A la espera del nuevo DCU de James Gunn, no cabe duda de que las mejores producciones de los últimos 15 años de DC provienen de DC Elseworlds, esos universos alternativos al canon en los que hemos podido disfrutar de películas como 'Joker' o 'The Batman'. El éxito de ambas ha propiciado una secuela de Arthur Fleck que veremos muy pronto en cines, y un spin-off y una secuela del universo creado por Matt Reeves.
Ese spin-off iba a ser 'Gotham P.D.', que según Reeves estaría basada en 'El príncipe de la ciudad' y ubicada un año antes de los sucesos de 'The Batman' para mostrar la creciente corrupción del sistema policial de Gotham. No obstante, el proyecto se aparcó y se sustituyó por uno centrado en el Manicomio Arkham, que tampoco siguió adelante. El motivo es el de siempre en la industria actual: la preferencia a ir sobre seguro.
Somos testigos de ello con las innumerables secuelas que se agolpan en el cine, y también con la decisión de HBO de llevar a cabo un spin-off del Pingüino de 'The Batman' en vez de un producto más novedoso. Y así surgió 'El Pingüino', la serie de Max con Colin Farrell de nuevo en el papel de un renombrado Oz Cobb que vamos a analizar tras haber visto más de la mitad de la temporada.
Soldados de Sofia Falcone
'El Pingüino' transcurre apenas unos días después de los sucesos de 'The Batman', con Gotham todavía recuperándose de la inundación provocada por Riddler. Pescar en río revuelto es lo que pretende hacer El Pingüino, que aprovechando el asesinato de Carmine Falcone y la inestabilidad de los bajos fondos, hará todo lo que esté en su mano para convertirse en el nuevo capo de Gotham.
Esta es la premisa bajo la que arranca 'El Pingüino', que ahonda en la figura de Oz Cobb y en sus nulos escrúpulos para alcanzar su objetivo. Este es el Pingüino que más nos gusta, el oscuro, retorcido y macabro. Pero la serie se desvía a menudo, seguramente por rellenar los 8 episodios de una hora de duración, en nuevas facetas suyas, buscando que empaticemos con el antagonista. Algunas funcionan, como sus toques de humor, pero otras chirrían, como el intento de enseñar una cara amable de Cobb, que cuida a su madre y apadrina a un chico aparentemente frágil como su mano derecha.
Nos guste más o menos ver al Pingüino retratado de esta forma, en todas sus facetas Colin Farrell está impecable. Todos aquellos que se quedaron con ganas de verle más en 'The Batman' disfrutarán su actuación y su dedicación física e interpretativa a este personaje. Aun así, de manera totalmente inesperada, al menos para quien escribe esto, El Pingüino no es lo mejor de 'El Pingüino'. Ese honor recae en otro supervillano icónico de Gotham: Ahorcado, es decir, Sofia Falcone, la hija de Carmine Falcone.
Recién salida de Arkham, Sofia regresa a la familia convertida en un peligro público del que hasta los propios Falcone parecen incómodos de tener cerca. Cristin Milioti interpreta a la perfección, con esa mirada profunda e incómoda, a una mujer que vive en el filo entre una cordura fría y magistral y la más profunda de las locuras. 'El Pingüino' sabe explotar su potencial otorgándole el tiempo que merece en pantalla, algo que no hace con todos sus personajes. Milioti aprovecha cada minuto a la perfección, convirtiéndose en la verdadera protagonista de lo que llevamos de serie.
Las sombras de 'El Pingüino'
Como decíamos en el titular, y como hemos repetido justo arriba, Colin Farrell y Cristin Milioti son lo más destacado de 'El Pingüino', que por otra parte acumula elementos y vicios bastante mejorables. El principal, la extensa duración de los episodios y lo poco que se cuenta en muchos de ellos, algo común en las series actuales pero que merece ser objeto de crítica.
En los últimos años se rumorea que los estudios, conscientes de que una buena parte de los espectadores no puede prestar atención a lo que sucede en la televisión durante muchos minutos seguidos sin mirar el móvil, buscan la fórmula para que no se pierdan durante estas desconexiones y abandonen la serie. Se puede hacer de diversas maneras, como por ejemplo con conversaciones largas y aparentemente profundas pero que no inciden en la trama o con una sobreexplicación de los hechos y de los giros argumentales. Pues bien, 'El Pingüino' cumple las dos.
La serie de Max estira el chicle más de la cuenta, creando en cada capítulo un recorrido lleno de altibajos en el que el uso de cliffhangers nos fuerza a seguir consumiéndola. Quizás sea mejor recortar un poco el tiempo y dejar de hacer series con el ritmo de unas constantes vitales, pero qué sabré yo.
Y luego está Gotham. Ya fuera con 'Gotham P.D.' o con la idea de Arkham, lo que Reeves tenía en mente con el spin-off de 'The Batman' era ahondar en los entresijos de Gotham, la única ciudad del universo de los cómics de la que se puede hablar durante horas sin mencionar a su superhéroe principal. Esto último tampoco lo hace 'El Pingüino', pero su pretensión por mostrarnos la cara B de Gotham y cómo se desarrollan los bajos fondos de la ciudad se va diluyendo con el paso de los capítulos. Al final ya no sabemos si estamos en Gotham o en una capital genérica de Estados Unidos.
A pesar de ello, en líneas generales 'El Pingüino' funciona, sobre todo si te apasionan las películas de la mafia. Y es que la serie no deja de contar la historia del avaricioso gángster que aprovecha las peleas entre bandas criminales para alcanzar el poder. Como ya dijo su showrunner Lauren LeFranc, Oz Cobb es el Tony Montana de Gotham. Pero en 'El Pingüino', la 'pequeña amiga' a la que tenemos que saludar y temer no es su metralleta, sino una hipnótica Sofia Falcone.
