El terror llama a nuestra puerta. Más bien a nuestra ventana... la del ordenador. En los últimos años hemos sido testigos de cómo el cine ha ido asumiendo las nuevas formas de lenguaje surgidas a raíz de la explosión de las redes sociales y no son pocos los ejemplos en los que se han integrado en la trama e, incluso, en la propia concepción de las películas. Ejemplos de lo primero los tenemos en '#Chef' (donde se sucedían los mensajes de twitter en la pantalla) o la española '¿Quién mató a Bambi?' (en la que durante la escena inicial los protagonistas hablaban entre ellos por whatsapp).
Lejos quedan los tiempos en los que Meg Ryan y Tom Hanks intercambiaban arcaicos correos electrónicos, o aquellos en los que Michelle Pfeiffer y George Clooney hablaban por teléfonos que parecían ladrillos y perdían a sus hijos (comedia romántica esta última, 'Un día inolvidable', muy reivindicable). Internet y las nuevas tecnologías han dejado de ser ese tenebroso espacio nido de conspiraciones y grandes peligros que presentaban títulos como 'La red' o la excusa para narrar amoríos de la clase media. Al menos han dejado de serlo de forma exclusiva.
La normalización de la tecnología ha llegado al cine para convertirlo, ya no solo en su forma de distribución (el auge de los servicios streaming, por ejemplo), sino también en la apertura de temáticas y la propia experiencia. Y aquí es donde llegamos a ese segundo grupo apuntado en el primer párrafo: films de reciente factura como 'Open Windows' o 'Matar el tiempo' (siendo además dos representantes de nuestro cine) que toman la pantalla del ordenador como punto de entrada a sus historias y, muchas veces, como única ventana abierta al espectador para adentrarse en sus mundos.
Terror en la red
'Eliminado' ('Unfriended' en el original) entraría dentro de esta categoría. Tomando como base los esquemas por los que se rigen las leyendas urbanas tipo "si lees esta crítica en voz alta morirás" y tomando conceptos de ya clásicos del género como 'La señal (The Ring)', la película nos presenta a un grupo de jóvenes que están siendo acosados vía Internet por alguien a quien no conocen pero que parece saberlo todo sobre ellos.
Dentro del gran product placement que es la película -Facebook, Spotify, Apple, Skype, Google, Youtube...-, tiene algunas ideas interesantes derivadas de los condicionantes formales a los que está sometida (ya sabéis, todo transcurre a través de la pantalla de un ordenador). De los cinco (luego seis) amigos nosotros tomamos el punto de vista de una de ellos, nunca salimos de su pantalla. Esto da lugar a que nos enteremos de cosas antes que el resto de personajes (cuando ve un vídeo o manda un mensaje), y al contrario, en ocasiones nos falta determinada información. Resulta un juego muy atractivo, pues permite mantener el interés en todo momento. Y los actores, especialmente Shelley Hennig, hacen un buen trabajo (con lo que tienen) transmitiendo el terror y la angustia manteniendo un primer plano prácticamente constante, pues, aunque las ventanas van cambiando y no paramos de ver cosas en pantalla, el plano de los personajes es el que ofrece una webcam, no hay posibilidad de zoom ni trucos similares para potencial o disfrazar sus actuaciones.
Ahora bien, la trama en sí resulta bastante aburrida. El guion no es bueno, no sabe como solventar determinadas escenas (principalmente las de las muertes, que se resuelven o fuera de plano o mediante "cortes" en la conexión para que veamos solo flashes de lo que sucede) y a las primeras de cambio ya muestra sus carencias. Se toman determinadas decisiones (erróneas) que lastran la verosimilitud del relato, forzando el desarrollo de ciertas situaciones para que la trama pueda avanzar (veamos, si los personajes son conscientes de que el "malo" conoce todos sus secretos y solo los quiere oír de sus bocas como condición para no matarlos, ¿por qué insisten en mentir hasta el mismo final?).
El público juvenil, consumidor de Youtube y redes sociales quizás encuentre argumentos suficientes para disfrutar de la película (que, por otra parte, muestra el problema del bullying de forma muy eficaz), pero poca gente más. Como título de terror no ofrece novedades. Es más, imita recursos y caracterizaciones de personajes ya tópicos y recurre a soluciones excesivamente manidas. Prescindible.