Centrado en su carrera actoral y en el teatro, Daniel Cohen regresa al cine ocho años después de 'El chef, la receta de la familia', adaptando, precisamente, una de sus propias piezas teatrales: 'Envidia sana'. Un título que, en castellano, muestra la contradicción de juntar ambas palabras y cuyo título original en francés ('Le bonheur des uns...') hacía referencia al famoso refrán 'La suerte de uno es la desgracia de otros'. Una descripción muy directa de esta apuesta cinematográfica que logra ser una mirada irónica y crítica hacia la vida burguesa a través de esos pequeños detalles que ahondan en lo que pocos quieren mirar: la propia mediocridad.
A pesar de ser de origen teatral, lo cierto es que Cohen, que adapta su propia obra en la realización y en el guion -en este apartado junto con Olivier Dazat-, sabe trasladar completamente a la gran pantalla su obra, llevando esas conversaciones, aparentemente superfluas, a distintos escenarios. Ya, desde el inicio de la cinta, se observa una formidable carta de presentación, en forma de una cena de cuatro amigos de toda la vida cuya indecisión a la hora de tomar el postre marca sutilmente el devenir de cada uno de los personajes.
Y es que los cuatro representan estupendamente el retrato actual de la clase media-alta parisina de mediana edad, en la que hay mucha apariencia, en la que las amistades se basan en soportar las miserias propias a costa de las ajenas y que, cuando alguien sobresale, es cuando comienzan a verse las costuras de las relaciones, tanto de las amistades como las conyugales. Es interesante cómo Cohen enfoca la trama en Léa, aparentemente el eslabón más débil del grupo, que pasa de ser una dependienta de una tienda de ropa a ser una escritora de best-sellers.
Irónica comedia intelectual con un sublime ejercicio interpretativo
Aunque la mujer asegura que siempre se sintió feliz tanto siendo dependienta como siendo escritora, es su éxito lo que provoca que salten no solo las envidias, sino los rencores guardados de amistades de años, de complejos de inferioridad de parejas que dejan en evidencia cómo el machismo continúa marcando las relaciones y, sobre todo, cómo la envidia es imposible que sea sana. Y el guion de Cohen y Dazat lo plasma muy bien en cada uno de los tres amigos restantes. Desde la aparente mejor amiga de toda la vida, Karine, que ve que su estela dominante acaba ensombrecida; pasando por el marido de la escritora, Marc, cuya mediocridad es puesta en evidencia de forma tremendamente ácida, sin olvidar al esposo de la mejor amiga, Francis, quizás el más honesto de toda la cinta.
Y ese duelo a cuatro, Cohen configura una sublime comedia burguesa, de esas que recuerda al Olivier Assayas más canalla, imposible no acordarse del mundo editorial de 'Dobles vidas', como también a esa mirada femenina distinta en lo referente a Léa, que evoca al cine de Justine Triet. No obstante, esto no hubiera llegado a buen puerto de no ser por su cuarteto actoral: Vincent Cassel, Bérénice Bejo, Florence Foresti y François Damiens. Cassel continúa alejándose de aquellos papeles por los que se hizo conocido, esta vez mostrando su faceta más exasperante; Bejo sigue sorprendiendo con su faceta cómica y el tándem no podía estar mejor acompañado que por dos grandes del humor en francés como Foresti y Damiens.
'Envidia sana' saca a la luz lo que hay detrás de esta contradictoria expresión, que deja en evidencia que los celos no tienen nada de saludables. Un delicioso ejercicio de ironía intelectual bajo el barniz de la ácida comedia de salón de la que el cine galo ha sabido erigirse como referente.
Nota: 8
Lo mejor: El momento de elegir el postre, define estupendamente la película.
Lo peor: Es de esas comedias que no gustará a quienes busquen algo fácil o una apuesta más autoral.