å

CRÍTICA

'Élite' se supera en su segunda temporada con un continuo "sujétame el cubata"

La serie de Carlos Montero y Darío Madrona para Netflix vuelve más fuerte, más mamarracha y más caliente. Y solo hemos podido ver dos capítulos.

Por Jesús Agudo Más 3 de Septiembre 2019 | 13:49
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

Comparte:

¡Comenta!

La "marca España" de Netflix no tuvo que esperar mucho para dar un segundo pelotazo a nivel mundial tras el éxito de 'La casa de papel' (aunque esta fuera una adquisición y no original suya). Bastó llenar un colegio privado de drama adolescente, gente guapa y hormonas para que los suscriptores se engancharan sin remedio a 'Élite'. Carlos Montero y Darío Madrona dieron en el clavo con una ficción que no daba tregua en sus ocho capítulos. Y acertaron sobre todo de lleno con un reparto que confiaba en parte del elenco de 'La casa de papel', ya conocidos dentro y fuera de nuestro país, con caras más nuevas que hoy acumulan millones de seguidores y que se los rifan en todas las alfombras rojas.

Élite

Con la llegada de septiembre es momento de iniciar un nuevo curso en Las Encinas, esperando revalidar el éxito que consiguieron con la primera temporada. Poco después de confirmarse la segunda temporada, los creadores de la serie nos avanzaban que los nuevos capítulos serían "más" de todo lo que ya vimos en la primera. Netflix nos ha permitido ver dos capítulos antes del estreno de la temporada completa, y vaya si viene cargadita.

La temporada mantiene muchos de los elementos que hicieron a 'Élite' adictiva la primera vez. De nuevo tenemos dos líneas temporales: el presente, con un nuevo y truculento misterio, y el pasado, la línea principal, que nos va contando las nuevas desventuras de Samuel y los demás en Las Encinas. De nuevo, cualquiera puede estar involucrado en ese gran misterio de la temporada, que tampoco tardará en mostrar a su protagonista, como ya ocurría con Marina en la primera. En 'Élite' no pierden el tiempo porque tienen cliffhangers de sobra.

Élite

De vuelta en Las Encinas, el curso se inicia con la sombra del asesinato de Marina (María Pedraza) muy presente. Todos los protagonistas han cambiado a raíz del suceso, y esa es la gran novedad de este inicio de temporada: ver cómo cada uno está lidiando como puede con lo que supuso la muerte de Marina. Guzmán (Miguel Bernardeau) está lleno de ira. Samuel (Itzan Escamilla) sigue buscando respuestas. A Carla (Ester Expósito) la culpa se le está haciendo cuesta arriba, pero no tanto como a Christian (Miguel Herrán), que parece a punto de estallar en cualquier momento. Ninguno de los personajes parece estar en el mismo sitio que los dejamos, son una olla a presión que augura mucho drama en esta temporada. Estos primeros capítulos cuentan con un tono bastante más oscuro que la primera temporada, lógicamente. Pero tranquilos, que Madrona y Montero saben a lo que venimos.

Lejos de intentar ponerse demasiado "darks" y olvidarse de qué hizo a 'Élite' un fenómeno, los nuevos capítulos se meten de lleno en esa montaña rusa hormonal de la que no se libran ni ricos ni pobres. Ni los asesinatos ni las conspiraciones van a detener a estos adolescentes de pensar con, bueno, con eso. Bastan dos episodios para subir de nuevo la temperatura y dejar claro que, por supuesto, esta temporada va a ser más caliente y descarada que la anterior. Desde el tonteo con relaciones, llamémoslas, controvertidas, a escenas de cama entre tres personajes de lo más inesperados. Y esto es solo el principio, por supuesto irá a más. Nadie se salva de los vaivenes de 'Élite', ni las parejas más establecidas y shippeables. Si pestañeas, te pierdes un nuevo "oyoyoy".

Élite

Esta serie ha sido siempre un producto absolutamente sincero, un drama adolescente bien mamarracho y sexy, con giros de los que más te vale llevar el cinturón puesto. ¿Que eso lo hace inaccesible para cierto público que no piensa pasar por ese aro? Por supuesto. ¿Que los que entramos lo hacemos de lleno y disfrutamos por muy surrealista que se vuelva? Evidentemente. Dos capítulos bastan para sentar las bases de las nuevas temporadas y darnos cuenta de que hay muchos ases en la manga todavía guardarnos y que nada es imposible, por muy delirante que nos suene. Ojalá sigan sabiendo mantenerlo todo siempre dentro de un límite, porque hasta el mamarracheo puede llegar a sacarnos hasta a los más propensos a vibrar con un buen culebrón de instituto. Y la temporada pinta fuerte, de jugar a ver dónde está ese límite.

Por suerte, quienes vuelven en plena forma son los protagonistas. Todos los actores buscan aprovechar estos nuevos lugares en los que se encuentran sus personajes. Algunos de ellos han pasado a un segundo plano por necesidades de la trama (y de su agenda), en beneficio de otros que necesitaban tener un mayor protagonismo, como Lucrecia (Danna Paola), a la que es una delicia ver que gana ese sitio en primera línea que siempre debió tener en la serie. Esta mayor importancia viene a raíz de un nuevo personaje que se suma a Las Encinas: Valerio (Jorge López), su medio hermano, un fiestero y ligón que en dos capítulos logra ponerlo todo patas arriba. Con él llega una mayor presencia del alcohol y las drogas en las tramas, quizás como preludio de temas que quieran tocar más adelante (y como excusa para hacer montajes musicales bien potentes). Junto a Valerio llegan otras dos alumnas nuevas a Las Encinas. Una es Cayetana (Georgina Amorós), una chica con perfil de influencer y que parece no ser del todo sincera, que al principio puede apuntar a personaje insoportable, pero que tiene una historia que puede resultar realmente interesante en el largo recorrido. La otra es Rebeca (Claudia Salas), una "nueva rica" que es bien choni y bien de barrio por muchos pendientes de un montón de quilates que lleve puestos, y que hará migas muy rápido con Samu y Nadia (Mina El Hammani). Fan absoluto de ella desde su primera escena, menudo torbellino.

Élite

Menos social, igual de adictivo

Con estas caras nuevas y los nuevos lugares en los que están las chicas y chicos que ya conocíamos, 'Élite' vuelve calentita, y con vistas a seguir subiendo la potencia y ver hasta dónde pueden llegar. Pero sobre todo dispuesta a sorprendernos y a hacernos vibrar, quizás con menos pretensiones que la primera temporada, con menos peso de la diferencia de clases o la trama social, aunque sigan ahí tramas como el descubrimiento de Nadia de que hay mucho que vivir fuera de su familia. En dos capítulos tenemos una idea de por dónde nos van a llevar, pero seguro que ni llegamos a imaginar los locos giros que nos deparan los siguientes episodios. Ojalá no llegue a derrapar por muy rápido que vayan. Pero qué bien que Darío Madrona y Carlos Montero han cumplido con lo que prometieron: una nueva temporada que parece la primera puesta hasta arriba de Monster. Despejad la agenda, fans de Las Encinas. Cuando empecéis con la temporada, no podréis parar.

La segunda temporada de 'Élite' llega a Netflix el 6 de septiembre.

Nota (dos primeros episodios de la T2): 8

Lo mejor: Mantiene la tensión, los giros siguen sorprendiendo y aumenta el zorrerío. Los nuevos personajes pintan muy bien.

Lo peor: El peligro constante de acercarse al punto de fusión del núcleo y volverse "demasiado mamarracho". Algún descenso a los infiernos puede llegar a hacerse demasiado pesado.

Series