A diferencia de 'Semen, una historia de amor' (donde la relación sentimental se desarrollaba a raíz de una intervención intencionada en una probeta), 'Embarazados' parte de una premisa totalmente opuesta: ¿qué sucede cuando una fecundación in vitro causa estragos en una pareja que en principio estaba bien? La respuesta la encontramos en el último trabajo de la directora Juana Macías, una película que se propone hablar sobre las dificultades e inseguridades que experimentan dos jóvenes treintañeros a los que les ha llegado el momento de ser padres de una forma poco ortodoxa.
'Embarazados' cuenta la historia de Alina (Alexandra Jiménez) y Fran (Paco León), una pareja con serios problemas a la hora de procrear. No obstante, cada uno de ellos reacciona de manera muy distinta ante la noticia. Para la joven, el hecho de que el semen de su novio "no sirva ni para hacer caldo" se convierte en una tragedia que la conduce a la desesperación y a la obsesión. Por su parte Fran, cada vez más desencantado con la idea de ser padre, intenta sobrevivir como puede a los caprichos de su novia y a una inseminación artificial que no termina de cuajar. Y es ahí precisamente donde reside la clave de la comedia. Terapias de grupo con aspecto de secta, niños de cinco años que siguen mamando y un ginecólogo machista especialmente ácido son algunos de los personajes que desfilan a lo largo de esta historia para aumentar la inestabilidad emocional de Alina y volver más loco todavía a Fran.
Porque la segunda película de Juana Macías reproduce una de esas ideas repetidas hasta la saciedad: cuando de futuros bebés se trata, ellas se convierten en unas histéricas y ellos en unos inmaduros. Con esta propuesta en el centro de la trama, Macías confecciona una comedia ligera y desenfadada que utiliza clichés y lugares comunes sobre las relaciones actuales para provocar la risa de sus espectadores. Y a fin de cuentas, lo consigue: 'Embarazados' es un producto diseñado para la evasión y el entretenimiento momentáneos.
En este sentido, queda claro que el último trabajo de la cineasta madrileña no pretende ofrecer una reflexión profunda y meditada sobre la propaganda pro maternidad o los conflictos que encierra una paternidad tardía. Su objetivo no es otro que el de construir un film sin demasiadas pretensiones que se conforma con una lectura superficial de los temas que aborda. Porque es evidente que la cinta ni descubre la pólvora ni pretende funcionar más allá de un mero instrumento para desconectar de la rutina.
No obstante, a pesar de presentar una trama un tanto previsible así como unos arquetipos de género bastante explotados, la directora apuesta por un tratamiento formal muy en la línea de la estética indie tan de moda en la cinematografía norteamericana. Algo que, por otro lado, tampoco debería sorprendernos si tenemos en cuenta los títulos que el cine español ha lanzado recientemente dentro del género comedia. 'Requisitos para ser una persona normal', 'Sexo fácil, películas tristes' o 'Los miércoles no existen' son algunas de las películas con una puesta en escena muy similar a la de 'Embarazados'. Vestuario, iluminación, caracterización de personajes y por supuesto una banda sonora modernita contribuyen a crear un envoltorio hipster y urbanita que hace más digerible el contenido de siempre.
Karra y los demás
Tal vez el casting sea uno de los grandes aciertos del film. La química entre los dos actores principales se hace más que evidente. Alexandra Jiménez está magnífica, una mujer más que acostumbrada a atravesar profundas crisis emocionales y ataques de histeria en los personajes que interpreta. Por su parte, Paco León brilla con la misma fuerza que su compañera de reparto añadiendo ese contrapunto humorístico tan suyo (y que, como hemos podido comprobar, le viene de familia).
No obstante, mención aparte merece el personaje del ginecólogo insensible. Porque sin duda Karra Elejalde es el principal responsable de las risas que se generan en el patio de butacas. Brusco y grosero, este profesional de la inseminación artificial aparece en pantalla para convertirse en el dueño absoluto de los mejores gags de la cinta.
Nota: 6/10
Lo mejor: Una histérica Alexandra Jiménez
Lo peor: Su falta de discurso y complejidad temática
