Sin duda, la realidad de muchos europeos con raíces de otros continentes es una situación que el cine europeo aborda y debe seguir abordándo. La directora noruega Iram Haq, de ascendencia pakistaní, en su segundo largometraje vuelve a narrar una historia con una protagonista que tiene conflictos culturales entre su legado familiar y su vida occidental. Sin embargo, con 'El viaje de Nisha', Haq realiza una historia basada en su propia adolescencia, relatada de forma cruda y directa, sin ningún tipo de condescendencia.
Nisha tiene 16 años, ha nacido y se ha criado en Oslo pero sus padres son pakistaníes. Mientras que su madre, Najma, es ama de casa, su padre, Mirza, se gana la vida con una tienda de ultramarinos a las afueras de la capital. Sin embargo, las tradiciones familiares pesan. Ella lo sabe, por eso llega a casa antes de que su padre entre a vigilar su habitación, ya que le gusta que todo esté en orden. Ese equilibrio, esa doble vida, se resquebrajará cuando el padre pille a Nisha besando a un chico blanco y occidental. Considerándola impía, Mirza y su hermano mayor, Asif (al que sí se le permite tener un modo de vida más liberal), la arrastran contra su voluntad y la envían a Pakistán, para "reeducarla" y evitar que la familia pierda el honor, ya que es "demasiado occidental". En Islamabad, Nisha vivirá en su propia piel las diferencias culturales y sociales de ambos países.
Denuncia clara y contundente
Aunque esté envuelta en una capa de cine social y de denuncia, que lo es, 'El viaje de Nisha' se acerca al terror, al mostrar con severa dureza el horror que sufre la protagonista desde que es descubierta hasta su reclusión en una familia que la desprecia. Iram Haq no tiene condescendencia ni con los personajes ni con el público, mostrando una dura realidad que al espectador le puede causar incomodidad y puede ser visto como algo maniqueo, pero que forma parte de la realidad de muchos jóvenes europeos de origen musulmán. Haq no narra una experiencia que le han contado o una historia ajena, sino que habla de su propia vida, de lo que padeció en su adolescencia, de ahí que la cineasta no tenga contemplación alguna en describir una realidad que conoce de primera mano. Prueba de ello es cómo retrata al país de sus padres, de forma costumbrista, alejado de las clásicas imágenes de guerras, acercando al público al día a día de buena parte de la población.
Eso le otorga al filme una dosis de realidad extra que, efectivamente, incomoda al ver a la protagonista ser obligada a entrar una auténtico abismo, en una cárcel llamada honor familiar. Sin embargo, efectivamente, ante un relato tan concreto, Haq evita crear personajes sin trasfondo. Aunque incomprensible, tanto el padre de Nisha como su familia que vive en Pakistán se rigen por una lógica que para ellos funciona, no son "villanos de libro", tienen un concepto de la sociedad, la cultura y las tradiciones en la que la mujer, por cierto, siempre sale perjudicada. Eso es lo que denuncia Haq de forma clara y contundente la situación de la mujer y de cómo, en esos conflictos de los jóvenes europeos de raíces extranjeras, ellas son las que más salen perdiendo.
Una película comprometida y concreta con la realidad que narra
Mensaje claro y conciso, Haq logra transmitir desde el primer momento su denuncia. Aunque, evidentemente, no solo es gracias a su guion, también es la protagonista, magnífica Maria Mozhdah. La actriz, que rodó el filme con 17 años, es capaz de llevar sola todo el peso de una película nada fácil. Mozhdah transmite ese miedo constante, ese terror cotidiano, de forma idéntica a Thomas Gioria en 'Custodia compartida'. Una joven con auténtico talento, que sabe dar los matices a un personaje que, pese ser una víctima, tiene la fuerza interior suficiente para salir adelante, para ver esperanza.
Finalmente, 'El viaje de Nisha' es una película de denuncia en la que se deja en evidencia la falta de protección de las jóvenes que son obligadas por sus familias a "reeducarse para no occidentalizarse". Lejos de mostrar diferencias, Iram Haq propone construir puentes, dialogar, evolucionar e ir hacia delante. Con un mensaje tan claro y personal, se está ante una propuesta cruda, sí, pero valiente y que debe verse. Magnífica.
Nota: 8
Lo mejor: Desprende las vivencias de la directora, es una película muy personal.
Lo peor: Habrá cierto público que no la sepa apreciar al verlo como algo ajeno o melodramático.