Cuidate de tus enemigos, pero más aún de tus compañeros de partido. Esta mentalidad compartida rodea a los personajes de 'El Reino', una película sobre la corrupción política que recuerda, y con razón, a la realidad, concretamente a la trama Gürtel. Todo gira alrededor de una ciudad en la costa, de Madrid, de un empresario, de los papeles de Bermejo... En resumidas cuentas, de unos tipos que durante 15 años estuvieron muy a gusto paseándose en yate, comiendo carabineros los domingos y jugando a ser dueños de terrenos recalificados y dinero público. Y ahora, de repente, tienen que saldar cuentas en medio de un sálvese quien pueda.
Antonio de la Torre se pone en el ojo del huracán de la corruptela entre despachos al interpretar a Manuel López-Vidal, vicesecretario autonómico de un partido político que está a punto de ascender y dar el salto al panorama nacional. Sin embargo, tiene los días contados en primera fila política tras copar las páginas de los periódicos con un escándalo que hará temblar los cimientos del partido y llevará a López-Vidal por una ruta peligrosa para conseguir pruebas que le asegure su futuro.
'El Reino' está concebido como un frenético thriller que se detiene en la naturaleza del político como "uno de los nuestros". Sigue las reglas de la adrenalina y tensión a las que ya nos tuvo enganchados Rodrigo Sorogoyen con el desenlace de 'Stockholm' y, sobre todo, con 'Que Dios nos perdone'. De nuevo, el director y su compañera de guión, Isabel Peña, ponen a su personaje protagonista en constante movimiento y en busca de una incógnita que se le escapa. Para acrecentar la sensación de amenaza constante, Sorogoyen ha tomado una decisión muy plausible: la de que la música tecno acompañe al protagonista durante buena parte del metraje de 'El Reino', en escenas claves, como si estuviera tomando el pulso a ese político y le diese a la vez una inyección de alguna droga que no le permite detenerse a ver si amaina la situación y le lleva hasta la paranoia final.
En muchos momentos, vemos cómo Antonio de la Torre intenta sujetar a plomo el Reino. Hace lo mismo también con la trama, ya que su personaje debido, sobre todo, a su buena interpretación, aúpa hacia lo sublime los acontecimientos, dentro del marco de thriller que han construido Sorogoyen y Peña y que permite que la película tenga muchas más virtudes por las que resaltar dado su ritmo y composición.
Aunque 'El Reino' tiene en De la Torre su gran baza magistral para personificar al cerebro y manipulador de los chanchullos, al final este juego de tira y afloja está formado por muchas otras piezas de engranaje secundarias, entre las que destacan Ana Wagener como la mandamás del partido, Asunción Ceballos, y Luis Zahera como el empresario Cabrera.
Lo más interesante de cómo aborda 'El Reino' nuestra realidad y del personaje de Manuel López-Vidal es la reflexión en torno a esa dialéctica amo y esclavo con la que el poder parece "atraparnos" a todos como ciudadanos y alejarnos de la moralidad común, algo que se aborda, interpelando directamente al espectador, en la escena final de la cinta en la que Bárbara Lennie se luce con la periodista a lo Ana Pastor que encarna.
Sin justificar en ningún momento a los corruptos, 'El Reino' se pregunta cuál es la justificación que pueda explicar tanta avaricia y, lejos de dar con una respuesta impredecible, ahonda en la humanidad común que nos une a los gobernantes que nos han decepcionado. El que no se construya a los personajes como meros villanos facilones y se persiga construir un retrato fiel y bien intrincado a lo real es otro acierto del filme, que permite sacar al espectador su propia lectura con matices diversos.
Conversación sorda
Con alguna excepción reciente como 'B, la película', el cine no ha bebido demasiado (al menos de forma muy evidente) del panorama político actual y de las tramas de corrupción que se han ido destapando desde 2007. 'El Reino', que empezó a fraguarse con la idea de que se podría hacer una película sobre la Gürtel, se ambienta en esa época, aunque sus responsables han buscado distanciarse de los nombres reales de los partidos y cargos que saltaron a la palestra desde entonces.
Éste sigue siendo un tema candente que figura entre los primeros puestos de las preocupaciones sociales que tenemos los ciudadanos en esos informes del CIS. Ahora, revitalizado al publicarse irregularidades como las del caso Máster. Una curiosidad de la película es que, dentro de las entrevistas que ha realizado el equipo para documentarse y hacer lo más creíble posible la trama, Cristina Cifuentes, ahora retirada de la política tras el escándalo URJC, dio su opinión sobre el guión. Otras personalidades como Eduardo Madina, Ana Pastor, Alfredo Pérez Rubalcaba o Álvaro Pérez "El Bigotes" han participado de una u otra forma en el proceso de documentación.
Nota: 8
Lo mejor: La composición de thriller y la ambientación, más el buen trabajo de guión, tanto en el papel como por parte de los actores.
Lo peor: Quizás esa periodista a la que interpreta Lennie, que no termina de ofrecer todo lo que podría.