"Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos." este fue el consejo que le dio el zorro al Principito y una de las frases más famosas de la obra y no es de extrañar, dado que es una de las premisas principales del libro y que aporta una lección de vida que muchos a veces olvidamos. Mark Osborne nos trae nuevamente a la gran pantalla uno de los clásicos literarios más famosos de todos los tiempos, 'Le Petit Prince' de Antoine de Saint-Exupéry. El realizador ya enamoró al público con 'Kung Fu Panda' y lo vuelve a hacer con esta renovada versión del mítico libro. En plena época de resurrección de grandes clásicos no podía faltar las historias del aviador y el Principito, aunque Osborne ha sabido adaptarlo de una manera moderna no únicamente versionando lo que ya conocemos del libro.
A diferencia de las demás adaptaciones de 'El Principito', en esta ocasión la protagonista es una pequeña con una vida totalmente dedicada al trabajo impuesto por su madre. En un intento por entrar en el mejor colegio de la ciudad, se mudará al lado de un peculiar anciano. Éste le contará las experiencias que vivió junto al Principito, enseñándole a la pequeña niña la importancia de dejar intacta una parte fundamental de la infancia.
Para los amantes de la novela corta de Saint-Exupéry (entre los que me encuentro) este film suponía la posibilidad de poder adorarla o por el contrario, aborrecerla. Por suerte, la narración deja claro el tono cálido y metafórico del libro original pero también dando paso a una nueva historia que nos permita visualizar de forma más directa la influencia que puede tener 'El Principito' en las vidas de aquellos que se dejan embriagar por su mensaje y no se quedan únicamente en una lectura superficial. Sin apartar el tono dulce e infantil, Osborne ha sabido llevar la meta fundamental que es no olvidarnos de las ilusiones y las ganas de vivir que se tiene cuando se es un niño, aquellos sentimientos que parecen a veces perdidos según se va avanzando en la edad adulta. Es un gran acierto incorporar la historia de la niña, dándonos una muestra de cómo a veces es necesario toparse con el Principito para uno darse cuenta de la importancia que tienen los detalles más insignificantes (aparentemente) de la vida y lo difícil que es aceptar que en ocasiones, estamos cegados por el intento de ser "adultos útiles" en vez de realizar realmente lo que de verdad queremos.
La relación entre el aviador y la niña es bastante parecida a la que ya se pudo leer en la obra de Saint-Exupéry aunque con una vuelta de tuerca, donde el aviador sería aquel personaje incomprendido en un principio y la niña pasaría a recoger el testigo a ese aviador escéptico la primera vez que conoce al Principito. Según va avanzando el relato, la fantasía y la magia que adornaban las palabras del escritor francés, se ven totalmente plasmadas en la gran pantalla, acompañadas de una música hipnotizante que atrapa de lleno en la narración. El cambio de animación según qué historia estamos contando hace que todavía haya un paralelismo conectado que estéticamente es un acierto y que sin duda, enamora a aquellos seguidores del Principito. ¿Qué sería de una adaptación del libro sin los famosos dibujos de Saint-Exupéry? Como ya ocurriese con 'Kubo y las dos cuerdas mágicas', el film no parte con un público fiel como si habrían obtenido los grandes estudios como Pixar o Dreamworks, pero aun así, si tienes el placer de verla, será una de las películas animadas del año que mejor sabor de boca te deje tras salir del cine.
Pese a ser una película destinada al público infantil, le pasa lo mismo que al libro, su mensaje y su retórica es mucho más profunda que a lo que a primer plano puede parecer. Las enseñanzas de 'El Principito' han sido aplicadas en múltiples ocasiones como estudio de temas tan profundos como el amor, la amistad, el miedo a crecer e incluso, la razón de vivir. Es cierto que en el film no se ahonda de una manera tan metafísica en los mensajes descritos en el libro, pero no falta la participación de ningún elemento principal de la novela. ¿Qué sería no haber visto al Rey, al Vanidoso o al zorro? Nuevamente, la relación con la rosa marca una de las principales tramas del film, al igual que el zorro, que es quién da algunas de las premisas tan importantes que otorgan al largometraje de una fábula visual madura que permite que te emociones al igual que reflexiones con la forma de pensar del Principito y en este caso, también del aviador. Una película que al igual que otras obras maestras como 'Up' nos recuerdan a los menos pequeños de la casa, que las películas infantiles también tiene mucho que decir, contrariamente a lo que a veces estereotipadamente se piensa.
Han pasado varios años desde que llegase a nuestros ojos la última adaptación de 'El Principito', además recalcar que realmente nunca se ha producido un boom con ninguna de las versiones cinematográficas y televisivas que se han hecho. Aun así, esta película hace un llamamiento a reconocer el valor de aquellos libros que en verdad, son atemporales y nunca pasan de moda. Al igual que pasa en la película, en muchas ocasiones la lectura del libro en una edad ya adulta, permite que percibamos cómo los adultos según vamos creciendo, también vamos perdiendo la noción de utilidad real, pensando que únicamente el trabajo y las ciencias exactas es lo importante de la vida, dejando pasar delante nuestra oportunidades que realmente ayudarían a hacernos felices. Como he mencionado antes, el principal punto de este largometraje es que "lo esencial es invisible a los ojos", lo que nos quiere decir es que por mucho que algo no esté delante nuestra, no significa que desaparezca, sino que se encuentra en uno de los rincones más importantes de nosotros mismos que es el corazón y la memoria, permitiéndonos aceptar una realidad en la que si realmente queremos algo o a alguien siempre ocupará un pequeño espacio en nuestros pensamientos y su esencia se quedará con nosotros y eso lo muestra la película a la perfección.
Destacar también que la labor de Osborne con la realización de estos personajes entrañables, da una visión (es cierto) menos mística del cuento pero que de alguna forma acerca a los más pequeños a adentrarse en el mundo de 'El Principito' que con la llegada de las últimas tecnologías podría estar perdiéndose poco a poco. También ha tenido una ración de realidad para los adultos en el personaje de la madre de la niña, en la que se puede observar que en muchas ocasiones la eficiencia laboral y la presión sobre los niños no es la mejor solución para comprender a los hijos. El cambio de la madre a lo largo de la película, es uno de los elementos más importantes pero que a primera vista menos peso fílmico tiene, pero su personaje nos daría la verdadera muestra de porque es importante dejar intacta y no olvidar la infancia, dejar una pequeña parcela a nuestro 'Peter Pan' personal que permita comprender no solo el mundo de los niños sino también lo que nos rodea.
Para terminar, mencionar que la última parte de la película, pese a ser un giro de 180 grados, Osborne ha sabido manejarlo a la perfección. Una muestra de que la pérdida de la inocencia y la madurez excesiva puede ser en cualquier caso y con cualquier persona, nadie está exento de verse dominado ante las rígidas reglas de la utilidad y la edad adulta. El desenlace con el que se aborda provoca el colofón final para dejar clara la moraleja de la historia, aunque en esta ocasión, no se cortan en aportar dramatismo a lo que estamos viendo, llegando inclusive a dudar de cómo terminará la situación. Solo puedo decir que 'El Principito' siempre será 'El Principito' y que no hay nada más gratificante que hablar el mismo idioma que él en sus historias. En conclusión, 'El Principito' es una película que te llegará al corazón si has tenido la oportunidad de leer detenidamente el libro original, pero también alimentará ese gusanillo que te pida saber más de las aventuras del único y pequeño habitante del asteroide B-612, incluyendo sus desventuras con las rosas, su amistad con el zorro y como no, su particular visión de la vida. ¿A quién no le gustaría tener un Principito en su día a día?
El maniqueísmo innecesario
Pese a que 'El Principito' es una película casi redonda, también tiene algunos fallos visuales y narrativos que provocan que no sea un largometraje de diez. El film de Osborne cae en el cliché de tener que buscar un villano en la película, algo que el libro de Saint-Exupéry omitió dada la profundidad de su novela donde no se pretendía establecer que era bueno y malo como blanco y negro. En esta versión, se deja muy claro quién es el villano y las razones que hay detrás de ellas, algo inverosímiles, dado que no se llega a explicar del todo. Por esta razón, nos encontramos ante la necesidad de meter (aunque sea casi a la fuerza) un malo de las típicas películas infantiles, pese a ello, se ve justificado por el giro de guion que presenta el último tercio del film. No todo podía ser de color de rosa.
Por último, mencionar que es una adaptación fiel de todas las páginas de Saint-Exupéry, aunque al mezclarla con otra historia principal, varios pasajes del libro se pierden entre las secuencias del film, pero es algo lógico al tratarse de una libre adaptación. Aun así, el final del libro vuelve a ser una de las piezas que mayor emoción se perciben cuando se ve la secuencia en el film. No cabe duda de que el realizador ha sabido aunar tanto la nostalgia como la complejidad del material literario que tenía entre manos. Como diría en el libro 'El Principito': "Tú les explicarás: 'Las estrellas me hacen reír siempre'. Ellos te creerán loco. Y yo te habré jugado una mala pasada.", no hay duda de que el personaje del escritor y aviador francés le queda todavía muchas generaciones que marcar. Y ya sabes, si un día te lo encuentras no te olvides de dibujarle un cordero para su pequeño planeta.
Nota: 9/10
Lo mejor: Ha captado la esencia y el mensaje de la obra original, consiguiendo que vuelvas a enamorarte de sus enseñanzas.
Lo peor: La intencionalidad de buscar un villano para satisfacer el cliché de una película infantil.