El cine policíaco francés logró encontrar su propia identidad y tener un adjetivo que la definía muy bien: "polar". Siguiendo ese espíritu, el director David Oelhoffen, tras adentrarse en un camino de redención en la cinta de época con aroma a western 'Lejos de los hombres', da un giro radical con 'Enemigos íntimos', protagonizada por Reda Kateb y Matthias Schoenaerts y que fue mostrada en la Selección Oficial del 75º Festival Internacional de Cine de Venecia.
Driss y Manuel se criaron en el mismo barrio de la periferia de París, en un lugar cuyo futuro parece estar destinado a trabajos precarios, delincuencia y narcotráfico. Ambos tomaron caminos distintos, mientras que Manuel cumplió con lo que el destino parecía tener aguardado para él, Driss optó por salir de ese círculo vicioso y convertirse en policía. Cuando una operación para capturar a un capo de la droga sale mal, ambos se reencontrarán y se verán obligados a cooperar, saliendo a relucir antiguas heridas del pasado y cuentas pendientes.
Un drama policial con varias capas
David Oelhoffen consigue crear una película que aparenta ser una clásica cinta policíaca, con cierto aroma a noir, para acabar siendo un angustioso thriller en el que sus personajes protagonistas viven contra las cuerdas en un sistema viciado en el que parece imposible exhalar aire fresco. El inicio es toda una declaración de intenciones, la entrada en un piso donde se traficaba con droga y el personaje de Reda Kateb increpado por el delincuente, de origen árabe, que le recrimina "ponerse del lado" de los franceses.
'Enemigos íntimos' contiene varias capas, que se van abriendo conforme va avanzando la trama. En ella están los dos protagonistas, principales pilares de este soberbio drama policial. Reda Kateb sigue ascendiendo en su carrera desde que en 2014 coprotagonizase la fabulosa 'Hipócrates'. El actor transmite perfectamente el conflicto interno de Driss entre su identidad de barrio, cultural y hasta religiosa con su vocación como policía. Su contraparte ideal es Schoenaerts, que muestra su afinidad por los papeles de tipos duros atormentados, al menos en el cine que ha rodado en lengua francesa. Ambos son las caras de una misma moneda, personas que intentan salir, como pueden, de ese sistema que parece condenarles al prejuicio y la marginalidad.
El círculo vicioso de un sistema que arrastra a sus protagonistas
En ese pulso, Oelhoffen sorprende al dejar la trama policial en un segundo (pero importante) plano para meterse de lleno en la psique de los dos protagonistas. La forma en la que narra ese conflicto interno en medio de una ola de crímenes, persecuciones y ajustes de cuentas recuerda a la angustiosa sensación del cine de Jacques Audiard, especialmente a 'Un profeta' y 'De latir, mi corazón se ha parado'.
Con ese tono, el director firma una obra notable, que brilla gracias a sus dos actores protagonistas y una trama compleja cuyo final deja un profundo y amargo sabor que solo dan aquellos finales muy relacionados con la vida misma. Magnífico ejercicio cinematográfico que trae ese espíritu de "polar" francés a un título actual en medio de los suburbios de París.
Nota: 8
Lo mejor: Las escenas entre Reda Kateb y Matthias Schoenaerts.
Lo peor: Se echa en falta una visión más cínica del mundo policial.