'Elvis' comienza con una sucesión de imágenes a toda velocidad de distintos puntos de la vida de la leyenda del rock, y de pronto nos lleva al circo. Es todo colorido y muy estridente. Puede que no fuese lo que uno esperaría de un biopic de Elvis Presley, pero toda película dirigida por Baz Luhrmann es antes una película de Baz Luhrmann que otra cosa. El cineasta australiano regresa a los cines casi una década después de 'El gran Gatsby', y lo hace con un biopic que no es un biopic, un musical que no es un musical, y un drama que no es un drama. Y a la vez sí es esas tres cosas, y mucho más.
La película no es un biopic de Elvis Presley al uso porque no es un relato introspectivo ni sigue un orden estrictamente cronológico, ni siquiera está contado desde su perspectiva sino desde la de su manager, el coronel Tom Parker (Tom Hanks). A lo largo de la cinta sí vamos viendo los principales hitos de la vida del rey del rock desde que fue descubierto en su Mississippi natal por este empresario, que conoce la importancia de crear una buena actuación alrededor de un artista si realmente quiere alcanzar el éxito. Pero Lurhmann se permite dar saltos adelante y atrás en la demasiado corta línea temporal de Presley para moldear la trama según el tema que quiera tratar. Porque 'Elvis' tampoco es un drama, o no es solo un drama. Es una película completísima que aprovecha una figura tan conocida e imitada como es Elvis Presley para hablar de la mitomanía, de la fama, de los fans, del showbusiness y de un montón de cosas más. Resulta muy interesante la relación entre Elvis y el coronel, cómo el cantante llega a estar tan agradecido por haberle abierto básicamente las puertas del cielo hasta el punto de no cuestionar ninguna de las decisiones que respectan a su carrera y que contradicen sus propios sueños. Es una relación parasitaria que tiene giros de sobra para justificar la elección del coronel como narrador. Hanks, más allá de una caracterización que llega a sacar a ratos de la película, muestra una vis de villano a la que nos tiene poco acostumbrados y que consigue poner en ciertos momentos los pelos de punta. Se ha hablado mucho de su cambiante acento, pero quizás fue decisión creativa para remarcar que él es tan falso como los sueños que promete a sus protegidos. Como él mismo dice en la película, ni es coronel, ni es Tom, ni es Parker.
Luhrmann también se sirve de Presley para hacernos un repaso por la evolución de la sociedad americana de los 50 a los 70. Ese primer concierto en el que un público anclado en el puritanismo empieza a sentir cosas que jamás habían sentido (y que no saben si está bien que las sientan) con solo verle mover las caderas, esa sensación de desinhibición, de auténtico orgasmo musical y físico. Cómo esa liberación fue perseguida por el sector más conservador y cómo la juventud no estuvo dispuesta a volver a las jaulas en las que les tenían encerrados. Pocos cineastas retratan las emociones con la intensidad de Baz Luhrmann. El placer, el furor, el éxito, la libertad, la decepción, el peligro. Todo se vive al 200% en una película del australiano, que vuelve a estar desatado, para alegría de sus fans y desdicha de sus detractores. En los primeros compases de la película no hay un solo plano que dure más de un segundo. La cámara no está quieta prácticamente en toda la cinta. Pero ese estilo tan propio pega absolutamente con la figura de Elvis, hace de la película una absoluta fiesta como lo era 'Moulin Rouge' en sus momentos más frenéticos, y le sienta especialmente bien a las actuaciones musicales.
'Elvis' no es un musical como lo podía ser 'Rocketman'. Los grandes éxitos de Presley son parte importante en la película, pero siempre forman parte de una actuación, la acción no se detiene. Baz Luhrmann siempre ha sido uno de los mejores sublimando la música con el lenguaje cinematográfico, y en esta ocasión transmite auténticas descargas eléctricas con los temas más icónicos del Rey. Y lo hace sabiendo darle un toque muy contemporáneo, a veces mezclándolos con sonidos más actuales, como el rap, sin que acabe por desentonar. El resultado es un torbellino melómano que engrandece el sonido de Elvis y que lo hace fresco.
¿Embajador o usurpador?
Hablando del sonido de Elvis, uno de los temas más importantes de la película tiene que ver con la polémica que siempre le rodeó respecto a haberse apropiado de ritmos, bailes y hasta estética de la comunidad afroamericana. 'Elvis' pretende hacernos ver que el artista, que de pequeño se crió en una de las pocas casas de familias blancas en un barrio predominantemente negro, se sintió siempre muy atraído por la música afroamericana y era uno más entre ellos. Le vemos forjar amistades con Little Richard (Alton Mason) o B.B. King (Kelvin Harrison Jr.), asistir a fiestas en las que acababa improvisando con ellos. Él les respetaba, y ellos a él. Sí llegan a decirle que si está triunfando es porque es blanco, pero la película se aleja de la polémica para hacer de Elvis un embajador aceptado por blancos y negros, y para tratar el clima político de la época en general. Este enfoque no va a acabar ni mucho menos con el debate, y puede que por momentos resulte hasta demasiado infantil para cierta parte del público aunque haya biógrafos del artista que llegaran a describirlo como "un héroe para la comunidad negra". Al menos pone nombre y apellidos a las raíces de ese sonido.
Como toda la filmografía de Baz Luhrmann, 'Elvis' es una película barroca, recargadísima, llena de brillos, de oro y diamantes. El diseño de producción y el vestuario son increíbles, y cualquiera diría que una película tan grande y con tantos extras se ha rodado en los peores momentos de la pandemia. Pero si algo brilla, y más que brillar, ciega, es Austin Butler. 'Elvis' no funcionaría como lo hace si no llega a tener un actor protagonista tan sumamente entregado al papel. Parece que el mismísimo Presley le hubiera poseído al escucharle hablar o al verlo moverse sobre los escenarios. Rami Malek y Taron Egerton hicieron trabajos excepcionales como Freddie Mercury y Elton John. Pero lo de Austin Butler es absolutamente hipnótico. Una de las interpretaciones del año, sin duda.
Baz Luhrmann vuelve con 'Elvis' a su mejor época, consiguiendo elevar todavía más la figura de Presley gracias a su estilo tan característico. A pesar de que acaba pesando su duración excesiva, que es lo que hace que la película no sea redonda, la película es una auténtica explosión, una nueva mezcla perfecta de música y cine. Un concierto poderosísimo y sobrecargado. Una experiencia prácticamente religiosa que alucinará a los fans del cineasta y horrorizará a los críticos con su estilo. Porque 'Elvis' es muchas cosas a la vez, pero por encima de todo es una película de Baz Luhrmann. Y pocos sacan tanto jugo a la música y el cine como él.
'Elvis' se estrena en cines el 24 de junio.
Nota: 8
Lo mejor: Austin Butler, absolutamente hipnótico. Baz Luhrmann y su estilo particular elevan cada momento de la vida de Presley y cada canción que escuchamos.
Lo peor: Su desmesurada duración se resiente mucho hacia la mitad y al final, aunque Luhrmann sepa terminar en alto.