Tras hacer un esmerado y duro retrato de la adolescencia con 'Alice T.', el rumano Radu Muntean regresa tres años después con 'Entre valles', un drama social con espíritu de ácida sátira y ciertos toques de cine de suspense, que llega a salas comerciales tras pasar por la Quincena de Realizadores del 74 Festival de Cannes y con la que el cineasta retoma el espíritu de uno de sus largometrajes más laureados, 'Martes, después de Navidad', especialmente al volver a acercarse a la hipocresía y cinismo de la clase burguesa.
Muntean vuelve a las fiestas navideñas para desnudar la realidad que se esconde tras las aparentes buenas intenciones. Una asociación de voluntarios organiza diferentes viajes por carretera para repartir bolsas de regalo a los diferentes pueblos que hay en la región de Transilvania, una de las más emblemáticas del país y también una de las más representativas. El título original del filme hace referencia a uno de estos pueblos Întrigalde, que significa 'Entre ríos'. El realizador retrata el inicio como de un filme contemplativo se tratase, en el que tres voluntarios, Maria, Ilinca y Dan, hacen la ruta de todos los años.
El realizador, quien firma el guion junto con Alexandru Baciu y Razvan Radulescu, colaboradores habituales de su filmografía, cambia de rumbo cuando irrumpe en escena Kente, un anciano que parece que se ha perdido y que les pide a los tres voluntarios si le pueden dejar en el antiguo aserradero. Todo se tuerce cuando la camioneta de los voluntarios queda atrapada en una zanja y los tres descubren que el aserradero lleva años abandonado y que el viejo parece haber perdido la cabeza y es ahí cuando Muntean comienza con su juego, en el que vuelve a llevar al límite a unos protagonistas de clase medianamente acomodada, a los cuales los sienta frente al espejo.
Un afilado retrato de los dobles fondos de la caridad
Es ahí donde comienza una odisea con la que Muntean ahonda en las verdaderas intenciones que se esconden tras el altruismo, planteando el interrogante de hasta qué punto es un ejercicio de megalomanía. El cineasta juega con sus tres voluntarios, unos magníficos Maria Popistasu, Ilona Brezoianu y Alex Bogdan, los cuales terminan mostrando las diferentes caras de las buenas acciones. En medio de ellos, un actor no profesional, Luca Sabin, quien trae el espíritu del habitante de la zona en una notable parábola que ofrece duras dosis de realidad.
Aunque Muntean dirige notablemente este drama social con ciertos tintes de humor negro, lo que sobresale de 'Entre valles' es que juega constantemente con elementos propios del terror (la irrupción de un sórdido desconocido, el quedarse varados en medio de un bosque de noche, sentir la amenaza de la oscuridad, el que la trama esté ambientada en el hogar del conde Drácula...), lo que causa expectación hasta su amarga resolución, con la que Muntean vuelve a dar una bofetada de realidad, planteando la pregunta de quién sale más beneficiado por los actos de caridad y si estos terminan fomentando que nadie vaya a mejor.
Muntean ha sabido erigirse como uno de los grandes realizadores rumanos de su generación, al sobresalir por un estilo que, sin dejar el enfoque social, introduce elementos de humor negro más propios del cine de Buñuel o Berlanga. 'Ente valles' es una nueva demostración de cómo Rumanía ha logrado hacerse un hueco como sinónimo de cine de prestigio, combativo y que mira sin tapujos el fariseísmo y la desfachatez de ciertos estratos sociales.
Nota: 7
Lo mejor: Ciertas situaciones dignas de comedia del absurdo.
Lo peor: Se pierde en ciertas escenas.
