'En la playa sola de noche': Variaciones de una crónica sentimental

Para la revista francesa Cahiers du Cinema, 2017 ha sido el año de David Lynch, encumbrando la tercera temporada de 'Twin Peaks' a los altares de la cinefilia como mejor película del año. Pero en cambio, para otros 2017 tiene el nombre del cineasta coreano Hong Sangsoo, que ha dirigido tres de las películas más importantes de su ya extensa carrera: 'En la playa sola de noche', 'La cámara de Claire' y 'The Day After', esta última presente en el citado Top 10 de Cahiers. Y no solo por la relevancia que cobran en el interior de su filmografía, sino por el momento vital en el que las ha rodado y el diálogo que mantienen con su propia vida. Algo a lo que, en todo caso, los habituales de su cine estarán acostumbrados.

Presentada a comienzos de año en el Festival de Berlín, podríamos afirmar que 'En la playa sola de noche' es la primera entrega de un tríptico no conectado argumentalmente entre sí, pero que cuenta con la presencia de la actriz Kim Minheee como hilo común mediante el que Hong Sangsoo aborda de forma autobiográfica las consecuencias de su relación sentimental con la protagonista de 'Ahora sí, antes no', toda una estrella en su país natal, así como el escándalo que produjo en los medios el divorcio de su esposa.

Como una forma de expiar cierto sentimiento de culpa, y en justa reacción al acoso que sufrió su intimidad, Hong Sangsoo responde con su personal variación de lo sucedido, una extraordinaria carta de amor a su actual pareja. La película está planteada desde el punto de vista de una actriz, interpretada por Kim Minhee, que se marcha a Hamburgo para alejarse de la presión mediática y desconectar, afectada emocionalmente tras mantener un romance con un director de cine. Y aunque sus pensamientos siempre retornan a esa misma persona, sobre todo lo hacen a una idea poderosa e infranqueable del amor que sobrevuela todo el metraje, de exposición tan clara como laberíntica.

Metacine y cerveza coreana

De nuevo se mantienen los depurados principios estéticos del director de 'Lo tuyo y tú', también estrenada en España este año, que otorga gran importancia a las conversaciones filmadas en plano secuencia y a cada uno de los imperceptibles pero reveladores movimientos de cámara, aunque lo encontramos más solemne de lo habitual. El uso de la música clásica dota a las imágenes de una sobriedad que acentúa el estado de duelo emocional de su protagonista, cuyo retrato resulta fascinante por diversos motivos más allá del juego de espejos, que siempre es lo suficientemente sutil para permanecer tan explícito como soterrado. Y es que en lugar de idealizarla o dejarse caer por el romanticismo, Hong Sangsoo la muestra como una incógnita, un alma contradictoria, dulce, errática y temperamental. Viéndola caminar por la playa uno podría pensar algo hermoso, que su amor hacia ella es un misterio aún por desentrañar.

En uno de sus fascinantes juegos narrativos, en mitad de la película vuelven a aparecer los títulos de crédito. Tras ellos encontramos a la propia Kim Minhee en una sala de cine, terminando de ver una película, quizás la misma que acabamos de contemplar, no sabremos si aquella visita fue real, un sueño proyectado por su imaginación o probablemente la propia película que rodó con el director del que está enamorada. Ya se encuentra de nuevo en Corea, pero todavía evita, refugiada en sus amigos, cualquier contacto con la realidad. Como es habitual en su obra, el cine dentro de cine y el alcohol, en esta ocasión cerveza coreana (que por cierto, ha mejorado mucho), son la receta desde la que Hong Sangsoo abre el corazón de su protagonista y traza los paralelismos con su propia vida. Siempre con humor, pero presa de una cruel melancolía, llegando hasta el punto de representarse, no sin patétismo, en la figura del director, con el que guarda un notable parecido físico.

Con 'En la playa sola de noche' encontramos a Hong Sangsoo más desnudo frente al espejo que nunca. El resultado es por tanto una obra profundamente íntima, en ocasiones hasta producir pudor, que únicamente podría firmar un director cuya honestidad solo es igualable a su talento para crear juegos formales y narrativos que nos recuerdan el artificio en el que consiste el séptimo arte. Planteamientos sutiles y placenteros para el espectador más atento que en su sencillez continúan enriqueciendo y añadiendo capas a su lenguaje cinematográfico, al mismo tiempo que posibilitan nuevos caminos desde los que volver a sus obsesiones, el alcohol y el amor como caras de la misma moneda. Lo demás siempre será secundario en sus continuas variaciones de una crónica sentimental.

Nota: 8

Lo mejor: La errática figura de Kim Minhee como espectadora activa de la película y tenaz protagonista de su propia vida.

Lo peor: Que sea necesario conocer el cine de Hong Sangsoo para apreciarla en su totalidad.