella y cuanto menos le exiges a su guion, además aquellos fans del cine de género disfrutarán observando como su director se las apaña para insertar guiños gore a una propuesta tan alejada a su estilo habitual como creador.Cuando los tópicos funcionan
Esta película es el vivo ejemplo de que hay tópicos en el cine que nunca pasarán de moda. Tanto la propuesta del guión, la premeditada elección del reparto (Willis y Shue, leyendas de otra época) como el concepto en sí mismo de ejercicio cinematográfico y por supuesto la resolución final de la película, corresponden a diferentes tópicos que si se usan con cierto atino funcionarán por siempre.
Todo los elementos que presenta este thriller de acción los conocemos de sobra, pero aún así logran que el espectador esté atento a lo que ocurre. Además es considerado con su público en todo momento y le regala algún que otro preciado momento de carcajada, lo que la convierte en el perfecto ejemplo de placer culpable favorito de nuestros padres, porque esta película está hecha premeditadamente para ellos y para cualquier nostálgico de héroes de acción, que aquí encontrará un festín de testosterona made in Hollywood años 90.
'El justiciero' es un título destinado a ser todo un éxito televisivo en cuanto de el salto a las plataformas de visionado y a las cadenas de emisión por cable, pero es sobre todo la declaración de intenciones de Eli Roth de cómo en ocasiones asumir un reto tan distinto a lo que está acostumbrado a hacer, puede ser la respuesta para encauzar una carrera.
Nota: 5
Lo mejor: el descaro de su director para ir más allá de la propuesta original.
Lo peor: el excesivo y repetitivo recurso de los podcasts y tutoriales de Youtube para constatar que estamos en la era digital.