El mundo literario sufrió hace unos años un terremoto llamado Dan Brown y, aunque parecía que las replicas se estaban apagando, aún podemos encontrar algún producto audiovisual que bebe de él, de aquellas novelas en las que Robert Langdon salvaba al mundo de una amenaza, religiosa a la par que mortal, que parecía desafiar las leyes de la lógica y la física.
En el caso de 'El milagro', la nueva serie de Sky, nos encontramos en Roma, donde la policía ha encontrado la figura de una virgen que llora sangre- humana, para ser exactos - decidiendo recluirla en un almacén de propiedad gubernamental. Llega para examinarla el Primer Ministro, que no solo se topa con este drama que puede cambiar el mundo, sino que, en el exterior, tiene que lidiar con un clima político delicado: el país se debate entre si debe abandonar la Unión Europea o no.
Dan Brown no lo hubiera hecho mejor
La primera bocanada de aire en 'El milagro' viene procedente de un cuarto con el suelo y las paredes llenas de sangre, sumido en la oscuridad, en el que la policía, con la única ayuda de una linterna, se sumerge para darse de bruces con un extraño individuo, empapado hasta las cejas del mismo líquido, que parece atemorizado de algo que no sabemos qué es. El misterio se mantiene cuando los agentes entran en una de las habitaciones para descubrir algo inaudito.
El misterio se va a mantener durante gran parte del episodio - para aquellos que se acerquen a ella sin saber nada - y se da paso a la presentación de un grupo de personajes que consiguen que olvides que hay un interrogante hasta que te das de bruces con él: como ya hemos dicho antes, una figura religiosa que llora constantemente sangre humana.
El hecho se convierte en un secreto de Estado del que sólo tienen constancia un grupo reducido de personas, entre ellas, una investigadora que, pese a pasar desapercibida, se va a convertir en pieza fundamental de la trama cuando, al final del episodio, se salte todas las reglas con una acción que no podemos revelar pero que multiplica por diez el interés generado por la serie.
Un grupo de individuos seleccionados a la perfección
Como si de una 'Love actually' impregnada de turbiedad y oscuridad se tratara, 'El milagro' nos presenta a un grupo de personajes ligados entre si y movidos por las emociones. Hay dos de ellos que llaman especialmente la atención: por un lado, un señor de edad avanzada, adicto a todos los vicios que se nos pasan por la cabeza, que es un villano de libro pero que, hacia el final del episodio, se revela algo sobre él que lo hace redondo y mucho más interesante; por otro, aunque solo tenga dos escenas, la niñera del Primer Ministro nos pone los pelos de punta: se trata de una chica joven que tiene hipnotizados a los niños con un sonido extraño que ella misma produce. Muy turbio, sí.
Otra mujer más se encuentra en la vida del político: su esposa, desinhibida, resuelta, su trama se centra en la celebración de un evento importante al que tiene que acudir sin la compañía de su marido, y donde acaba teniendo un tórrido encuentro con un cantante de ópera en los baños. Y creo que aquí es donde más flaquea la serie: no puede ser que, en un mundo lleno de hombres, las únicas mujeres que aparezcan sean siendo adulteras, ejerciendo la prostitución o delinquiendo en su trabajo. El sabor que se te queda al acabar el episodio es el mismo que cuando vuelves a ver una serie de los noventa: te gusta lo que te cuenta pero quizá no sea la mejor forma de hacerlo. El mundo ha evolucionado y tiene que notarse.
El arranque de 'El milagro' va directo al grano y eso tiene su parte buena pero también mala. Si bien se agradece que no se ande con preámbulos y se zambulla de lleno en su gran misterio, es cierto que, a la hora de construir personajes, se siente un tanto precipitado todo lo que ocurre y, en algunos casos, recargado en cuanto a información y dramatismo se refiere: el antes mencionado señor mayor vive una noche tan al límite que sólo le queda asesinar a alguien para que nos demos cuenta de lo malo malísimo que es.
Si 'El milagro' tira por la línea de lo paranormal y del fanatismo, puede convertirse en una serie muy potente, poco vista en televisión, porque con su notable realización y un reparto en estado de gracia, sólo necesita un guion a la altura para brillar. La premisa ya la tiene, el arranque es adictivo... Ahora solo queda lo más difícil: mantener el misterio y la tensión siete episodios más.
