Convertida en una de las grandes sensaciones dentro del circuito de festivales y asociaciones de críticos, llega, por fin, a salas comerciales 'Eo', el regreso al cine del realizador, dramaturgo y pintor polaco Jerzy Skolimowski. Su desembarco para el deleite del público llega después de haberse alzado con el premio a la mejor dirección en la 67 Seminci de Valladolid, el Premio del Jurado en el 75 Festival de Cannes, el Premio European University Film y el galardón a la mejor música en los 35 Premios de Cine Europeo y de aspirar a ser una de las favoritas a los Oscar en la categoría de mejor film internacional, donde representa a Polonia.
Skolimowski, con esta propuesta, no solo muestra su afinidad por los animales y por la defensa de sus derechos, sino que aprovecha también para hacer un auténtico retrato de catálogos de las diferentes caras de la crueldad humana, todo a través de los ojos de un burro, protagonista de la cinta y el que da título al filme. Se trata de una reinterpretación moderna y contemporánea de 'Al azar, Baltasar', la joya realizada por Robert Bresson en 1966.
'Eo' es liberado del circo en el que estaba cautivo, pero eso provoca la separación del pollino de su adiestradora, lo que deriva que viva una auténtica odisea en la búsqueda de esa amistad perdida. Skolimowski, quien firma el guion junto con Eva Piaskowska, crea un auténtico viaje de penalidades que rueda desde la perspectiva del asno, lo que implica una serie de secuencias y planos que permiten convertir a 'Eo' en un ejercicio libérrimo, tanto en estructura como en forma, aunque su narrativa sea una tragedia con tintes operístico.
Una fábula animalista con un protagonista lleno de carisma
Es fascinante cómo esa huida hacia delante del asno, el cual es interpretado por seis burros diferentes, llamados Ettore, Hola, Marietta, Mela, Rocco y Tako, Skolimowski crea una fábula en la que el protagonista bien evoca a los cuentos infantiles más oscuros, como el 'Pinocho' de Collodi; especialmente en lo referente de un ser que representa la más pura inocencia y cómo esta es apaleada por la crueldad y el cinismo de la propia vida. El pollino se encuentra y reencuentra con un cúmulo de personajes que representa de forma ambivalente la relación del humano con el animal.
Es ahí donde Skolimowski pone el foco, con un relato que busca huir de la narración convencional, queriéndose emparentar con esas fábulas de finales inconclusos o desenlaces que no satisfacen los menesteres del público. El propio cineasta tomó como referencia 'Las Metamorfosis' de Ovidio o 'El asno de oro' de Apuleyo. Por otro lado, es muy simbólico la utilización de un burro como protagonista, animal en peligro de extinción por la modernización de la vida rural y cuya inteligencia es superior de lo que sociedad presupone, debido a los relatos populares sobre su comportamiento.
Con un cameo de Isabelle Huppert incluso, 'Eo' resalta la maestría de Skolimowski a la hora de dirigir y de atreverse con secuencias dignas del cine de arte y ensayo más abstracto. Después de que Andrea Arnold lograse traer el carisma de la res Luma en 'Vaca' y que Viktor Kossakovsky hiciese lo mismo con una puerca en 'Gunda', ahora es el turno del borrico Eo.
Nota: 7
Lo mejor: El carisma de Eo. El pollino tiene un encanto digno de una estrella de cine.
Lo peor: Skolimowski se pasa de frenada respecto al retrato de la crueldad humana. El borrico no logra conocer la bondad de ninguno de los humanos, lo que provoca que su desenlace sea demasiado sombrío para un relato que pedía algo más de luz.
