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CRÍTICA

'Es por tu bien': Hablando en serio de verdades incómodas

Javier Cámara, Roberto Álamo y José Coronado se ponen serios en esta comedia donde los Supercuñados consiguen complementarse muy bien y hacer reír.

Por Sandra Sánchez Guerra 24 de Febrero 2017 | 11:36

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Llegan como si de los últimos superhéroes de la gran pantalla se tratase, dispuestos a detener la mayor tragedia que les podría pasar a sus hijas: echarse novio y enamorarse sin tener en cuenta los patrones preestablecidos. Menos mal que ahí están los Supercuñados para impedirlo. Javier Cámara, Roberto Álamo y José Coronado, o lo que es lo mismo, un pardillo que lejos de ser el progenitor de su hija intenta ser su amigo, un obrero de la construcción con problemas para controlar su ira y un abogado de altas miras, monárquico y con mucho dinero en el bolsillo.

Ninguno de ellos se soporta, pero su afán por controlar lo que les pueda pasar a sus "pequeñas" y su grito de guerra paternofilial, "es por tu bien", harán de estos tres cuñados el batallón antinovios que idea sus estrategias de guerra en las barbacoas de los domingos.

'Es por tu bien'

Sería absurdo abordar la cinta dirigida por Carlos Therón y escrita por Manuel Burque y Josep Gattel con el cuchillo en la mano, dispuestos a destripar tópicos y a juzgar la poca profundidad de la trama. Ante todo estamos ante una comedia de situación que funciona, hace reír, gracias principalmente al trío de protagonistas que se complementan bastante bien y que se enfrentan a sus peores pesadillas moldeadas en forma de odiosos yernos, activando la imaginación de los Supercuñados para darnos pie a la escena cómica a través de soluciones absurdas.

Las personalidades irracionales y contrapuestas de los personajes de Cámara, Álamo y Coronado se funden en una constante hilaridad que se mantiene a lo largo del metraje. Sobre todo es el próximo actor de 'Narcos' quien consigue que haya "mucha realidad" en el trío protagonista. Por ello, 'Es por tu bien' cumple con su función de entretener y divertir a los espectadores, haciendo uso de un humor muy castizo que se sirve de los llamados tópicos para crear personajes fácilmente reconocibles a fin de conseguir conectar con la mayor parte del público.

El problema llega cuando toca resolver el conflicto y dar un giro en la historia para que los Supercuñados puedan redimirse de sus malvadas acciones y volver a ser dignos del amor de sus hijas. En este momento de la película aceleramos demasiado y el resultado son situaciones sin pulir, como en la que el intérprete de 'Que Dios nos perdone' aparece en el portal de su yerno Luis Mottola para evitar que una prostituta le seduzca. El guión aquí se queda a medias, incapaz de dar un desenlace redondo a la historia. No es que a lo largo de la película se hayan buscado grandes pretensiones, pero el buen ritmo que llevaba la acción aquí se quiebra y pierde la precisión en la broma que había practicado hasta ahora.

'Es por tu bien'

La escena final que comparten José Coronado y Miki Esparbé y en la que por fin Arturo saca la cara por el "perroflauta" de su yerno impacta demasiado para estar en el universo de una comedia. Regocijarse con un plano tan lento y escabroso en un clímax como el de 'Es por tu bien' no es un acierto, porque no favorece el buen tono de la narración y da lugar a una escena burda que incluso te deja con un poco de mal cuerpo por la frivolidad con la que está contada.

Además, la estructura familiar tan intrincada del filme dificulta, especialmente durante la presentación de los personajes al comienzo de la cinta, que podamos situarnos y saber quién es quién en esta dinámica que pone en relación a tres familias distintas. Aun así, el elenco de la producción pone su mejor cara a una comedia que aporta la perspectiva nacional de lo que ya vimos en 'Los padres de ella' (influencia principal de la película) y, más recientemente, en '¿Tenía que ser él?'. Y aunque la técnica suene muy de los 2000, los Supercuñados salen airosos.

Nota: 7

Lo mejor: El trío de protagonistas.

Lo peor: La forma de resolver el conflicto y la escena final entre José Coronado y Miki Esparbé.