å

CRÍTICA

'El silencio de otros': Un olvido impuesto

Almudena Carracedo y Robert Bahar traen a nuestras pantallas un documental reivindicativo que quiere dar voz a las víctimas del franquismo ante la nefasta Ley de Amnistía.

Por Ana Bravo Díaz 16 de Noviembre 2018 | 10:13

Comparte:

¡Comenta!

Almudena Carracedo y Robert Bahar traen a nuestras pantallas un documental reivindicativo que quiere dar voz a algunos de los acallados y desfavorecidos de nuestra democracia: las víctimas del franquismo ante la nefasta Ley de Amnistía que no trajo justicia para ellos ni para sus maltratadores.

Tras el éxito vivido con 'Made in LA' (documental con el que ganaron un Emmy), el matrimonio dirige esta producción hispano-estadounidense que ya ha tenido un exitoso recorrido por festivales. Entre otros galardones, en Berlín ganaron el Premio del público de la Sección Panorama y el de Cine por la Paz; además, están nominados a los Premios del Cine Europeo. Apuntar que la a cinta viene apadrinada por Pedro Almodóvar y su productora.

el silencio de otros

En 'El silencio de otros' se nos plantea cómo las víctimas en el bando perdedor de la guerra civil, los represaliados por su actitud crítica contra la dictadura o simplemente mujeres solteras embarazadas o familias pobres con muchos hijos, fueron víctimas declaradas de las tropelías de Franco y su sistema institucional, y cómo los herederos de la dictadura armaron una ley en democracia para amnistiar estos crímenes y que así los bandos fingieran olvidar. Algo que es imposible para quien ha sido maltratado por la institución que supuestamente es la encargada de velar por el bienestar y la justicia de los individuos.

A través de testimonios de personas torturadas, de familiares de personas en cunetas o madres de bebés robados, vamos viendo cómo en los últimos años se puso en pie una causa contra los torturadores y responsables franquistas aún vivos a través de la justicia universal. También observamos cómo estas víctimas tuvieron que recurrir a Argentina con sus propios medios para poder aclarar un poco de nuestra oscura historia 40 años después de la muerte del dictador, donde sus herederos siguen ejerciendo el poder desde las instituciones e intentan retrasar lo más posible una reparación de daños.

el silencio de otros

Una película que demuestra cómo la fe en la justicia, en el amor y en lo que está bien persiguen como fantasmas a sus protagonistas (desde víctimas de Billy el niño a dos mujeres ya ancianas que quieren enterrar a sus respectivos madre y padre para que no sigan en una fosa común, pasando por el grupo de madres a quienes les robaron a sus hijos y consiguieron que al menos sonara el nombre del médico para una posible extradición). Y más sabiendo que se sigue exaltando de manera impune al dictador, sus símbolos o a sus principales jefes institucionales.

Vergüenza nacional

'El silencio de otros' resulta emocionante por lo puro del dolor, las pulsiones y las emociones de sus protagonistas: las imágenes de la anciana María sentada al borde de la carretera donde está enterrada su madre o Ascensión Mendieta en el desentierro de su padre más de 70 años después, son muy descorazonadoras; la universalidad de los testimonios de las víctimas comparados con otras dictaduras ayuda a relativizar este conflicto ante el discurso de quienes hablan de mirar hacia delante cuando saben que la herida sigue abierta porque no se ha querido tratar con cuidado. Quizá porque si se remueve algo pueden acabar cayendo ellos.

el silencio de otros

A través de este documental somos testigos de una parte de desmemoria española que empezó mucho antes de la transición y que nos hace reflexionar sobre qué pasa cuando en sociedad y en democracia se intenta hacer parecer que no ha pasado nada desde la posición que sea. Porque el malherido en ocasiones también mira para otro lado, y no se le puede juzgar. Requiere mucha fuerza y convicción luchar por lo que uno cree que es justo pese a la adversidad y quienes quieren coartar tu fuerza y tu voz propia.

Nota: 8

Lo mejor: Da voz a los acallados y visibiliza una de nuestras vergüenzas nacionales.

Lo peor: Que haya gente que no la vea por prejuicios.