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CRÍTICA

'El sótano de Ma': Octavia Spencer desatada

Crítica de 'El sótano de Ma', lo nuevo de Blumhouse protagonizado por Octavia Spencer. En cines a partir a partir del 7 de junio.

Por Javier Parra González 7 de Junio 2019 | 10:00

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No hace falta ser un gran experto en el subgénero, para darse cuenta de que lo que subyace tras 'El sótano de Ma' y la principal motivación del personaje de Octavia Spencer para ser toda una lunática, se esconde algo tan manido como la preciada venganza. Mientras que la Sra. Voorhees planificaba la suya para vengar la muerte accidental de su pequeño Jason años atrás, o el Cropsey de 'La quema' hacía lo propio para vengarse de una broma que había salido mal y había terminado desfigurándolo, aquí el personaje de Ma puede jugar en la liga de los psychokillers del slasher.

El sótano de Ma

Resulta curioso leer ciertos nombres en los créditos de la nueva producción de Blumhouse, ya que el nombre de Spencer no era uno que asociásemos al cine de género hasta el día de hoy. Y si encima está acompañada por el de Tate Taylor en las labores de director, parece que el producto empieza a tomar cierto espíritu de divertimento con el que demostrar que las líneas entre géneros están para cruzarlas.

Taylor, director de 'Criadas y señoras', y quien ya se lo pasó en grande coqueteando con el género gracias a aquel disparate sin pretensiones llamado 'La chica del tren', se suma al listado de realizadores que no se sonrojan a la hora de fichar por la factoría de Jason Blum, la cual se ha convertido a día de hoy en la mejor representación de un cine de terror a camino entre lo indie y lo comercial, que ha dado resultados tan genuinos como las sagas 'Paranormal Activity', 'Insidious', o films con talentos de renombre como 'Múltiple' o 'Déjame salir'.

En 'El sótano de Ma', y con guion de Scotty Landes (con larga experiencia como guionista y productor televisivo, siendo este su debut en el largometraje), Taylor convierte a la dulce Minny Jackson, por la que Spencer ganaba el Oscar a la Mejor Actriz Secundaria, en Sue Ann, una solitaria mujer trabajadora de un centro veterinario que, por cosas del destino, acabará entablando amistad con un grupo de adolescentes, a quienes deja que empiecen a pasar su rato de ocio en su sótano. Las pistas que desde el primer momento nos dejan sus creadores, nos dejan claro que las intenciones de Ma, el apodo con el que todos los jóvenes del pueblo acabarán conociendo a la mujer, son mucho más perversas de lo que imaginaríamos.

El sótano de Ma

Cualquiera podría decir que en Blumhouse alguien tiene cierto problema con su etapa estudiantil: desde las venganzas sobrenaturales de 'Eliminado' o 'La horca', pasando por el horror que sembraría Joel Edgerton en su debut cinematográfico 'El regalo', existe cierta tendencia a elaborar un corpus narrativo alrededor de los traumas del pasado para componer la excusa que creará el terror. Algo que, como ya hemos indicado al inicio del presente texto, no es más que un recurso práctico del cine de terror de los ochenta, estilo con el que 'El sótano de Ma' quiere sentirse hermanada desde el minuto cero.

Ya sea por el personaje de Juliette Lewis (el de una madre que ha tenido que regresar al pueblo en el que creció junto a su hija, aceptando un bochornoso trabajo de camarera en un casino) diciéndole a su hija, interpretada por Diana Silvers (quien se nos presentará como esa virginal final girl en potencia), que está haciendo una maratón de las películas de John Hughes, invitándole a ver con ella 'La chica de rosa', como si el film nos estuviese invitando a trasportarnos al espíritu ochentero de las comedias románticas.

El sótano de Ma

Sin embargo, y pese a que eso ya se haga de forma directa, no habrá que ser muy inteligentes para darse cuenta de que, en realidad, Ma prefiere estar más cómoda en una semejanza con lo que nos contaba Brian de Palma en 'Carrie' que en cualquier otro ejemplo de cine ochentero. Porque, aunque velados, los homenajes al clásico de culto protagonizado por Sissy Spacek son más directos que esos otros guiños que Taylor hace durante su exposición, dejando a un lado el elemento sobrenatural de aquella para convertir a Octavia Spencer en una desquiciada y absolutamente terrorífica psicópata.

Está claro que, como en aquellos títulos de los ochenta, e incluso en aquellos pertenecientes a la oleada neoslasher de finales del siglo pasado, las intenciones poco importarán, pues más allá de conseguir ser un divertimento en el que Spencer se lo está pasando de lo lindo y que, pese a obtener una calificación PG-13 en Estados Unidos, contiene ciertos elementos de perversión que pocas veces se atreven a mostrar en pantalla en un título con dicha calificación. Un buen ejemplo de cine de género hecho sin pretensiones, justo como todos aquellos títulos a los que homenajea (de forma directa e indirecta) y con los que se siente hermanada Ma, quien ya pasa a formar parte del panteón de psicópatas desquiciadas del cine de terror.

Nota: 6

Lo mejor: Octavia Spencer, sin duda. Además, sorprendentemente, el casting juvenil está más que acertado.

Lo peor: Imaginar lo que hubiera dado de sí con una calificación R.