A 'Enola Holmes', protagonista de la película de Netflix que se estrena este 23 de septiembre, nadie le dijo nunca que hubiese algo que no pudiera hacer. Creciendo como compañera de travesuras de su madre, ante la muerte de su padre y con sus hermanos pasando absolutamente del sector femenino de la familia, la más joven de los Holmes nunca vio la necesidad de encorsetarse, ni literal ni figuradamente. La cosa se complica cuando su madre desaparece ¿sin dejar pista? Bueno, alguna hay, las suficientes para que esta aguda aspirante a detective, interpretada por Millie Bobby Brown, se lance a su búsqueda ignorando las ganas de su hermano mayor, Mycroft (Sam Claflin), de internarla en un instituto para señoritas que termine de una vez por todas con ese asalvajamiento. Hablamos de 1884, una época en la que la mujer vivía aún en un espacio muy limitado y tenía muy poco que decir. En el caso de Reino Unido, aún quedaban 4 décadas para el voto femenino.
Así Enola se pasa de rebelde por casi cualquier cosa, pero aún no lo ha descubierto del todo. Y esa es una de las mejores cosas del personaje en el caso de esta adaptación de las novelas de Nancy Springer que firma Jack Thorne. La joven Holmes se ve obligada a abrir los ojos a un mundo muy distinto a aquel en el que vivía con su atípica madre, personaje interpretado por Helena Bonham Carter, que ya constituye motivo suficiente para ir preparando la secuela. Y es que de esa figura materna deriva la personalidad arrolladora de Enola y su primer encontronazo con los grises de la vida: su madre la ha abandonado y además oculta algo, potencialmente peligroso. Así, aunque el personaje de Carter cumple su función maravillosamente, deja con ganas de más porque los claroscuros que podría aportar a la vida de su hija son muy valiosos.
Pero en esta primera aventura se trata de Enola y solo de ella, y mal no está, principalmente porque Bobby Brown hace un trabajo estupendo. Insufla al personaje de un carácter y un carisma innegables, le aporta viveza y un aplomo muy necesario para rodearse de intérpretes notables sin que la mezcla quede extraña. Esto destaca principalmente, no ya en contraposición con el Sherlock de Henry Cavill, que también; sino en aquellas escenas en las que se bate en duelo con la veterana Fiona Shaw, todo un lujo. El caso es que el as en la manga de esta propuesta es la actriz que saltase a la fama por su papel en 'Stranger Things', y precisamente esa identidad que crea es lo que abre firmemente la puerta a que se extienda el universo femenino de los Holmes.
Ahora bien, si de Enola destaca su brillantez, del caso que envuelve a su presentación no podemos decir lo mismo. El misterio no se traza de una manera limpia, las pistas no encajan transmitiendo ese regustillo al espectador y en su conjunto la cosa se pierde, cojea y no concluye satisfactoriamente porque se mezclan varios caminos muy diferentes. Hay un caso que vertebra a esta primera aventura de Enola, pero se alterna con otro que aporta considerablemente a la trama y queda demasiado en el aire. Eso si, la interpretación de Brown prácticamente lo solventa y la dinámica dirección de Harry Bradbeer, muy cómplice con el espectador, evita que la sensación de batiburrillo pese demasiado. Bradbeer, que viene de lucirse a la dirección con 'Fleabag', derriba de nuevo la cuarta pared fortaleciendo esa conexión entre los invitados a participar de la intriga, y su protagonista.
Enola, la mejor de los Holmes
Precisamente por esa educación en la que el cielo era el límite, Enola aprende muy rápido, es resolutiva y construye sobre la marcha confiando, no solo en lo aprendido, sino en su instinto. Liberada de las convenciones sociales a las que viven encadenadas las señoritas de su época, y con el ejemplo materno de una independencia tan elegida como obligada, esta adolescente de 16 años se recuerda que su nombre al revés es "Alone", sola en castellano, y que ella misma ha de bastarse para todo. Esto incluye no solo una réplica de la libertad que ha vivido en su hogar, sino una tendencia a cuestionar incluso a su madre y algunas de sus lecciones. Dicha mezcla explosiva hace que, una vez lanzada al mundo que desconocía, Enola sea insuperable a pesar de ser mujer y precisamente por ello, porque no conoce límite alguno relacionado con su género, pero si sabe sacar partido a los instintos femeninos.
No es que los hombres no sean compasivos, o sensibles, pero en el caso de esta cinta la contraposición es tremendamente deliberada, y termina ensalzando una cualidad muy asociada con lo femenino y denostada por ello. Por un lado tenemos a Sherlock, brillante, pero alejado absolutamente de las emociones. En consecuencia este detective no se vincula personalmente en sus casos, algo que Enola descubre como algo imposible para ella porque la compasión y actuar en consecuencia prestando su ayuda al que sabe está perdido sin ella, son inherentes a su persona. Esto en lugar de jugar en su contra la ensalza como sabueso y suscita una manera diferente de resolver casos que llama la atención de su hermano. Es fantástico que ese instinto de protección, esas ganas de dejarse llevar por la compasión y volcarse prestando su ayuda, no se muestre como un signo de debilidad, sino de fortaleza definitiva, de ingrediente imprescindible para construir al superdetective definitivo.
La actitud de ellos importa, y mucho
El mensaje siempre está ahi, de empoderamiento femenino y de condena ante cualquier retroceso, ya venga suscitado por un hombre o una mujer (muy útil el personaje de Shaw en este sentido). De hecho el feminismo de la película triunfa por dos motivos: que supone la base y ambienta completamente el mundo de Enola, y que se apuntala en las figuras masculinas de la película. Énfasis en esto segundo. Y es que esta propuesta de Netflix aprovecha a los hermanos Holmes, Sherlock y Mycroft, para ejemplificar los dos lados de la balanza. Por un lado tenemos al personaje interpretado por Claflin, que ve a Enola como una carga, que no aprueba la mujer en la que se está convirtiendo y que tiene claro que la independencia no es una opción para su hermana. Un hombre de los de ayer y ojalá no hoy, que condena todo lo que Enola representa y solo quiere enderezarla para que se case, lo cual debería ser su única misión en la vida. En contraposición tenemos al de Cavill, primero distante y cruel, no queriendo hacer nada por Enola, pero después curioso y orgulloso. El personaje de Cavill es un regalo porque subraya que el cambio es posible y que se puede pasar de una actitud muy de lavarse las manos a un apoyo activo. Sherlock, que pese a no aprobar el enfoque de su hermano, estaba dejando que Enola permaneciese bajo su tutela, espabila y empieza a abrir los ojos a otras posibilidades.
En esta línea de plantear a los secundarios de la película como máximo exponente de las distintas actitudes masculinas que nos podemos encontrar ante una mujer como Enola, se plantea también el personaje de Louis Partridge, que representa una manera muy esperanzadora de mirar a las nuevas generaciones. Este Lord siente admiración por su nueva amiga desde el primer momento y eso no tiene nada que ver con que sea mujer y esté desafiando a su época.
Así esta manera de enfocar el mundo de Enola tan compacta y positiva en lo que al feminismo se refiere, hace que el mensaje llegue de la mano del viaje aventurero, ensalzándolo y formando parte de su entramado de manera natural, la mejor forma de transmitir un sentimiento de igualdad, sin duda.
Nota: 7
Lo mejor: Millie Bobby Brown. Enola de pleno derecho.
Lo peor: El caso. Hace que eches de menos lo bien entrelazados que están dichos misterios en otras propuestas basadas en la familia, como pasa con la serie 'Sherlock'.