Hay películas que tiene un halo especial, un mimo que se nota desde los primeros planos, desde la primera vez que sus personajes abren la boca, e incluso antes, cuando abren una puerta, entran, o simplemente se les ve caminar de espaldas. El talento de la actriz o actor es muy importante, claro que sí, pero todo ese talento no valdría de mucho si no hubiera un guía a la altura, y en 'El pasado', el nuevo largometraje de Asghar Farhadi, el director iraní constata que es un excelente director de actores, y no es para menos, ya que fueron dos meses de ensayo con el reparto protagonista, con una media de tres o cuatro días por semana, cuatro o cinco horas, según dijo Bérénice Bejo, la protagonista del largometraje, en una entrevista. Esto acerca el filme casi a una gran obra de teatro, y esa manera de aproximarse a los personajes es más que palpable en pantalla, donde 'El pasado' demuestra que tiene mucho que contar.
La historia del filme nos coloca después de cuatro años de separación, cuando Ahmad viaja de Teherán a París para iniciar el proceso de divorcio a petición de Marie, su esposa francesa. Durante su breve estancia, descubre la conflictiva relación entre Marie y su hija Lucie. Ahmad se esfuerza en restablecer el vínculo entre madre e hija, pero acaba desvelando un secreto del pasado. El viaje que propone el filme tiene algo de nuevo y de cotidiano, de cercano, como si no fuera descabellado en pensar que todo lo que ocurre en pantalla podría fácilmente extrapolarse al mundo real, y eso hace que todo su metraje sea veraz, orgánico, como si viéramos por una ventana el día a día de sus personajes.
La protagonista femenina es Bérénice Bejo, esa expresiva actriz que conocimos en 'The Artist', y que en esta ocasión ofrece delante de las cámaras un papel realmente sutil, lleno de dudas y de constante descubrimiento, consiguiendo también que no tardemos mucho en descubrir que su personaje tiene un pasado real, que no viene de la nada y que no está todo fabricado, sino que realmente hay un peso en su espalda la primera vez que la vemos en pantalla. La intérprete tiene la suerte de un guión que ha sabido plasmar la actitud de la mujer de una manera extremadamente real, y sumado a su buen trabajo con el personaje, consigue que creamos todo lo que le pasa por la cabeza, todas sus acciones, con más o menos lógica, pero que sin duda son tan veraces como las de cualquier persona, lo cual es un espectáculo para aquellos que saben mirar con ojo crítico las actuaciones de los actores, y que en esta ocasión, poco hay que reprochar a la señorita Bejo.
El iraní Ali Mosaffa, un actor del que no tenía constancia hasta ahora, hará el papel del marido de la protagonista, que vuelve a Francia para liquidar los papeles del divorcio. Con una puesta en escena de verdadera tranquilidad y parsimonia, el actor crea un personaje que resulta verdaderamente cálido, cercano y afable, siendo muy fácil ver el mundo a través de sus ojos ya que empatiza rápidamente. Incluso por momentos no se sabe muy bien cómo ha sido posible la separación, ya que el hombre parece perfecto. También tiene un buen trabajo con el reparto más joven, siendo por lo general un personaje comedido en muchas ocasiones, que poco a poco se va destapando a lo largo del filme, pero de manera muy sutil y lógica, viendo una verdadera evolución en su comportamiento.
El tercer pilar que propone la cinta lo completa Tahar Rahim, un actor que demuestra en este metraje que puede ser verdaderamente moldeable, cambiando de registro ante lo visto con su rol en 'Un profeta', y de una manera más pausada, consigue hacer un papel muy resulto para un personaje que en las líneas de guión, es realmente complicado de actuar. Es cierto también que su rol cuesta encandilar más que el del resto, quizás porque parece algo difuso en un comienzo, como si se supiera del todo en que lado del tablero se coloca, pero poco a poco va desatando un verdadero interés por su historia, sobre todo cuando la trama continúa evolucionando y su personaje va ganando peso, algo que le viene bien al actor, que acaba demostrando que puede crear un papel rico y profundo, con matices bastante interesantes, y si le damos una oportunidad a lo largo del metraje, realmente es una actuación creíble.
Todas las bondades que he escrito sobre el trabajo del reparto no ha sido posible sin una magistral dirección de la mano de Asghar Farhadi, el cual ha puesto muy bien el ojo en los detalles de sus actores, creando situaciones que resultan tan cotidianas como nuevas, que podrían pasar en cualquier casa, en cualquier relación entre personas, y ahí es donde se encuentra el encanto de 'El pasado', que hace que ver un planteamiento que en un principio parece simple y sin mucho donde sacar, acabe convirtiéndose en todo un viaje a través de las relaciones entre personas, una muestra más que hay historias que contar en el cine sin necesidad de explosiones, personajes filósofos y altos presupuestos. Todo lo que desprende el filme tiene un halo de interés que hará que no queramos abandonar la butaca, y cuando pensamos que va a dar un bajón, la réplica del otro personaje nos desvela una nueva realidad, que hace que queramos seguir tirando del hilo para ver hasta donde nos lleva.
Otra de las virtudes de la película es el tratamiento de los personajes femeninos de la historia, los cuales me parecen de los mejores construidos que recuerdo en tiempo, con sus dudas, sus cambios de actitud, sus idas y venidas, y en definitiva, con multitud de matices que hacen que veamos en ellos a alguien conocido siempre, porque una novia pudo haber hecho algo similar, una madre en algún momento se comportó así, y en definitiva, que no se tratan de mujeres estereotipadas de Hollywood que tienen mucho que enseñar pero nada que contar.
Todo tiene su peso
Si bien, no todos son logros en el filme, y si algo se hecha de menos es cierto espíritu de síntesis, ya que su metraje, de dos horas y diez minutos, resulta demasiado alargado pese a lo que se cuenta sigue teniendo su interés. Eso sí, llega un punto, sobre todo la última media hora de filme, donde parece que todo vuelve a ser puesto al descubierto de nuevo, y nos encontramos con que se sigue rizando el mismo rizo, como si nos hicieran un resumen de todo lo que ha pasado, sin tener verdaderamente una evolución o un avance más pronunciado. Aún con eso, el ritmo marcado por el guión es bastante constante, y realmente la atmósfera del filme logra enganchar al espectador, que una vez se deja llevar por lo que propone la historia, resulta casi imposible dar marcha atrás, o encontrar un momento en el que no ocurra algo interesante.
Puedo dar buena fe de ello, ya que, a modo de triste anécdota, pasé la última hora de metraje con un creciente deseo físico de acudir al baño, pero debido al enganche que consiguió en mi el filme, me fue imposible abandonar mi butaca ya que no encontré un momento en el que no se contara algo interesante para la historia, aunque fuera una minucia, y ahí está el verdadero logro de 'El pasado', que pese a que parece que no está ocurriendo nada, a la vez está pasando de todo, y no quieres perderte la siguiente frase porque puede dar la vuelta a la tortilla, y después de empatizar con los personajes, no quieres perdértelo. Este ejercicio de autotortura no se lo recomiendo a nadie, pero me ha servido por lo menos para descubrir que el largometraje no te suelta una vez te dejar llevar por el vaivén de sus bien modelados personajes, que gracias a un guión sutil y veraz, ofrece un entretenimiento inteligente, puro y profundo.
Como conclusión, la película se engloba en ese tipo de melodramas de múltiples capas, donde vemos un gran trabajo de actuación que por momentos nos acercan al teatro, con conversaciones habituales que en esta ocasión tienen un gran peso, con detalles sutiles en la puesta en escena que nos hacen recordar a cosas que nos pueden haber pasado, y sobre todo, que consiguen hacernos ver que cosas como las que ocurren en el filme son totalmente posibles en el mundo real, ya que se nos está contando una historia sobre personas que interactúan con otras personas, y todo ello es tan veraz que hace que no queramos apartar la mirada. Si a ello le sumamos ciertos toques de suspense en algún tramo del filme y unos amores que tienen muchos prismas, nos encontramos con una historia que merece ser vista, eso sí, con paciencia debido a su largo metraje, que en ocasiones se antoja demasiado estirado, pero que no deja de ser satisfactoriamente entretenido.