Desde Valinor y pasando por la Tierra Media, el 2 de septiembre llega a Amazon Prime Video con un episodio doble 'El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder'. Inspirada en la obra de J. R. R. Tolkien, la serie no se basa en ninguna de sus novelas, cuentos o poemas, si no que viene a llenar los huecos de la historia de la Segunda Edad, la era previa a que Frodo y la Comunidad marchasen a destruir cierto anillo. De hecho, esta podría ser la historia de cómo se forjó ese anillo, pero Patrick McKay y JD Payne, showrunners y creadores de este ambicioso proyecto, han querido ir mucho más allá. Antes de entrar en materia voy a matizar que esta crítica se escribe sin tener más que conocimientos básicos del universo de 'El Señor de los Anillos', pero esto es una crítica de televisión, no un análisis pormenorizado de su fidelidad o no a la imaginación del autor.
De hecho, si 'Los anillos de poder' tuviese que estar totalmente constreñida a los escritos de Tolkien y la percepción del mundo que un hombre británico y acomodado podía tener en la década de los 50, pues no, efectivamente no habría elfos latinos, enanas negras o pelosas protagonistas, pero ahora estamos en 2022 y las mujeres y las personas no blancas existimos y hacemos cosas. Así que la serie de 'El señor de los anillos' es en todos los sentidos pura fantasía, porque es también inclusiva y paritaria, con un 50% (o eso ha calculado su productora ejecutiva, Lindsey Weber) de reparto femenino.
El universo de Tolkien se puede dividir en tres edades, cada una marcada por una gran batalla. La segunda, en la que nos encontramos, es una época de relativa paz, después de que una gran alianza de razas lograse destruir a Morgoth y Sauron, su lugarteniente, lleve cientos de años escondido, recuperando fuerzas junto a sus orcos y tramando un plan para dominar de nuevo el mundo. Aquí, humanos, elfos, enanos, pelosos (antepasados de los Hobbits) y demás criaturas viven ignorantes a la gran amenaza que les acecha y de la que solo una guerrera Galadriel parece sospechar. Cuando un señor cae mágicamente del cielo, un asentamiento humano es atacado y los elfos han decidido que es hora de abandonar la Tierra Media, empieza la aventura.
Aunque sus ambiciones sean las mismas - convertirse en un fenómeno audiovisual - a diferencia de otras sagas de fantasía recintes que dejan una auténtica sensación de desasosiego con su atmósfera oscura y un porvenir fatídico; 'Los anillos de poder' apuesta por una belleza visual brillante, un mensaje esperanzador y un tono que se mueve entre la tensión de las escenas de acción, el drama de los conflictos personales y la comedia de los medianos. Esta coralidad de tramas y personajes es sin duda una estructura muy diferente a la historia de 'El señor de los anillos' que trasladó Peter Jackson a la gran pantalla, donde la narración estaba dominada por el punto de vista de los hobbits a los que acompañamos en su camino a Mordor.
Nosotras también
En esta ocasión tenemos una variedad de historias más amplia, en las que se replican varios de los temas que interesaban a Tolkien, como la clásica lucha entre el bien y el mal o los romances trágicos entre mortales e inmortales. Además, las mujeres tienen mucho más peso y protagonismo, empezando por la Galadriel guerrera que tanto preocupa a los fans. Morfydd Clark toma el relevo de Cate Blanchett con una versión del personaje más joven, carismática y llena de matices. Es fantástico como, sin llegar a imitar a Blanchett, ha sido capaz de incorporar algunos gestos y miradas que nos remiten a la imagen que tenemos de Galadriel. No es la armadura lo que la hace una guerrera, ni es el hecho de que acabe ella sola con un troll de las nieves o se enfrente a un dragón marino lo que la convierten en eso que tan estereotípicamente llamamos "una mujer fuerte"; es que aunque su pasado esté marcado por la tragedia de la guerra, es un dolor compartido, no lo que la convierte en quién es. Ella es una elfa segura de sí misma, ambiciosa y que busca venganza para encontrar paz en el alma. Y ocurre un poco igual con Bronwyn (Nazanin Boniadi), la curandera, porque ninguno de los personajes femeninos de 'Los anillos de poder' tiene que justificar su arroje, su valor, ni siquiera su ira, en un trauma personal de pérdida de la inocencia. No hay ni se intuye que se esconda detrás de ellas el recurso narrativo en el que una mujer es una líder capaz gracias solo a la adversidad ("Que me violen/torturen/secuestren me ayudó a crecer"). No, las elfas, humanas y pelosas son así porque las mujeres también son así y por esa nimiedad, fíjate, ahora sí, la fantasía es para todas.
Los dos primeros episodios, a los únicos que hemos tenido acceso la prensa, están magníficamente dirigidos por J.A. Bayona, que les aporta su experiencia en el terror ('El orfanato'), la fantasía ('Un monstruo viene a verme') y la acción ('Lo imposible'), les da ritmo, tensión y calidez humana. Es especialmente interesante su manejo de la anticipación y el uso que hace de los segundos o primerísimos primeros planos, esos en los que no se apoya el ojo. Hace malabares como pocos con el equilibrio entre las tramas más oscuras e intensas con las cómicas y familiares, ya desde las transiciones entre ellas. Ojalá no le echemos mucho de menos en los siete capítulos restantes que tiene su primera temporada.
En cuanto al casting, evidentemente los que están sometidos a mayor escrutinio son los actores cuyos personajes ya aparecieron en la trilogía de Jackson: Clark como Galadriel, Robert Aramayo como Elrond o Benjamin Walker como Gil-galad. Todos ellos parecen haber estudiado los gestos, movimientos y manierismos de sus predecesores, aunque nos encontramos cientos de años antes, en puntos vitales muy diferentes, en los que aún se han cometido los grandes errores que permitirán el nuevo ascenso de Sauron. El campo de juego que tienen para hacer suyos a los personajes es muy vasto y permite que Elrond, por ejemplo, pueda ser ahora una figura más divertida de lo que será el Elrond de Hugo Weaving en su relación con los enanos. Tampoco podemos dejar de mencionar a las nuevas Frodo y Sam, Elanor 'Nori' Brandyfoot (Markella Kavenagh) y Poppy Proudfellow (Megan Richards). Son ellas, su curiosidad y su relación con un desconocido que les cae del cielo las que nos enseñan la parte más amable, más cálida e infantil, de este universo.
Sobre la relación y semejanzas de la serie con la trilogía de Jackson, además de los sutiles homenajes visuales, 'Los anillos de poder' suena como 'El señor de los anillos' gracias al excelente trabajo musical de Bear McCreary, cuyas partituras no dejan nunca solos a los personajes; su diseño de producción se parece a 'El señor de los anillos' (repiten incluso el ilustrador John Howe y la diseñadora de vestuario Kat Hawley) y resuena como 'El señor de los anillos', pues aunque no adapta ningún texto completo, se utilizan frases y diálogos del puño y letra del autor, un trabajo minucioso en el que ha estado implicado el Tolkien Estate. Hay personajes que han inventado ahora y tramas nuevas, pero McKay y Payne se las han apañado para encontrar las notas de la Tierra Media y tocarlas otra vez.
'Los anillos de poder' es la serie más cara de Amazon Prime Video y parece que también la serie más cara jamás producida, y eso se nota en sus efectos especiales, que tienen poco o nada que ver con los de, por mencionar con 'otros desastres recientes'. Y es que sus creadores han apostado por hacer una mezcla de CGI y efectos prácticos y aunque las grandes criaturas y algunos decorados y paisajes están hechos por ordenador, los orcos son todo maquillaje y máscaras prostéticas. Dinero bien invertido que también se nota en su gran y ambiciosa producción, en la que no se perciben los problemas que haya podido tener el rodaje por culpa de la pandemia. Todo en ella es grande, cinematográfico.
Sus responsables han planeado contar la Segunda Edad del Sol de Tolkien en al menos cinco temporadas en las que quieren explorar el forjado de los anillos, la caída de Númenor, el regreso de Sauron y la última alianza entre hombres y elfos. Parece que al menos durante la primera, las tramas se centrarán en conocer a los héroes y heroínas, dejando estratégicamente al gran villano como sombra negra al acecho que solo percibimos por el rabillo del ojo.
En la era de los remakes y las franquicias, 'Los anillos de poder' se esfuerza en al menos ofrecer historias nuevas, cercanas y políticamente relevantes; nos ofrece aventuras emocionantes, pero en las que puedes entrar con la esperanza de que el bien puede ganar; y nos regala, en general, un poco de fantasía para soñar.
Nota: 8
Lo mejor: Hay historias que contar y los personajes se mueven por una responsabilidad comunitaria y no su propio egoísmo.
Lo peor: Es fácil perderse en su mitología, demasiadas veces tendrás la sensación, si no has estudiado la obra de Tolkien, de que probablemente te estés perdiendo algo.